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Arte en el Café de Fornos

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El sábado 21 de junio de 2014, después de una concienzuda investigación, publicábamos el artículo “Nueva biografía del Café de Fornos”, en el que salían a la luz nuevos datos sobre el mítico establecimiento y sus propietarios.

En aquel artículo comentábamos:
«La revista La Ilustración de Madrid, del 27 de junio de 1870, reproducirá la Alegoría del té, una de las maravillosas obras pintadas y ornamentadas por Salas, Vallejo, Ferry y Busato, que junto a otras como la del café, el chocolate, los licores y los helados, conformaban el maravilloso conjunto de decorados que dieron fama al Fornos.»
El texto va acompañado del grabado que muestra la citada alegoría del té y parte del artesonado del techo.

© 2015 Eduardo Valero García-HUM 014-003.a ESP CAFFORNOS
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Hoy volvemos a recordar al Fornos, pero esta vez rescatando parte del decorado que, desde 1870, embelleció techos y paredes. Magníficas obras de arte que supo retratar J. Laurent, y conservar Joaquín Ruiz Vernacci, para que el madrileño de hoy y mañana pueda redescubrirlas.

Pero para llegar a ellas antes debemos hacer un repaso a la historia .


"Madrid. Casa del café de Fornos y las Calatravas"
Fotografía de Cánovas del Castillo y Vallejo, Antonio
(1902)
© 2015 Archivo Regional CAM
Ref.: ES 28079 ARCM 0920R
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 014-003.a ESP CAFFORNOS
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Remembranzas
Aunque en la década de los 30 del siglo pasado el Café de Fornos ya no existía –en 1910 había dado paso al “Gran Café”-, quedaba el recuerdo en la memoria de quienes lo conocieron y en la imaginación de quienes escucharon sus historias.

Francisco Sancha Lengo “Sancha”, en su artículo “Un duelo en mil ochocientos noventa y tantos”, publicado en la revista “CIVDAD” de 1935 (Año II-Núm. 8), escribió sobre Valle Inclán, las tertulias de Fornos y el duelo que propició la pérdida de un brazo al literato. Dice Sancha que Valle Inclán se sentaba en los sillones de terciopelo rojo del Café de Fornos y se situaba de tal manera que podía observar el edificio de la Equitativa. Aquel era su rincón.

Afirmó Sancha:
La Equitativa, en la esquina de las calles de Alcalá y Sevilla, era la Telefónica de entonces. Fornos era el centro de todo.

Como además era eximio dibujante, Sancha tuvo a bien ilustrar su artículo con inspiradas escenas del interior del café.

Dibujo de Sancha
(Madrid, 1935)
Al pie de la imagen: “Periquito, gacetillero, arreglaba el mundo
escribiendo crónicas desde «Mi Rincón»”

Dibujo de Sancha
(Madrid, 1935)
"Una tertulia de la época en el café Fornos.
(Ruiz Contreras, Leal da Cámara, Benavente, López del Castillo...)

Por su parte, el escritor Miguel Santos enumeraba algunas de las historias del Fornos en la columna “aquel café de fornos”, de la revista Gutiérrez (Año VII – Núm. 318. Madrid, 1933).

Santos hacía la siguiente introducción:
LOS viejos señores de los pelos blancos están siempre muy contentos porque ellos estuvieron en el antiguo café de Fornos y nosotros no, y hay que acabar ya de una vez con esta única ventaja que nos llevan y decir muy alto que aquel café no era tan estupendo como ellos cuentan, aunque fuesen allí a cenar por las noches esas coristas de Apolo, y ese Espartero, y ese Castelar, y todos osos señores de antes, tan listos y tan guapos.
Los que no conocimos el café de Fornos somos los que debemos contar cómo era Fornos, y no importa que todo lo que contemos sea mentira, porque también es mentira lo que ellos nos cuentan para hacernos morir de envidia.

Pero nosotros contamos verdades, que la historia es para eso. Las mentiras y florituras inventadas que las cuenten otros.

Escribió el celebérrimo Antonio Velasco Zazo en un artículo de La Época en 1934:
Siempre que paso por la esquina de las calles de Alcalá y Peligros, vuelvo la cabeza para no ver el inmenso vacío que ha causado el derribo de la finca donde estuvo el café de Fornos.
Produce dolor este devastamiento de todo lo típico que constituía el sello personalísimo de la simpática calle de Alcalá, recogiendo ese esquinazo los postreros latidos de un Madrid que se perdió juntamente con el último tercio del siglo pasado.
Añoranzas del negocio ya desaparecido que incluso ahora llevaba otro nombre, el “Riesgo”. Aún así, el Fornos continuaba presente en la memoria del pueblo. Difícil debió ser encajar la noticia en la que un día de junio de 1931 el Heraldo de Madrid anunciaba:



En mayo de 1932 se presentaba en el Ayuntamiento el conde consorte de Vallellano en compañía de directivos del Banco Vitalicio. Ante el alcalde, Sr. Pedro Rico López, desplegaron los planos de un gran edificio que se construiría en el que había ocupado el de Fornos. La nueva construcción tendría 61,20 metros de altura, lo que suponía pedir autorización municipal por superar las cotas marcadas por las ordenanzas.

La Construcción Moderna, 1935

Hubo varios litigios entre los poderosos banqueros y el Ayuntamiento. Primero sobre la altura, luego sobre el ensanche de la calle y la valla del edificio, insistiéndose en que fuese en forma de soportales para no disminuir el ancho de la acera. Poco caso se hizo a urbanismo –quién sabe por qué motivo-, pero lo cierto es que la antigua construcción ya era un escaparate de andamios y carteles publicitarios.

En tiempos en que las ordenanzas municipales eran un tanto simplonas y las medidas de seguridad casi inexistentes, los problemas ocasionados por aquella amalgama de andamios, hierros y carteles, no se hicieron esperar:

La Voz, 1935

Como nuestro interés está puesto en las obras de arte que llenaron de glamur el europeo Café, dejamos de lado aspecto que hacen a la construcción del nuevo edificio del Banco Vitalicio.


Arte en Fornos

© 2015 Eduardo Valero García-HUM 014-003.a ESP CAFFORNOS
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Inaugurado en fiesta privada la noche del 20 de julio de 1870, y al público el día 21, el Café de Fornos se presentó como uno de los más elegantes de Madrid por su decoración.
El nuevo café de Fornos, en la calle de Alcalá, esquina á la de Peligros, no me gusta solo por su servicio, por su nueva y espléndida iluminación, por el confort de sus comedores...
Todo esto es muy bueno.
Pero hay en este café lo que no hay en otros; lo que solo en el café de Madrid empezó á llamar la atención del público.
Hay... ¡arte!
El café de Fornos es un templo donde se rinde tributo á ese espíritu divino que consuela y engrandece al hombre... al arte.
Cuatro techos de Vallejo hay en el salón principal, dibujos que hasta ahora solo poseían los palacios de los reyes ó los obispos.
Cuatro estaciones de Balaca que son preciosas, y una infinidad de paisajes, adornos y detalles de
Ferri que contribuyen poderosamente á completar la belleza del local.
En los muebles se nota el mismo buen gusto, y bien se deja ver la inteligente mano de Guerrero, que sabe casarla comodidad con el arte.
Damos la enhorabuena á los Sres. de Fornos por el acierto y esplendidez con que han sabido armonizar el buen servicio del público con las exigencias del arte.
Revista GIL BLAS. Madrid, julio de 1870

Desconocemos el nombre del autor de esta crónica, publicada en un número de la revista Gil Blas de julio de 1870, pero es evidente que acierta en cuanto dice. El Fornos fue sublime en todo.

Una curiosidad
Con el tiempo, además de las magníficas pinturas alegóricas, se instalarán en los techos unos enormes abanicos que refrescaban y aireaban el ambiente.
Por medio de una ingeniosa combinación de cuerdas instaló en el techo del café unas especies de bambalinas, que se movían en lento vaivén refrescador, merced a los esfuerzos desesperados de varios mocetones que, ocultos en las cocinas, sudaban por toda la clientela tirando de las gruesas maromas para que aquellos rudimentarios ventiladores surtiesen el efecto apetecido.
El espectáculo llamó por mucho tiempo la atención de este pueblo ingenuo, dado a detenerse contemplativamente ante cualquier cosa, y el cuadro que ofrecían a la vista del espectador aquellos «mozos de abanico», parodiando con su esfuerzo a los sirgadores del Volga o a los galeotes de los trirremes de Ben-Hur, fué celebradísimo.
Heraldo de Madrid, junio de 1929 (Año XXXIX - Núm. 13.545)

Y sin más preámbulos, ofrecemos a nuestros lectores el siguiente documento videográfico.




Esperamos haya sido de vuestro agrado.



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Arte en el Café de Fornos", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


© 2015 Eduardo Valero García-HUM 014-003.a ESP CAFFORNOS
ISSN 2444-1325

Madrid y Galdós. Discurso y la novela en el tranvía. Madrid, 1900

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Es el año de 1900. El pueblo madrileño vive a caballo entre el añejo Siglo XIX y el novísimo Siglo XX. El censo contabiliza catorce mil edificios construidos; Madrid se expandía.

“Madrid. Puerta del Sol”
Hauser y Menet (1900)
© ARCAM
ES 28079 ARCM 0027R
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 MADGALDOS
© historia urbana de madrid ISSN 2444-1325

Tres alcaldes gobernarán Madrid. Primero D. Ventura García Sancho, marqués de Aguilar de Campoo, quien había tomado posesión del cargo el 8 de marzo de 1899. Le sustituirá D. Manuel Allende Salazar el 16 de abril de 1900; su mandato será breve. El 10 de junio Allende Salazar es nombrado ministro de Hacienda; es sustituido en su cargo de alcalde por D. Mariano Fernández de Henestrosa y Mioño, duque de Santo Mauro.

La siguiente fotografía rememora los "flaneos" de un joven Benito Pérez Galdós por la calle de Toledo. En sus tardías memorias había escrito:
"Toda la calle es roja, no precisamente por el matadero ni por la sangre revolucionaria, sino por la pintura exterior de las ochenta y ocho tabernas (las he contado) que existen desde la plaza de la Cebada hasta la Puerta de Toledo."

“Madrid. Calle Toledo”
Trinks & Co. / Liesegang (hacia 1900)
© ARCAM
ES 28079 ARCM 0689R
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 MADGALDOS
© historia urbana de madrid ISSN 2444-1325

Para finalizar recordamos que, aquel año de 1900, por acuerdo municipal de 1 de junio, se daba a la tristemente recordada calle de Tudesco el nombre de Marqués de Cubas, y en Atocha se inauguraba la estatua de Claudio Moyano.

"Glorieta Emperador Carlos V"
Archivo Fuenterrebollo
No indica año ni autor.
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Galdós y las "Bodas Reales"
En noviembre, D.Benito Pérez Galdós ha terminado la tercera serie de los Episodios Nacionales con la publicación de “Bodas reales

LA ÉPOCA, jueves 8 de noviembre de 1900 (AÑO LII –Núm. 18.109)

La colonia canaria de Madrid quiere celebrar el acontecimiento ofreciéndole un banquete al que se adhieren el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la presidencia de la Diputación provincial. La corporación comisiona al marqués de Casa-Laiglesia para representar al pueblo canario y tributar honores al escritor.


Discurso
El banquete fue celebrado el domingo 9 de diciembre de 1900 en un lugar que no podemos precisar, pues las crónicas no lo indican.

Galdós, agradecido por el sincero homenaje, tuvo a bien leer unas palabras a mitad del ágape. Fue un discurso político -patriótico si cabe-, en el que don Benito, orador mientras se lo permitió la vista, y hombre elocuente que sabía conquistar, tanto en estas poco conocidas disertaciones como en su extensa obra y epístolas, se ganó el estruendoso aplauso de los allí presentes.

A continuación transcribimos un fragmento del discurso:
«Pues bien; aquí, en la intimidad del patriotismo regional, familiar, casi doméstico, me permito asegurar, en nombre de todos los que me escuchan, que en nosotros vive y vivirá siempre el alma española, y hoy más que nunca es necesario que así se diga, como remedio confortante del pesimismo y de las tristezas enfermizas de la España de hoy. Ensanchemos acá y allá nuestros corazones, tengamos fe en nuestros destinos, y digamos y declaremos que no se nos arrancará por la fuerza, como rama frágil y quebradiza, del tronco robusto a que pertenecemos. No creamos ni aun en la posibilidad de que pueda haber una mano extranjera con poder bastante para cortarnos o desgajarnos y hacer de nuestro Archipiélago una lanza que no sea española.

Imprudente y peligroso es hablar tanto de embestidas de extranjeros codiciosos. España sufre pesadillas, en las cuales sueña que la despojan, que la mutilan y amputan horrorosamente. Esto es absurdo, pueril, y revela un decaimiento del ánimo y una pobreza de vitalidad que, sin correctivo enérgico, nos llevarían a la muerte.

Contra este pesimismo, que viene a ser, si en ello nos fijamos, una forma de la pereza, debemos protestar confirmando nuestra fe en el derecho y en la justicia, negando que sea la violencia la única ley de los tiempos presentes y próximos, y declarando accidentales y pasajeros los ejemplos que el mundo nos ofrece del imperio de la fuerza bruta.

De este modo contribuiremos a formar lo que hace tanta falta, la fe nacional. Cada cual en su esfera, grande o chica, debe ayudar a formarla y robustecerla, pues sin esa gran virtud no hay salvación posible para las naciones. Seamos, pues, los primeros y más fervorosos creyentes, y declaremos que el Archipiélago canario, centinela avanzado en medio del Océano, conoce bien las responsabilidades de su puesto, y en él permanece y permanecerá siempre firme, vigilante, sin jactancia ni miedo, confiando en sí mismo y en su derecho, sintiendo en su alma todo el fuego del alma española, que siempre fue el alma de las grandes virtudes, de aquellas que superan al heroísmo, o son su forma más espiritual la paciencia y el cumplimiento estricto del deber.»

Sin duda un discurso que bien puede aplicarse a la sociedad actual y su problemática.


Producción literaria
Aquel primer año del Siglo XX el escritor había cumplido 57 años -el 10 de mayo-, y acumulaba una importantísima producción literaria. Entre marzo y abril había escrito “Montes de Oca”; “Los Ayacuchos” entre mayo y junio; “Bodas Reales” la había escrito entre septiembre y octubre… hace ya 115 años.
Además, de veraneo en su finca San Quintín (Santander) escribió el primer borrador de su drama “Electra”, que se estrenaría el 30 de enero de 1901 en el Teatro Español.

Sobre su producción literaria hacía un repaso el escritor y periodista cordobés Marcos Rafael Blanco Belmonte. Bajo el título “Al terminar el siglo – Trabajos de Maestros” [1], Blanco Belmonte comentaba:
Publicó cuarenta tomos de novela, y se agotaron y siguen agotándose las ediciones. Dio á la escena ocho obras, y al público y la crítica reconocieron las altas dotes del dramaturgo. Arrancó páginas de la Historia patria, y embelleciéndolas con los primores de su ingenio, asombró á todos con los treinta volúmenes de sus Episodios Nacionales. Hizo vivir á cientos de personajes, que vivirán siempre: Gabriel Araceli, Celipín, Nomdedeu, Caballuco, Pepet, la niña de Miau, Santiago Ibero y Fernando Calpena, y cien y cien más, son inmortales por virtud de la potencia creadora de D. Benito Pérez Galdós.
Después de la obra realizada por Galdós, insuperable é insuperada, cualquiera podrá creer que D. Benito descansa.

Decía Blanco Belmonte que había oído comentar a Galdós su plan de trabajo para el segundo año del siglo. Ilustra así aquel momento:
Mordía un tabaco habano y modestamente (con no afectada modestia) refería, entre chupada y chupada al cigarro, su plan de trabajo…”.

Y a continuación enumera el plan de trabajo:
Ha entregado á la empresa del Español una comedia titulada Electra; está terminando, en colaboración con Selles, el arreglo para la escena de El voluntario realista. Comienza un prólogo para la nueva edición de La Regenta, de Clarín. Proyecta escribir varias novelas regionales, empezando la serie por una de costumbres andaluzas, y madura el programa de la cuarta serie de Episodios, en la que resurgirán los caudillos, oradores y estadistas que han hecho la historia contemporánea.

Y si esto resultaba poco, la revista El Progreso Agrícola, que tenía Administración y Redacción en la calle Hileras, 8 – Principal, anunciaba el 31 de diciembre que cambiaba formato a partir del número siguiente. En su contenido figurarían artículos “firmados por el eminente literato D. Benito Pérez Galdós”.

"Don Benito Pérez Galdós"
Fotografía: autor desconocido
(Entre 1890 y 1900)
© FEDAC-Cabildo de Gran Canaria
Identificador: 12259
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 MADGALDOS
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Con esta imagen de un Galdós reposado y ausente, quizá con la mente puesta en sus próximos escritos, pasamos del discurso y su extensa obra literaria -producida tan solo en un año-, al arte lingüístico y la compleja narrativa virtual que apunta a varias realidades, sin dejar de ser una.


La novela en el tranvía
El día anterior al banquete, sábado 8 de diciembre, la revista Madrid Cómico publicaba una versión de esta fantástica novela. Se trata de un resumen, o quizá una transformación, que firmaba el propio Galdós.

"Lanovela en el tranvía” fue publicada por primera vez en dos entregas en la revista La Ilustración de Madrid, durante los meses de noviembre y diciembre de 1871. Galdós había escrito en octubre los siete capítulos que conforman la novela.

Estas son las portadas de los números 46 (30 de noviembre) y 47 (15 de diciembre) de la citada revista.





LA NOVELA EN EL TRANVÍA
Andando, andando seguía el coche y ya por causa del calor que allí dentro se sentía, ya porque el movimiento pausado y monótono del vehículo produce cierto mareo que degenera en sueño, lo cierto es que sentí pesados los párpados, me incliné del costado izquierdo, apoyando el codo en el paquete de libros, y cerré los ojos. En esta situación continué viendo la hilera de caras de ambos sexos que ante mi tenía, barbadas unas, limpias de pelo las otras, aquéllas riendo, éstas muy acartonadas y serias. Después me pareció que obedeciendo a la contracción de un músculo común, todas aquellas caras hacían muecas y guiños, abriendo y cerrando los ojos y las bocas, y mostrándome alternativamente una serie de dientes que variaban desde los más blancos hasta los más amarillos, afilados unos, romos y gastados los otros. Aquellas ocho narices erigidas bajo dieciséis ojos diversos en color y expresión, crecían ó menguaban, variando de forma; las bocas se abrían en línea horizontal, produciendo mudas carcajadas, o se estiraban hacia adelante formando hocicos puntiagudos, parecidos al interesante rostro de cierto benemérito animal que tiene sobre sí el anatema de no poder ser nombrado.

Por detrás de aquellas ocho caras, cuyos horrendos visajes he descrito, y al través de las ventanillas del coche, yo veía la calle, las casas y los transeúntes, todo en veloz carrera, como si el tranvía anduviera con rapidez vertiginosa. Yo por lo menos creía que marchaba más aprisa que nuestros ferrocarriles, más que los franceses, más que los ingleses, más que los norte americanos; corría con toda la velocidad que puede suponer la imaginación, tratándose de la traslación de lo sólido.
A medida que era más intenso aquel estado letargoso, se me figuraba que iban desapareciendo las casas, las calles, Madrid entero.

Por un instante creí que el tranvía corría por lo más profundo de los mares: al través de los vidrios se veían los cuerpos de cetáceos enormes, los miembros pegajosos de una multitud de pólipos de diversos tamaños. Los peces chicos sacudían sus colas resbaladizas contra los cristales, y algunos miraban á dentro con sus grandes y dorados ojos. Crustáceos de forma desconocida, grandes moluscos, madréporas, esponjas y una multitud de bivalbos grandes y deformes cual nunca yo los había visto, pasaban sin cesar. El coche iba tirado por no sé qué especie de nadantes monstruos, cuyos remos, luchando con el agua, sonaban como las paletadas de una hélice, tornillaban la masa líquida con su infinito voltear.

Esta visión se iba extinguiendo: después parecióme que el coche corría por los aires, volando en dirección fija y sin que lo agitaran los vientos. Al través de los cristales no se veía nada, más que espacio: las nubes nos envolvían á veces; una lluvia violenta y repentina tamborileaba en la imperial; de pronto salíamos al espacio puro, inundado de sol, para volver de nuevo a penetrar en el vaporoso seno de celajes inmensos, ya rojos, ya amarillos, tan pronto de ópalo como de amatista, que iban quedándose atrás en nuestra marcha. Pasábamos luego por un sitio del espacio en que flotaban masas resplandecientes de un finísimo polvo de oro: más adelante, aquella polvareda que a mí se me antojaba producida por el movimiento de las ruedas triturando la luz, era de plata, después verde como harina de esmeraldas, y por último, roja como harina de rubíes. El coche iba arrastrado por algún volátil apocalíptico, más fuerte que el hipógrifo y más atrevido que el dragón; y el rumor de las ruedas y de la fuerza motriz recordaba el zumbido de las grandes aspas de un molino de viento, o más bien el de un abejorro del tamaño de un elefante. Volábamos por el espacio sin fin, sin llegar nunca; entretanto la tierra quedábase abajo, a muchas leguas de nuestros pies; y en la tierra, España, Madrid, el barrio de Salamanca, Cascajares, la Condesa, el Conde, Mudarra, el incógnito galán, todos ellos.

Pero no tardé en dormirme profundamente; y entonces el coche cesó de andar, cesó de volar, y desapareció para mí la sensación de que iba en tal coche, no quedando más que el ruido monótono y profundo de las ruedas, que no nos abandona jamás en nuestras pesadillas dentro de un tren ó en el camarote de un vapor. Me dormí...

¡Oh infortunada Condesa! la vi tan clara como estoy viendo en este instante el papel en que escribo; la vi sentada junto á un velador, la mano en la mejilla, triste y meditabunda como una estatua de la melancolía. A sus pies estaba acurrucado un perrillo, que me pareció tan triste como su interesante ama.

Entonces pude examinar á mis anchas á la mujer que yo consideraba como la desventura en persona. Era de alta estatura, rubia, con grandes y expresivos ojos, nariz fina, y casi, casi grande, de forma muy correcta y perfectamente engendrada por las dos curvas de sus hermosas y arqueadas cejas. Estaba peinada sin afectación, y en esto, como en su traje, se comprendía que no pensaba salir aquella noche. ¡Tremenda, mil veces tremenda noche! Yo observaba con creciente ansiedad la hermosa figura que tanto deseaba conocer, y me pareció que podía leer sus ideas en aquella noble frente donde la costumbre de la reconcentración mental había trazado unas cuantas líneas imperceptibles, que el tiempo convertiría pronto en arrugas.

De repente se abre la puerta dando paso á un hombre. La condesa dio un grito de sorpresa y se levantó muy agitada.
—¿Qué es esto?—dijo—Rafael. Usted… ¿Qué atrevimiento? ¿Cómo ha entrado usted aquí?
— Señora, —contestó el que había entrado, joven de muy buen porte.—¿No me esperaba usted?—He recibido una carta suya...
— ¡Una carta mía!- exclamó más agitada la condesa. —Yo no he escrito carta ninguna. ¿Y para qué había de escribirla?
— Señora, vea usted,—repuso el joven sacando la carta y mostrándosela;— es su letra, su misma letra.
— ¡Dios mío! ¡Qué infernal maquinación!—dijo la dama con desesperación. —Yo no he escrito esa carta. Es un lazo que me tienden...
—Señora, cálmese usted... yo siento mucho...
—Sí; lo comprendo todo... Ese hombre infame... Ya sospecho cuál habrá sido su idea. Salga usted al instante... Pero ya es tarde; ya siento la voz de mi marido.
En efecto; una voz atronadora se sintió en la habitación inmediata, y al poco rato entró el conde, que fingió sorpresa de ver al galán, y después, riendo con cierta afectación, le dijo:
— ¡Oh! Rafael, usted por aquí... ¡Cuánto tiempo!,. Venia usted a acompañar a Antonia... Con eso nos acompañará a tomar el té.

La condesa y su esposo cambiaron una mirada siniestra. El joven, en su perplejidad, apenas acertó a devolver al conde su saludo. Vi que entraron y salieron criados; vi que trajeron un servicio de té y desaparecieron después, dejando solos a los tres personajes. Iba a pasar algo terrible.
Sentáronse: la condesa parecía difunta, el conde afectaba una hilaridad aturdida, semejante a la embriaguez, y el joven callaba, contestándole sólo con monosílabos. Sirvió el té, y el conde alargó a Rafael una de las tazas, no una cualquiera, sino una determinada.

La condesa miró aquella taza con tal expresión de espanto, que pareció echar en ella todo su espíritu. Bebieron en silencio, acompañando la poción con muchas variedades de las sabrosas pastas Huntley and Palmer, y otras menudencias propias de tal clase de cena. Después el conde volvió a reír con la desaforada y ruidosa expansión que le era peculiar aquella noche, y dijo:
— ¡Cómo nos aburrimos! Usted, Rafael, no dice una palabra.
Antonia, toca algo. Hace tanto tiempo que no te oímos. Mira... aquella pieza de Gorstchack que se titula Morte... La tocabas admirablemente. Vamos, ponte al piano.

La condesa quiso hablar; érala imposible articular palabra. El conde la miró de tal modo, que la infeliz cedió ante la terrible expresión de sus ojos, como la paloma fascinada por el boa constristor. Se levantó dirigiéndose al piano, y ya allí, el marido debió decirle algo que la aterró más, acabando de ponerla bajo su infernal dominio.

Sonó el piano, heridas a la vez multitud de cuerdas, y corriendo de las graves á las agudas, las manos de la dama despertaron en un segundo los centenares de sonidos que dormían mudos en el fondo de la caja. Al principio, era la música una confusa reunión de sones que aturdía en vez de agradar; pero luego serenóse aquella tempestad, y un canto fúnebre y temeroso como el Dies iræ: surgió de tal desorden.

Yo creía escuchar el son triste de un coro de cartujos, acompañado con el bronco mugido de los fagots. Sentíanse después ayes lastimeros, como nos figuramos han de ser los que exhalan las ánimas, condenadas en el Purgatorio á pedir incesantemente un perdón que ha de llegar muy tarde.
Yo continuaba extasiado oyendo la música imponente y majestuosa; no podía ver el semblante de la condesa, sentada de espaldas á mí; pero me la figuraba en tal estado de aturdimiento y pavor, que llegué á pensar que el piano se tocaba solo.

El joven estaba detrás de ella, el conde á su derecha, apoyado en el piano. De vez en cuando levantaba ella la vista para mirarle; pero debía encontrar expresión muy horrenda en los ojos de su consorte, porque tornaba a bajar los suyos y seguía tocando.
De repente el piano cesó de sonar y la condesa dio un grito. En aquel instante sentí un fortísimo golpe en un hombro, me sacudí violentamente y desperté."

BENITO PÉREZ GALDÓS



La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dispone de la transcripción realizada a partir de la novela publicada en La Ilustración de Madrid. Puedes acceder a su lectura desde este enlace: cervantesvisual.com


Finalizamos el artículo con la caricatura de Galdós que Santana Bonilla dibuja para la portada de Madrid Cómico del 17 de noviembre de 1900.

"No hay quien luche con Galdós.
En Europa, sólo hay dos
(Tolstoi y Zola) rivales
dignos del autor de Los
Episodios Nacionales."



Bibliografía
[1] LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA. AÑO XLIV – Núm. XLVIII. Pág. 383. 30 de diciembre de 1900.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Madrid y Galdós. Discurso y la novela en el tranvía", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 MADGALDOS
ISSN 2444-1325

Fototeca: Día de Difuntos en el Cementerio de La Almudena. Madrid, 1915

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En esta noche del 31 de octubre de 2015, víspera del Día de los Difuntos, queremos retroceder un siglo para recordar cómo se celebro ese día en el Cementerio de la Almudena.

Lo hacemos desde nuestra fototeca, publicando imágenes captadas el 1º de noviembre de 1915 por el fotógrafo Salazar para la revista Mundo Gráfico.
Son entrañables aquellas fotografías donde se retratan tumbas de niños visitadas por sus familiares.

Si bien la mortalidad infantil había descendido en el Madrid de la primera década del siglo XX, el mayor porcentaje de fallecimientos de niños se daba en los párvulos, es decir los comprendidos entre 1 y 4 años de edad.
En la España de 1915, y hasta 1935, la mortalidad infantil se había reducido a pasos agigantados, siendo apenas de 40 defunciones por cada 1000 nacimientos.

Estas son las fotografías de un cementerio que hoy puede resultarnos casi desconocido.


"Un aspecto general de la parte más antigua del Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena"
Revista Mundo Gráfico, 1915
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"Otro aspecto de la parte nueva del mismo Cementerio, durante la mañana del 1.° de Noviembre"
Revista Mundo Gráfico, 1915
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"Dos niños depositando flores en la tumba de un hermanito"
Revista Mundo Gráfico, 1915
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"La ofrenda de las flores en el Cementerio de la Almudena"
Revista Mundo Gráfico, 1915
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"Un matrimonio orando ante la sepultura de su hijo"
Revista Mundo Gráfico, 1915
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Día de Difuntos en el Cementerio de la Almudena. Madrid, 1915", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 FOTOTECA
ISSN 2444-1325

El frontón de la Biblioteca Nacional. Madrid, 1892-1903

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Durante el viaje en el tiempo al Madrid de 1892, cuando disfrutamos de un banquete en Lhardy y visitamos la Exposición Histórico Americana y Europea, hicimos referencia al Palacio de la Biblioteca y Museos (Biblioteca Nacional de España).
Decíamos que el 11 de noviembre quedaba inaugurada la planta baja del edificio y cuatro años más tarde, el 16 de marzo de 1896 abría sus puertas al público.

Hoy hablaremos del frontón o frontal que decora la excelsa institución.

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Concurso
Por Real decreto del 10 de julio de 1891 se convocaba un concurso para la decoración del frontón del edificio de la Biblioteca Nacional. El tema propuesto era: “Las Ciencias, las Artes y las Letras, floreciendo al amparo de la Paz.

Se presentan al concurso los escultores Agustín Querol, Miguel Ángel Trilles y Mariano Marín Magallón, quienes preparan preciosos bocetos que serán expuestos a finales de enero de 1892 en la Academia de San Fernando.

Hubo críticas, pues desde la Academia nada se informó a la prensa sobre la exposición de los proyectos. Así protestaba en El Liberal del domingo 31 de enero el pintor gallego Rafael Balsa de la Vega:



Suñol queda fuera
Otro escultor, el laureado Jerónimo Suñol, también había realizado el proyecto, más nunca llegó a presentarlo por falta de tiempo. Aun así, y teniéndolo casi acabado, recibió grandes elogios por parte de académicos de Bellas Artes. Solo le faltaba la estatua de España y las acroteras laterales, pero el maestro decidió no presentarlo al concurso.

De haberlo hecho, posiblemente hoy veríamos este frontal en la Biblioteca Nacional:

Grabado basado en fotografías de Caldevilla

Detalle del grupo escultórico basado en fotografías de Caldevilla


Los proyectos
Como hemos dicho, a excepción de Suñol, se presentaron al concurso los maestros Querol, Trilles y Marín Magallón. De este último solo podemos ofrecer la descripción que hace un crítico:
No está dispuesta la composición del proyecto del Sr. Magallón, pero revela gran inocencia y gran inexperiencia en toda la obra. No es un frontón cosa fácil para un artista de genio, y mucho menos para quien parece comenzar, aun cuando, como el señor Magallón, revele dotes de verdadero artista.

Proyecto de Trilles
Por su parte, el escultor Migue Ángel Trilles presentó un proyecto de extraordinaria fuerza. La Paz ocupaba el centro de la composición. Era ésta alada y llevaba un ramo de olivo en una mano y el cuerno de la abundancia en la otra. A su derecha se agrupaban las Ciencias, la Historia, la Filosofía, la Jurisprudencia, la Física y la Química; más allá la Medicina, las Matemáticas, la Geología y la Astronomía. A la izquierda quedaban representadas las Letras y las Artes, Arquitectura, Escultura, Pintura, Música, Poesía, el busto de Homero, la Tragedia y la Comedia, la Ornamentación y el Grabado.
En la línea superior figuraban la estatua de España, en el centro, y el Genio y el Estudio en los ángulos laterales.

El proyecto de Trilles contaba con un error garrafal, la Paz, figura que debía ser predominante, aparecía en bajo relieve.




Proyecto Querol
J. Laurent fotografía el boceto realizado por Agustín Querol. Pequeña obra de arte donde el escultor no escatima en detalles.

© mcu-FPH-Archivo R VERNACCI
Nº de inventario:VN-21008
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La primitiva composición se distribuía de la siguiente forma:
En el centro la estatua de la Paz, con un ramo de olivo en la mano derecha y una antorcha en la izquierda. A sus pies, al lado derecho, el genio de la Guerra en actitud de romper una espada. Le siguen las estatuas de la Elocuencia, la Poesía, Música, Arquitectura, Pintura, Escultura y Filología, con otras representaciones escultóricas de la Industria, el Comercio y la Agricultura.

A la izquierda de la Paz está la estatua de la Filosofía; aparece desnuda, sentada sobre una esfinge, y portando un pergamino en la mano derecha y un espejo en la izquierda. Le siguen las estatuas de la Jurisprudencia, la Teología, la Astronomía, Etnografía y Geografía.
Destacan en el ángulo agudo del tímpano las estatuas reclinadas de la Química, la Medicina y las Matemáticas.

En el vértice del frontón figura la estatua de España alzando con la mano derecha una corona de laurel; a su lado el león simbólico de Castilla. Sobre los ángulos se alzan las estatuas sedentes del Genio, a la derecha, y los Estudios, a la izquierda.

Grabado basado en la fotografía de J. Laurent


El o los ganadores
La comisión de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, designada para elegir el frontón que adornaría el tímpano del palacio de la Biblioteca, se reúne el 8 de febrero de 1892 para elegir al ganador del concurso. El escultor Marín y Magallón quedaba excluido por los motivos citados más arriba.
Unos jueces estaban a favor del proyecto de Trilles y otros apostaban por el de Querol; esto llevó a realizar votación, resultando ganador el Sr. Trilles, a condición de hacer algunas correcciones.

El frontal diseñado por Agustín Querol era rechazado por la Real Academia de San Fernando, propiciando así el comienzo de los duelos entre críticos y académicos; y estos contra algunos hombres de la política.

El escritor Bernardino Martin Minguez, en un artículo del Heraldo de Madrid, defendía la decisión de la Academia argumentando lo siguiente:


Martin Minguez llegaba más allá y arremetía contra los favoritismos del Congreso y el Ministerio de Fomento.

Cuentan las noticias que Agustín Querol remitió una solicitud en contra del acuerdo adoptado por la Real Academia de San Fernando. Entonces los académicos tuvieron que reunirse la noche del 21 de febrero para reconsiderar el resultado de la votación; no por cambiar de opinión, sino a petición de la Dirección de Instrucción Pública, y nada menos que a través de Real orden.

Conclusión, en Consejo de Ministros, celebrado el 22 de febrero, se decide adjudicar la realización del frontón al escultor Agustín Querol.

Al escritor D. Bernardino Martin Minguez podemos aplicarle el dicho: "Piensa mal y acertarás".

Pero esto no queda ahí. En marzo la Academia recurre ante el Consejo de Estado contra la Real orden del Ministerio de Fomento que adjudicaba a Querol la ejecución del frontón.

Más adelante en el tiempo, ya en el mes de octubre, el periódico El Día publica la siguiente nota:



¡Obstinados los doctos señores! Mientras continuaba el litigio, Querol instalaba el conjunto escultórico en yeso sobre el tímpano.



Por fin, el día 8 de octubre, La Época anunciaba que el Tribunal de lo Contencioso se declaraba incompetente para resolver el caso:


Independientemente de las tramoyas políticas y académicas, debemos reconocer que la obra ejecutada por Querol para el frontón del entonces Palacio de la Biblioteca y Museos es sublime.


Un desnudo cultural
D. Aurelio de Colmenares y Orgaz, conde de Polentinos, toma dos fotografías en el estudio de Agustín Querol en Madrid. El escultor trabaja sobre el proyecto a escala, centrado en ese momento en la figura que representa la alegoría de la Poesía.

© mcu-FPH-Archivo CONDE DE POLENTINOS
Nº de inventario: DCP-F-0026
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La señorita que sirve de modelo, joven y bella, queda inmortalizada en el vidrio a la gelatina del conde de Polentinos y más tarde en el frio mármol cincelado por Querol.
Desconocemos su filiación y cuánto tuvieron a bien pagar a la paciente muchacha. De lo que estamos seguros es que hoy forma parte de las historias urbanas de nuestra ciudad.


© mcu-FPH-Archivo CONDE DE POLENTINOS
Nº de inventario: DCP-D-0189
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NOTA:
Si observamos la fotografía tomada por J. Laurent y el grabado del proyecto presentado por Querol para el concurso, veremos que se compone de veintidós esculturas. Posteriormente, para dar más aire a la composición y hacer más visibles las perspectivas, reducirá el conjunto a trece esculturas.

1892. El frontón de yeso
Más arriba comentábamos que en octubre el escultor Agustín Querol "instalaba el conjunto escultórico en yeso sobre el tímpano". La premura por inaugurar la Exposición Histórico Americana y Europa -y por consiguiente la planta principal del palacio-, obligaron a tomar esta decisión.

La tarde del domingo 16 de octubre muchos madrileños que paseaban por Recoletos acudieron al Palacio de la Biblioteca para contemplar el imponente frontón... de yeso.

En la siguiente fotografía, del año 1892, podemos apreciar (con cierta dificultad) el frontón con las esculturas en yeso. 

Palacio de la Biblioteca y Museos
Año 1892
© Biblioteca Nacional de España-BDH
Signatura: 17/LF/143
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1903. El frontón de mármol
Un día de marzo de 1903 la fachada de la Biblioteca Nacional quedaba cubierta por un pesado andamio. Comenzaba así el izado de las estatuas esculpidas en mármol que, de forma definitiva, quedarían instaladas en el frontón.





Dos años le llevó a Querol desbastar y tallar el mármol de Carrara; y lo hizo allí, en aquella región de la Toscana. Las magníficas figuras correspondientes a la Biblioteca Nacional llegaron a Madrid completamente acabadas.

El 30 de abril, por la tarde, el escultor celebraba la finalización de las obras invitando a varios amigos y a un selecto grupo de periodistas para que pudiesen apreciar el frontón desde las alturas, sobre los andamios.

Las fotografías tomadas por Goñi en aquellos instantes memorables sirven para comparar el tamaño real de las figuras. En la primera, a los pies de la Paz, flanqueado por el genio de la Guerra y la estatua de la Filosofía, posa el maestro Querol.




El frontón hoy
Ofrecemos fotografías de nuestro archivo para ver en detalle la obra de Agustín Querol.







Y así llegamos al final de la historia del frontón de la Biblioteca Nacional de España.
Partiendo de dos fotografías del Archivo de Patrimonio Histórico y una cuidadosa investigación, recorrimos dos siglos y doce años; los que van desde 1891 y la concepción de una idea, hasta 1903 y el resultado de la misma.
Conocimos detalles sobre el concurso, la elección del ganador y posteriores litigios, más políticos que académicos; porque esta maravillosa obra que hoy contemplamos pasó por Ministerios, Tribunales y Consejos de ministros. Esto nos hace afirmar que cierto "tufillo" desluce el triunfo de Querol, mas, pasados 123 años, lo tomamos como anécdota y no como crítica.

Queda aquí el agradecimiento a la Biblioteca Nacional, fuente de consulta en todas nuestras investigaciones, y el homenaje a través del presente artículo.



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Maratoniana inauguración de estatuas. Madrid, 1902", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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ISSN 2444-1325




"Cienhigos", literato y limpiabotas.

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Desde el selecto mundo de la gallofería madrileña de principios del siglo XX, nos llega el retrato amable de D. Julián García y Sánchez, aliasCienhigos; actor, literato, comediógrafo y limpiabotas. Otro de esos golfos con historia que animaban las calles de Madrid, como lo hiciera -entre otros-, el recordado borracho Garibaldi con sus arengas.

De todo ese universo pintoresco que cabalgó entre el XIX y el XX, destacaba este personaje coronado por Thalía y Melpómene que había nacido en Madrid y - según nuestra investigación-, habitaba la calle Sombrerete. Vivió en la villa y corte siempre; al menos él y un conde.

En Madrid viven dos vivos
Que parten los corazones.
El limpiabotas Cienhigos
Y el cojo de Romanones.
J. García Sánchez “Cienhigos”, 1915

Retrato de "Cienhigos"
Fotografía de Cortés. Madrid, 1915
ARCHIVO HUM
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El fotógrafo Cortés lo retrataba hace cien años y la prensa lo citaba siempre; porque Cienhigos era el rey golfo de la tragicomedia, en sus obras literarias y en la vida misma. Muchas veces comparado con políticos, comediantes y escritores, se le otorgaba la virtud de ser superior a ellos por su insensatez, más sensata que la de los otros. Para algunos, Cienhigos era un filósofo.


EL DÍA, octubre de 1917 (en portada)
Diálogo:
CIENHIGOS. -Pues sí, D. Joaquín; en cuanto vi que le encargaban a usté de formar Gobierno,
me figuré que vendría usté a ofrecerme la cartera de Instrucción pública.


Así, cuando en 1920 sentenciaron a Miguel de Unamuno a dieciséis años de prisión por injurias al rey, un periodista chistoso comentó:
Lo que él escribe [Unamuno] lo puede escribir cualquiera: con un frasco de tinta, una pluma en buen uso y papel blanco delante, lo hace Cienhigos y queda como las propias rosas, ahora que Cienhigos tiene el suficiente talento para no escribir y no escribe esas cosas, porque dice que la vida de presidio no es para un turista como él.
[El Mentidero, 19 de septiembre de 1920]


Desafortunada criatura: actor en los escenarios del teatro y de la vida; poeta incomprendido; insigne hombre de las letras encerrado en la figura de un limpiabotas. Un portento del teatro madrileño ensombrecido por las envidias (según él) o los rigores del infortunio (según nuestra deducción).

Julián García Sánchez "Cienhigos"
Fotografía de Cortés. Madrid, 1915
ARCHIVO HUM
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Julián no era tonto sino crédulo; carecía de cualquier tipo de picardía y sus sentimientos eran nobles.
Como la mayoría de los golfos, ahogaba sus miserias en alcohol. Si bien el loco Garibaldi lo hacía con morapio, Cienhigos prefería libar aguardiente… y se notaba en su voz, y su perfume.

Siempre se lo veía por las calles del centro, paseando su caja de betunes y un manuscrito bajo el brazo. Figura casi grotesca, en fisonomía y andares, frecuentaba los Cafés donde se reunía la gente de teatro. Y a las puertas se ponía esperando algún “servicio” para limpiar botas o contar los altibajos de su última obra. Uno de estos templos era el Café Suizo, y su catedral el Café de Levante, donde la peña de Jacinto Benavente le ensalzaba.

Bohemios a la puerta del Café Suizo
Fotografía de Goñi
Nuevo Mundo, 1903.
ARCHIVO HUM
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Su fama callejera había comenzado en las verjas de la antigua Casa de la Moneda, cuando era un golfillo. Luchando contra las inclemencias del tiempo en el diciembre madrileño, y sufriendo el madrugón, un joven Cienhigos ocupaba los primeros puestos en la fila de los asistentes al sorteo del “Gordo”. Así se sacaba el aguinaldo, vendiendo su puesto por cuatro perras. Y también el alimento, acomodándose en la fila de los que recibían comida caliente donada por la entrañable marquesa de Squilache.


Con el tiempo, el artista del abrillantado trabajó de comediante en la Compañía de Chicote y Loreto, y allí se ganó la simpatía del público y las tiples. A la propia Loreto Prado le caía en gracia; algo que no gustaba a D. Enrique Chicote, quien lo puso de patitas en la calle.

Loreto Pardo y Enrique Chicote en 1907
ARCHIVO HUM
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Desde entonces Cienhigos dedicó su vida al arte de embetunar, limpiando, fijando y dando esplendor a cuantos zapatos paseaban la villa y corte. Y entre el frotar y dar al palique, el hombre de su Siglo del betún iba fraguando en la mente poesías, sainetes y obras de teatro.

A los “clientes” del mundo teatral los trataba de compañeros.


Cienhigos con el periodista Rogelio Pérez Olivares.
Fotografía de Cortés. Madrid, 1915
ARCHIVO HUM
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Poeta ortográficamente incorrecto
Cienhigos escribía a su manera, sin la menor consideración a las reglas ortográficas.
Censurar ese capricho del ilustrado personaje sería imperdonable. Nacido en un Madrid analfabeto, cómo no permitir esa licencia a un limpiabotas que sabía leer y escribir, y además creaba obras de teatro.

A este respecto, en la entrevista concedida al periodista Rogelio Pérez Olivares para Nuevo Mundo, Cienhigos decía:
El genio es libre. Tiene vuelos de águila caudal. Pretender sujetarlo a la estrechez de unas de unas reglas mezquinas, es lo mismo que intentar esconder la luz del sol en un sombrero.
Si yo escribo verbigracia: “¡Dios mío!”, lo mismo da que lo ponga con h que sin ella. Sobre que yo sé donde ponérsela, cosa que no sabrán muchos seguramente.

Sin tan filosófica era su visión de la escritura, más profunda era su poesía:

"Mañana no habrá repique,
que se ha muerto el sacristán
que se llamaba Felipe."


Estrenos de Cienhigos
Hemos indagado sobre las obras teatrales de Cienhigos, que fueron varias, destacando dos, las más exitosas.
Pero antes de estas, el limpiabotas tragicómico había probado suerte en el Teatro Zorrilla ¹ con el drama en cinco cuadros titulado “Los golfos desamparados”. Tres de los cuadros quedaron inéditos, porque en el segundo el público ya había tenido suficiente. La obra estuvo en cartel una noche.
¹ No queda claro si “Los golfos desamparados” fue representada en el Teatro Zorrilla de Valladolid, puesto que el intrépido limpiabotas intentó estrenar en otros lugares, como Tarancón y en Colmenar de Oreja.

Era habitual que con las obras de Cienhigos se desarrollasen grandes trifulcas en los coliseos, pero las arcas se llenaban y la gente seguía acudiendo a sus estrenos, aunque permaneciesen en cartel una o dos noches.

En 1913 se criticaba la intervención de personajes populares en la producción teatral. Esto había creado una crisis en el sector debido a los autores de renombre, quienes, ante tamaño despropósito, daban la espalda al escenario.

En un artículo de El Pueblo, diario republicano de Valencia, de agosto de 1913, se hablaba de esa crisis y se citaba a Cienhigos, quien ya era famoso:
Antes, en la república de las bellas artes, los escritores constituían una especie de aristocracia; ahora se ha socializado tanto esta profesión que no es extraño ver cómo la hacen compatible con la suya los mondongueros, los guardias municipales y hasta los respetables limpiabotas ¿Quién no conoce en Madrid al eximio Cienhigos? En el cajón, entre los betunes, lleva unas comedias magníficas que suele leer a sus clientes… A Jacinto Benavente le ha colocado todo el repertorio… Benavente le protege.

En el Circo Price
El día de los Inocentes de 1915 se estrena en el Circo Price la obra de Cienhigos titulada “El limpiabotas ambulante”. El autor hizo de actor principal, acompañado por Rebull y las señoritas Domingo y Girón.

El mismísimo Jacinto Benavente escribió unas cuartillas a modo de prólogo, leídas el día del estreno por Sofía Romero. Benavente presentaba al autor de la obra como un comediógrafo de tantos, con la diferencia –decía- “de que Cienhigos divierte y además sabe lustrar botas”.

Dicen que “El limpiabotas ambulante” hizo reír a la concurrencia, flor y nata del pueblo matritense que se acercó al coliseo de la Plaza del Rey para recibir la inocentada.
Aquella noche, entre vítores y aplausos, Cienhigos alcanzó la gloria y su testa se cubrió con una corona de laurel y ajos.

Entre los regalos recibidos se contaron varias cajas de betún, cestas de flores, y el tradicional bastón con puño de hueso del cocido, obsequiado por el famoso D. Pascurcio (personaje del que hablaremos en otro momento).


"MADRID- Estatua del Teniente Ruiz y fachada del circo de Price. Plaza del Rey"
[No indica autor ni año de toma]
© mcu-FPH-Archivo RUIZ VERNACCI
Nº de inventario: VN-14666
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En el Coliseo de Lavapiés
El 16 de enero de 1920, a las ocho y media de la noche, el Coliseo de Lavapiés estrenaba la obra largamente titulada “Los amores de Paco me tienen extraviada o al fin triunfamos los tres o a los pies de usted”.
No era la primera vez que estrenaba en aquel teatro; ya lo había hecho con la tragicomedia "Hombre libre", que se representó una noche.

Pero en este nuevo estreno el teatro se quedó sin localidades en cuanto fue anunciado el cartel, que decía:
"Gran velada, homenaje al notable dramaturgo y brillante limpiabotas Julián García (Cienhigos), en la noche del 16 de enero de 1920."

El limpiabotas estrenaba obra y además interpretaba un monólogo de su cosecha para regocijo del público. 
Orden de la velada.
1º Sinfonía.
2º El entremés de Julián García (Cienhigos) denominado Hombre libre (reestreno), representado por la Srta. Liz, Sra. Armendáriz y el Sr. D. Francisco Rodríguez.
3º El monólogo del popular Cienhigos, “La suerte del dominó”, interpretado por su autor.
4º Estreno del emocionante drama, de palpitante actualidad, en un acto y varios cuadros, original del eximio e ilustrado Julián (Cienhigos), obra postuma, pues rompe las plumas para coger el cajón de la crema, titulado “Al fin triunfamos los tres”. ¡Gran suceso! ¡El suceso del mes!

Difícil es encontrar alguno de sus libretos. La obra de Julián García Sánchez quedó perdida en los confines del tiempo  y hay pocas referencias sobre ella.


"El cocido en el alero"
Nunca llegó a estrenarse esta obra que, según comentaban algunos "compañeros", era magistral.
En la sección de teatro de El Mentidero de 1 de abril de 1922, se cita esta obra de Cienhigos en una crítica a la obra "La rubia del Far-West", de los señores Romero y Germán, estrenada en el Apolo.
Decía el periodista teatral:
"Pero sí hemos de dar a la publicidad unos cantables que demostrarán a todos la inmensa injusticia que se cometió con Cienhigos cuando no se quiso estrenar su magnífica obra titulada El cocido en el alero."

Al menos, gracias a los periodistas de otros tiempos que integran el brillante equipo de Historia Urbana de Madrid, pudimos recuperar los refranes de Cienhigos.


Refranero
La iluminada mente del ínclito limpiabotas enriquecía -si cabe, aún más- el vasto refranero español con metamorfosis como estas:

Más vale maña… que un té del conde
No por mucho madrugar… no verás pobres en las calles
A palabras tontas…, aplausos en la mayoría
Dime como «andas» y te diré quién eres” (éste lo dedicaba al conde de Romanones).
A mal tiempo…, turrón, peladillas y algún que otro panecillo



Muerte de un ilustre limpiabotas
El pueblo madrileño, y el mundo del teatro y las letras, entristecieron cuando todos los periódicos de la época publicaron la triste noticia del fallecimiento de Cienhigos.

Orgulloso subió al parnaso de la mano de Anatole France; porque el domingo 12 de octubre de 1924 los dos decidieron dejar de pensar. Anatole por el desgaste de la edad, Cienhigos por la tuberculosis que padecía desde hacía tiempo.

El Heraldo de Madrid publicó en portada una elegía al ilustre limpiabotas. La firmaba E. Ruiz de la Serna, quien decía en uno de sus párrafos:
¡Pobre «Cienhigos»! Muchos grafómanos te deben—además de algunos «servicios»—una alta lección: la de que aunque se haya estrenado un drama conviene aprender a limpiar botas..., por si acaso.
¡Adiós, «Cienhigos»! Al saber que te has ido al tiempo mismo que Anatole France, no puedo menos de imaginarte, con tu traza deforme, tu caja de betunes y tu manuscrito de siempre corriendo tras la sombra gloriosa para alcanzar al maestro y, dándole una palmadita en el hombro, decirle con tu voz aguardentosa y carraspeante:
-¡Hola, compañero!


Años antes, en 1915, con motivo del sonado estreno de “El betunero ambulante”, el periodista y escritor sevillano Rogelio Pérez Olivares había pensado en un epitafio para la tumba del glorioso limpiabotas:
En los cuarteles de tu escudo pondremos los símbolos de tu nobleza, que serán: una pluma rampante en campo de oro y una caja de «Eureka» lisada, con el lema siguiente: «Artes, ciencias, literatura: este Julián García Sánchez, vuestro preclaro cultivador, fué más que ninguno esplendor y lustre del atormentado oficio. Fué la crema brillante.»


Cienhigos escribiendo "El cocido en el alero"
Fotografía de Cortés. Madrid, 1915
ARCHIVO HUM
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Desde el cielo del poeta brillante que daba brillo, fauna pintoresca de otro Madrid igual de imperfecto, Cienhigos escribe cuartillas. Estrena cada noche, frente a un infinito público de estrellas, una obra bufa que bien puede llevar por título: El teatro de la vida..., o La vida es puro teatro.



Bibliografía

En la investigación sobre la vida y obra de Julián García Sánchez "Cienhigos" hemos contado con la narración de quienes lo conocieron y de quienes lo recordaron después de su fallecimiento. Entre unos y otros no varían en absoluto los detalles de su historia, por lo que podemos asegurar que no hemos contado una leyenda sino la biografía incompleta de uno de los pintorescos golfos que vivió en Madrid.

En 1910 comienza a aparecer "Cienhigos" en los periódicos, sea como noticia o simple referencia. Periodistas como Ruiz de la Serna y Pérez Olivares, ya citados, y otros anónimos, escribían sobre el limpiabotas en La Correspondencia de España, Nuevo Mundo, Heraldo de Madrid, La Época, El Imparcial, The kon leche, La Acción, El Mentidero, El Día, La Nación, entre otros periódicos de la época; fuente de consulta todos ellos.

García Parra, Julián. (1916) El Betunero ambulante: sainete cómico-dramático en un acto y en prosa de Julián García "Cien Higos". Editor: R. Velasco.

Existe ejemplar impreso en la Biblioteca Nacional de España
Registro del catálogo:
El Betunero ambulante [Texto impreso] : sainete cómico-dramático en un acto y en prosa
García Parra, Julián
Editor: R. Velasco
Fecha de pub: 1916
Páginas: 16 p.; 8º mlla. (21 cm)
Info de item: 1 ejemplar disponible en Sede de Recoletos.
Fondos:
Sede de Recoletos: T/22681
Código de barras: 1459182-1001
Tipo de préstamo: Fondo antiguo (anterior a 1958)
Localización: Sala Cervantes

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: "Cienhigos", literato y limpiabotas", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

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Celebramos el cumpleaños de Lope con Carpetania Madrid

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Con motivo del aniversario del nacimiento de Lope de Vega (Madrid, 25 de noviembre de 1562) Carpetania Madrid organiza la segunda edición de «'En nombre de Lope' Día de homenaje cultural al "Fénix de los Ingenios"», un recorrido histórico literario, poético y teatral por los espacios, rincones y ambientes que habitó y/o frecuentó Lope de Vega.


La nota de prensa remitida por Carpetania Madrid nos anuncia: "Lope de Vega cumple años y estáis todos invitados".

¡¡Cómo resistirnos a la celebración y esta invitación!!

Por eso nos hacemos eco de la nueva iniciativa de Carpetania Madrid e invitamos a los lectores de Historia Urbana de Madrid a participar en este paseo por el Madrid de Lope.




Dice la nota de prensa:
"Este año 2015 se celebra la segunda edición de 'En nombre de Lope' Día de homenaje cultural al "Fénix de los Ingenios" Un recorrido histórico literario, poético y teatral por los espacios, rincones y ambientes que habitó y/o frecuentó Lope de Vega.
Actividad GRATUITA que tendrá lugar el miércoles 25 noviembre a las 19 h.

Un paseo con referencias a episodios de su vida, a sus obras, a los corrales de comedias y al entorno literario del Barrio de las Letras. Un itinerario que incluye: Plaza de las Cortes, calle Cervantes, casa de Lope de Vega, calle del León, Iglesia-convento de las Trinitarias, calle Huertas, Iglesia de San Sebastián y Plaza de Santa Ana.

Esta propuesta en torno al Fénix de los Ingenios lleva al público asistente a conocer mejor tanto el lugar donde vivió Lope de Vega como las diferentes creaciones que le dieron la dimensión de gran autor del Siglo de Oro.

Un paseo por el Barrio de las Letras en el que descubriremos su vida, sus andanzas, sus inquietudes y a sus mujeres en localizaciones representativas tanto de la vida como de la obra del "Monstruo de Naturaleza" y que constituye todo un homenaje a uno de los autores más prolíficos de nuestra literatura."

Organiza:
Carpetania Madrid

Colaboran:
A Golpe de Efecto, Alma Viva Teatro, Asociación Comerciantes del Barrio de las Letras-BDLL, El Marcapáginas (Gestiona Radio), Historia Urbana de Madrid, María Díaz Comunicación, Secretos de Madrid ...y abierta a todas aquellas entidades y personas que quieran involucrarse y hacer del día de Lope una fecha especial.

Información y reservas:
www.carpetaniamadrid.com
correo@carpetaniamadrid.com
Tel: 915314018-657847685


© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-009 LOPE
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Historia Urbana de Madrid en "Madrid Edita"

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La Biblioteca Regional Joaquín Leguina acogerá la segunda edición de "Madrid Edita", evento promovido por la Asociación de Editores de Madrid que se celebrará del 23 al 27 de noviembre de 2015, y en la que participamos conjuntamente con Ediciones La Librería y un selecto grupo de autores que hablan de Madrid y su historia.


El lunes 23 de noviembre a las 18:30 horas, Eduardo Valero García, autor y editor de Historia Urbana de Madrid, junto a Ricardo Márquez (Historias matritenses), Carlos Osorio (Caminando por Madrid) y Ramón Rivas (Es Madrid no Madriz) participará en una Mesa Redonda para hablar sobre páginas web cuya temática es Madrid.




Por cortesía de Ediciones La Librería, transcribimos el programa completo de "Madrid Edita":
"Durante la próxima semana, desde el lunes 23 hasta el viernes 27 de noviembre, se va a celebrar la segunda edición de ‘Madrid Edita’, acto promovido e impulsado por la Asociación de Editores de Madrid. Unas jornadas que se van a celebrar en la Biblioteca Regional Joaquín Leguina (Calle Ramírez del Prado 3 – Metro Delicias) y cuya temática en esta ocasión van a ser los libros que traten sobre Madrid ¡Así que allí estaremos!

Durante los cuatro días habrá mesas redondas, presentaciones de libros, charlas y también zona de venta de libros, en donde encontraréis nuestras últimas novedades y muchos otros títulos. Estas jornadas se realizan con el propósito de dar a conocer la enorme labor que llevan a cabo las editoriales madrileñas en su objetivo de divulgar la cultura así como de promover la lectura.

Aquí os dejamos el programa completo de esta edición de Madrid Edita:

Lunes 23
18:30 Mesa Redonda sobre páginas webs de Madrid: Eduardo Valero (Historia Urbana de Madrid), Ricardo Márquez (Historias Matritenses), Carlos Osorio (Caminando por Madrid), Ramón Rivas (Es Madrid no Madriz)
19:30 Novela negra. Los hombres mojados no temen la lluvia. Juan Madrid

Martes 24
18:30 Ensayo Histórico. Los procesos célebres seguidos ante el Tribunal Supremo en sus doscientos años de historia. Miguel Ángel Encinar del Pozo.
19:30 Novela Histórica: El Madrid de la Reina de los Sables. Luis Martínez de Mingo, autor de “La reina de los sables” y José Antonio Nieto Solís, autor de “El agua de la muerte”.

Miércoles 25
18:30 500 Ideas para descubrir Madrid. Sara Medialdea.
19:30 Los Ensaches de Madrid. Rubén Pallol Trigueros, Borja Carballo Barral y Luis Enrique Otero Carvajal.

Viernes 27
18:30 Aventuras en el Madrid Literario. Begoña Flores
19:30 Atrapados en las leyendas de Madrid"

Una interesante oportunidad para compartir un momento con los lectores y seguidores de Historia Urbana de Madrid que quieran asistir al evento. ¡Estáis todos invitados!


Enlaces de interés:


© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-010 MAD EDITA
ISSN 2444-1325

Homenaje a Lope de Vega al cumplirse 453 años de su nacimiento

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Hoy, 25 de noviembre de 1562, llegaba a este mundo madrileño D. Félix Lope de Vega y Carpio, el Fénix de los ingenios. Este día se le recuerda y Madrid le dedica un excelente homenaje con un recorrido histórico.


Historia Urbana de Madrid recupera de entre papeles viejos una estampa del siglo XX (entre 1930 y 1940), y con ella también rinde homenaje y recuerda al gran poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español.
Se trata de la cartulina número 3 de una colección de veinticuatro cromos para la Fábrica de chocolates de Evaristo Juncosa ("Chocolate Juncosa") de Barcelona. Dicha colección es un tesoro más de los tantos que conserva nuestra Biblioteca Nacional de España (Biblioteca Digital Hispánica).


©BNE-BDH
Signatura: Eph/215(1)-Eph/215(48)
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009a LOPE
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

©BNE-BDH
Signatura: Eph/215(1)-Eph/215(48)
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009a LOPE
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Lo curioso de esta breve biografía es que prolongaron un año la vida de Lope, quien falleció el 27 de agosto, sí... pero de 1635.


¡Feliz cumpleaños Lope!




© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-009a LOPE
ISSN 2444-1325

La lápida de Arniches y un Photoshop de Santos Yubero

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Esta que vamos a contar es una de las tantas historias que se esconden en los rancios y pintorescos rincones del Rastro. Habla de dos grandes figuras que aportaron mucho a Madrid, el comediógrafo y sainetero D. Carlos Arniches Barreda y el periodista y fotógrafo D. Martín Santos Yubero.

No es un artículo biográfico ni tampoco una crónica detallada de acontecimientos. Es la breve historia del homenaje a Carlos Arniches, con inauguración de lápida, y la posterior anécdota que pocos conocerán o recordarán vagamente.
"Mi mayor alegría en el año 1930 me la produjo el acuerdo del Ayuntamiento de Madrid al disponer que, en lo sucesivo, la calle del Peñón se denomine de Carlos Arniches." [1]

Fotografía de Luque
Nuevo Mundo, 26 de diciembre de 1930
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-017 FOTOTECA
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Todo se desarrolla en El Rastro, allí donde una vez estuvo el primitivo matadero y carnicería mayor del cerrillo que dio nombre al castizo barrio.



Introducción
Geografía urbana
Unos pocos fragmentos de planos nos ilustran sobre las variaciones de la zona que va del Cerrillo del Rastro hasta el Campillo del Mundo Nuevo y la calle que las une, llamada antes del Peñón. En el plano de Texeira aparece con el nombre de “Piñón”, y en otros posteriores, como el de Nicolás de Fer (1706).

Fragmento del plano de Texeira (1656)
© BNE-BDH Signatura: INVENT/23233
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-017 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Peñasco y Cambronero nos cuentan en “Las calles de Madrid” (1889), que la calle recibía ese nombre por haber existido un enorme peñón (visible en los planos antiguos) que con el tiempo fue rebajado para ensanchar la zona.
Así, en el plano dirigido por Juan Noguera en 1848 (reducción del de C. Coello), la fisonomía del entorno ha cambiado bastante.

Fragmento del plano de Noguera, 1848
©Bibliothèque nationale de France, département Cartes et plans, GE D-14348
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-017 FOTOTECA
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En la siguiente comparativa del geoportal de cartografía y demografía histórica HISDI-MAD, podemos ver la transformación de la zona tomando como referencia el plano de Pedro Núñez Granés (1910) y la Cartografía Catastral de Madrid (2012).




Historia
La idea de una lápida a Arniches
La idea de rendir homenaje en vida al ilustre Carlos Arniches nace en los despachos del Centro de Hijos de Madrid en 1930, cuando era presidente de la institución el arquitecto D. Críspulo Moro Cabeza. Dar el nombre de Arniches a una calle de los barrios bajos madrileños era el mayor reconocimiento al sainetero que tantas veces los había recreado en sus obras.

Enseguida se puso en marcha el Heraldo de Madrid abriendo una suscripción pública para costear la lápida que se colocaría en la rebautizada calle. Todas las compañías de teatro de España, entidades, comercios, personalidades, y el pueblo de Madrid y Alicante colaboraron en la noble causa.


El escultor
En 1930 se encarga al escultor valenciano D. Gabriel Borrás Abellá la realización de una lápida, costeada por suscripción pública, que daría rótulo a la nueva calle de Carlos Arniches.
Borrás, entre otras obras conmemorativas, había realizado la lápida de María Guerrero que fue instalada en el vestíbulo del Teatro Español el 30 de abril de 1929.
Con verdadera solemnidad se celebró en el Teatro Español el homenaje rendido por el Centro de Hijos de Madrid a la memoria de María Guerrero, descubriendo una lápida conmemorativa de la gloriosa artista. El acto, por su significado y las personalidades que asistieron, resultó digno de la casa donde se celebró y de la gran figura que se enaltecía.” [2]

Para Arniches hizo Gabriel Borrás un precioso bajorrelieve en bronce. En la parte superior esculpió el busto del sainetero, de perfil, envuelto en una capa o “pañosa”; en la parte inferior un relieve que representa una escena verbenera, y debajo una pluma laureada.
Lleva inscripto: “CALLE DE CARLOS ARNICHES” "Por iniciativa del Centro de Hijos de Madrid y costeada por subscripción pública en Madrid y Alicante."
El escultor asistió a la inauguración, recibiendo palabras de agradecimiento del propio sainetero y el aplauso del público presente.


La lápida de la calle Carlos Arniches en la actualidad.
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-017 FOTOTECA
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Como veremos más abajo, en una fotografía tomada por Cortés, el texto "Calle de Carlos Arniches" y la pluma laureada eran de color dorado. Desconocemos si el paso del tiempo deslució la placa o si tiene que ver con lo acontecido en 1969, suceso que explicamos en el capítulo "El Photoshop de Santos Yubero".


Inauguración de la lápida
El jueves 26 de marzo de 1931 el Rastro se vestía de fiesta para una celebración municipal; la calle del Peñón iba a ser rebautizada con el nombre de Carlos Arniches y el ilustre sainetero asistía al evento.

En ese acto se inauguraba la lápida que había sido colocada sobre la fachada del nº 12 (antes calle de las Velas, 16), de la casa ubicada frente al antiguo Matadero de cerdos del Cerrillo del Rastro, hoy Plaza del general Vara del Rey (de Antonio Zozaya en esos tiempos).

Fachada de la casa donde se colocó la lápida en 1931.
Fotografía de Luque
Nuevo Mundo, 26 de diciembre de 1930
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El edificio continúa en pie y en la actualidad corresponde al nº 6 de la plaza (esquina con la calle Mira al Río Alta).

La casa en la actualidad
© Google Maps
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En la plaza de Antonio Zozaya se había colocado la Banda Municipal, dirigida por el famosísimo maestro Ricardo Villa. A las doce y media, a modo de preámbulo, comenzó un concierto que incluía fragmentos de sainetes escritos por Arniches.

Desde el balcón anejo a la lápida, que permanecía cubierta con una bandera española, a la una de la tarde asomó Carlos Arniches y fue recibido con una gran ovación. Le acompañaban los señores que glorificaron con sus palabras al sainetero.

Se descubrió la lápida y entonces Arniches dedicó unas palabras a la concurrencia:
Pocas y sencillas palabras de gratitud voy a leer, porque ante el temor de que la emoción que en estos momentos me embarga no me dejara improvisar, las recogí en un papel. Así, la flor de mi gratitud no pierde su aroma.
Jamás he pedido ni obtenido en el ya largo ejercicio de mi profesión el menor homenaje hasta hoy. Pero este de ahora me compensa de todos los que no recibí y me excusa de los venideros. Es para mí el mayor de todos los imaginables este de que en una calle del corazón de Madrid quede mí nombre, para que lo recuerden siempre esas gentes a quienes tanto quiero.
Este Madrid, muchas veces heroico y siempre honrado, que antes que yo cantaron D. Ramón de la Cruz y D. Ricardo de la Vega y otros ingenios.
Gracias al Centro de Hijos de Madrid, iniciador de esta idea; al alcalde anterior, que la acogió con cariño, y al actual, que la llevó a cabo; a la Prensa, que ha cooperado; al artista que ha esculpido la lápida, y a mi tierra nativa, que ha contribuido con todo cariño a está alegría de mi vida, y sobre todo, gracias a Madrid, que es mi pueblo de adopción, al que quiero con toda mi alma, con toda mi madrileñería, aunque ahora, con tanto rascacielos, parezca casi delictivo hablar de madrileñerías, y al que yo rindo el tributo de mi gratitud.
No sé si tienen razón los castizos o los anticastizos; pero no es cosa de ponerse tontos porque haya unos rascacielos en la Gran Vía. En estos barrios hay cinco mil casas, de donde todos los días salen miles de madrileños que visten chupa, pantalón abotinado o gabardina. Vayan como vayan llevan dentro el corazón madrileño, que no cambia ni cambiará por mucho que Madrid se engrandezca." [3]

Omitimos más detalles de la celebración, puesto que las fotografías de Alfonso y Cortés ilustran perfectamente aquel momento.

Fotografía de Alfonso
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Fotografía de Cortés
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Desde aquel Madrid de 1931, muy próximo al comienzo de la guerra, avanzamos 38 años y nos situamos en el verano de 1969. La lápida de Arniches y su calle vuelven a ser protagonista de una historia.


El Photoshop de Santos Yubero
A mediados de agosto de 1969 el fotógrafo y periodista Santos Yubero publica un artículo en el diario “Ya” donde manifiesta su preocupación por la desaparición de la placa que rotulaba la calle de Carlos Arniches. Según sus pesquisas –porque Santos Yubero habló con medio barrio en busca de una explicación-, lo más probable era que la lápida de Arniches hubiese acabado en los temidos Almacenes de la Villa.

Los periodistas Juan Antonio Cabezas, Casares y José Montero Alonso, se hicieron eco del lamentable descubrimiento de Yubero. La polémica ya estaba servida y el Ayuntamiento entre la espada y la pared.

El martes 2 de septiembre de 1969, en la edición matutina de ABC, Juan Antonio Cabezas escribía para la columna “Mentidero de la Villa” un escueto artículo que decía:

Hemeroteca diario ABC
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La fama del Almacén de la Villa venía de antiguo y como bien decía Cabezas “uno se echa a temblar”, porque muchos eran -y son-, los monumentos y ornatos de esta Villa y Corte que han ingresado en el almacén y nunca más se supo de ellos. No todos, claro; algunos salieron restaurados pero jamás fueron ubicados en su emplazamiento original.

Surgieron entonces las preguntas: ¿Dónde está la lápida? ¿Por qué fue quitada de su emplazamiento original?

El 7 de septiembre, otra vez en "Mentidero de la Villa" del diario ABC, Juan Antonio Cabezas cambia su postura y ya no da la razón a Santos Yubero:
"Por qué poco (unos metros de mampostería) nos columpiamos, amigo Yubero. Claro, que esos son corrientes gajes del oficio. Y, con equivocación y todo, se demuestra que no nos olvidamos de las cosas que pasan o pueden pasar en este Madrid."
Cabezas escribe esto quizá sintiendose respaldado por el delegado de Educación y Cultura del Ayuntamiento, Sr. Antonio Aparisi, quien el 2 de septiembre, con la intención de zanjar la polémica suscitada, había enviado una carta al ABC rogando la publicación de una nota aclaratoria.

El periódico la inserta en su número del día 12 con el título “La placa dedicada a Arniches”. En ella el Ayuntamiento justificaba la retirada de la lápida “por exigencias urbanísticas, ya que la finca en que estaba adosada sufrió notables reformas”.
Decía que se había colocado en un emplazamiento mucho más adecuado que el que tenía en la Plaza de Vara del Rey, y hacía referencia al número 31 de la calle de Carlos Arniches, lugar donde hoy permanece.
La misma nota era reproducida en La Vanguardia del 16 de septiembre.

Archivo HUM
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Archivo HUM
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Aún hay dudas sobre este asunto.
De no haber abierto Santos Yubero la caja de los truenos, ¿existiría hoy la lápida de la calle de Carlos Arniches?, ¿por qué se eligió el número 31 de la citada calle y no la cabecera de la misma?
Estas preguntas quedan sin respuesta, o la respuesta es la ofrecida por el Ayuntamiento en aquel momento.

Lo cierto es que Santos Yubero no estaba por la labor de que se las dieran con queso. El lunes 22 de septiembre, diez días después de la contestación del Ayuntamiento, Hoja del Lunes de Madrid publicaba un artículo suyo que llevaba por título “La lápida de Carlos Arniches, fuera de lugar – Nuestro compañero Santos Yubero propone un emplazamiento más lógico”.

El periodista y fotógrafo hacía otras dos preguntas: “¿Y por qué en aquel sitio?. Si no la pueden ver los propios vecinos ¿cómo van a reparar en ella los transeúntes?”.

Las respondía él mismo con estas palabras:
Tengo, pues, que insistir en mi punto de vista por las siguientes razones: porque está en el centro de un inmueble que no hace esquina, como si se tratara del recuerdo de una efemérides; porque es un rótulo callejero y los nombres de las calles se colocan en las esquinas; porque la esquina que le corresponde es la de la casa número 1, con vuelta a la plaza del General Vara del Rey, cogollo del Rastro y que es el escenario de muchas escenas arnichescas, y, finalmente, porque este edificio es de reciente construcción y el que la sostiene en la actualidad está como para ser revocado en fecha próxima, con lo cual se repetiría el hecho de que la lápida fuera arrancada otra vez.

Refuerza su explicación con un fotomontaje artesanal, de los de líquidos de revelado y tiempos de exposición; esos que hoy –marcando las diferencias-, llamamos “Photoshop”.


Hoja del Lunes de Madrid, septiembre de 1969.
Fotomontaje de Santos Yubero
A pie de foto una nota editorial:
"A través de una ingeniosa composición fotográfica puede apreciarse
la lápida de Carlos Arniches con el nombre de la calle dedicada al
popular sainetero, situada en el lugar propugnado por el autor de la
foto. Esto es, el número 1 de la calle y junto a la plaza del
General Vara del Rey, en el cogollo del Rastro."

La siguiente fotografía muestra la citada esquina en la actualidad. Creemos que Santos Yubero acertaba en la ubicación de la lápida por todo lo que comenta, y porque, estéticamente, luciría mucho mejor en esta esquina.


La esquina retratada por Santos Yubero
© Google Maps
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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Además, Santos Yubero había sugerido al director de Hoja del Lunes, Sr. Pedro Gómez Aparicio, la realización de una encuesta entre los vecinos del barrio, cronistas oficiales de la Villa y escritores especializados en temas madrileñistas. La idea era que todos ellos cambiasen opiniones y se pusiesen de acuerdo en cual había de ser el emplazamiento más adecuado.

No hemos encontrado ninguna referencia sobre la encuesta, lo que nos lleva a pensar que nunca fue llevada a cabo. Por otra parte –y visto lo visto-, a D. Martín Santos Yubero poco caso le hicieron. 


Palabras finales
Nos despedimos con las palabras dedicadas por ABC el día 27 de marzo de 1931 y un brindis histórico.
"Desde ayer hay en Madrid una calle de Arniches: la del Peñón, en el barrio más bullanguero y tumultuoso de Madrid, a dos pasos de esa calle de Toledo, que, en opinión de Galdós, es la más bonita y pintoresca del mundo, porque resume la alegría y el tráfico de toda la Corte. En ese barrio se doctoró Arniches, como el mismo Galdós, en Literatura Práctica y Biología Experimental. Allí conoció a sus tipos, estudió sus maneras, aprendió su lenguaje, recogió sus donaires, penetró en sus viviendas abigarradas, compartió sus bureos, encendidos a prima noche en el Valdepeñas y rematados, a la madrugada, con una fuga violenta y atropellada de melodrama, que se enredaba luego en la "Comi" o se concertaba amorosamente en los bancos ancestrales de esas breves, solitarias y provincianas plazoletas del viejo y romántico Madrid de los barrios bajos. Allí se hizo escritor Arniches y allí encontró la hebra del sainete madrileño para trabarla a una tradición que empezaba en D. Ramón de la Cruz y concluía en D. Ricardo de la Vega."

Desde su presente brinda con nosotros el maestro sainetero días antes de la inauguración de su calle y su lápida. Le acompañan (de derecha a izquierda) el director del Centro de Hijos de Madrid; el escultor Gabriel Borrás; el director del Heraldo de Madrid, Sr. Fontdevila; Arniches, junto a su colaborador José de Lucio, y el periodista Sr. Olmedilla. Detrás, los taberneros y su taberna.

Fotografía de Luque
Nuevo Mundo, 26 de diciembre de 1930
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Bibliografía
[1] Palabras de Carlos Arniches en el diario El Día, de Alicante, el 23 de enero de 1931.
[2] ABC. “Informaciones y noticias varias de Madrid”, 1º de mayo de 1929. Edición de la mañana, pág. 19
[3] Versión literal recogida de La Voz, Madrid, del 26 de marzo de 1931.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "La lápida de Arniches y un Photoshop de Santos Yubero", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.



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ISSN 2444-1325

Navidad en el Mercado de los Mostenses. Madrid, siglos XIX y XX

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En Historia Urbana de Madrid inauguramos la Navidad con nuestros entrañables “Recuerdos de papel”, sección donde brevemente relatamos el Madrid de antes basado en contenidos de papeles viejos.

Retrocedemos en el tiempo hasta los siglos XIX y XX para recordar las fiestas navideñas de los madrileños de entonces, sus costumbres y un poquito de historia. El escenario no puede ser más entrañable: el desaparecido Mercado de los Mostenses.


Navidad en el Mercado de los Mostenses. Siglo XIX
Dos grabados de la revista La Ilustración Española y Americana recrean las navidades de otros tiempos y nos muestran el Mercado de los Mostenses en pleno rendimiento.

La primera imagen corresponde a un grabado realizado por Arturo Carretero en 1887, basado en un dibujo del natural de Diaque. En él vemos el aspecto del mercado y su actividad durante aquellos días de Navidad.


La segunda imagen -de la misma revista-, corresponde a un grabado de 1894 sobre un dibujo al natural de Comba. Hace alusión a "los mártires de Navidad", esos pobres pavos tantas veces retratados por las calles y plazas madrileñas. El desaparecido mercado se muestra imponente.


El mercado del siglo XX
Como contrapunto a estas estampas decimonónicas, recordaremos ahora el mercado del siglo XX y sus pescados, comisionistas, asentadores y pescaderos.

Resuenan en esta página los ecos remotos de los mercaderes subastando aquellos frutos del mar que daban renombre al mercado de los Mostenses. Discusiones, vituperios, frases mal sonantes, todo ello al grito vivo que se venía repitiendo por los siglos de los siglos para dar como resultado el trato más favorable entre las partes.
"«¡A cinco, a cinco la merluza del Norte!»
«¡Los gallos a dos, los gallos a dos!»
«¡A ver esta pescadilla de Málaga, lo mejor de Málaga, que la doy por diez reales!»
«¡Aquí está el boquerón como la plata, a dos cuarenta!»
«¡A una ochenta me pagan ya el rape! ¡Venid aquí por el rape!»"

De entre aquel bullicioso ambiente, rodeado de magníficos ejemplares marinos, se nos cuela en estas líneas el regateo obligado y amable de dos madrileños del pasado siglo:
“—¿Qué tienes que decirle a esta merluza? ¡En tu vida la has comprado mejor!
—Sí, sí, pero...
—¿Pero qué, pero qué?... ¡Dilo, anda, dilo!
—A cuatro diez te la pago, y ni un céntimo más.
—Cuatro cincuenta y vas contento.
—A cuatro veinte la han vendido ya.
—¡No me lo harás bueno!
—¿Quieres a cuatro quince? Si no, me voy.
—Ya darás cuatro cuarenta. ¡Ea!, ¿cuántas cajas te peso?” [1]


Fotografía de Salazar (1929)
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Pero no todo era vociferar y vender; el mercado también se divertía.
La fotografía que veremos a continuación, tomada por el fotógrafo Alfonso la noche del 28 de julio de 1912, nos muestra el interior del edificio atestado de gente. El motivo de tal aglomeración, un monumental baile.

"El baile de anoche en los Mostenses"
Fotografía de Alfonso (1912)
El Liberal, 29 de julio de 1912
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Acompañaba a la foto esta nota:
"Los amplios andenes del Mercado de los Mostenses se vieron anoche convertidos en enorme salón ce baile. En pocas horas, lo que por la mañana era depósitos de pescados, aves y huevos, al anochecer quedó transformado en hermoso recinto, artísticamente adornado con flores, ramaje, gallardetes y banderas de múltiples colores, siendo tapados los cajones de venta con grandes telones. Grandes focos de arco voltaico daban espléndida iluminación al local, y en dos templetes alternaban tocando chotis y habaneras, dos bandas de música.
A 4.000 ascienden las invitaciones que fueron repartidas entre los industriales del mercado y sus inmediaciones.
Inútil creemos decir que el baile estuvo concurridísimo, desde las nueve de la noche que comenzó hasta las cuatro de la madrugada, que se dio por terminado.
Y a la hora en que estas líneas sean leídas por nuestros lectores, el Mercado de los Mostenses habrá recobrado su normal aspecto, volviendo á ser puestos de pescados, aves y huevos, lo que anoche era enorme salón de baila." [El Liberal, Lunes 29 de julio de 1912. En portada]


Un poquito de historia
Los antecedentes históricos nos cuentan que el mercado de los Mostenses data de 1835 y que fue creado por el marqués viudo de Pontejos, quien -según un periodista- “trasladó el que se celebraba en la calle del Gato” a los terrenos del destruido convento de los Premostratenses de San Norberto. [2]

Recuerda aquel acontecimiento esta nota publicada en el periódico monárquico Revista Española, del 2 de diciembre de 1835.



Junto con los de las plazas de la Cebada, San Miguel, Carmen y Chamberí, el mercado de los Mostenses era explotado por el Ayuntamiento de Madrid. En junio de 1870 se colocaba la primera piedra y quedaba inaugurado en 1875 por el rey Alfonso XII. También se inauguraba el de la Cebada.

De los archivos de la Villa, a través del magnífico portal memoriademadrid (Ayuntamiento de Madrid), recuperamos los planos del mercado de los Mostenses, proyectado en 1867 por el arquitecto Mariano Calvo Pereira. (Signatura en las imágenes)






El periódico La Época, del domingo 21 de febrero de 1875, describía en detalle las instalaciones de los casi acabados mercados de Mostenses y la Cebada. El artículo, titulado “Nuevos Mercados de Madrid” era el resultado de la visita realizada por el alcalde de entonces, Sr. Conde de Toreno.



Mercado de la Plaza de los Mostenses
Fotografía publicada en LaRevista Moderna (1899)
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


"Mercado de los Mostenses"
Servicio Fotográfico Municipal
© MEMORIADEMADRID
Archivo de la Villa (ca. 1925)
Inventario: 9007
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"Mercado de los Mostenses"
Servicio Fotográfico Municipal
© MEMORIADEMADRID
Archivo de la Villa (1929)
Inventario: 8309
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Aunque de menores dimensiones, era idéntico al de la Plaza de la Cebada o de Riego.
"Es un hermano menor del de la Cebada, no tan bien trajeado como el primogénito, pero igualmente á la moderna, con su edificio exprofeso de hierro y ladrillo."[3]

Mercado de la Plaza de la Cebada
Fotografía publicada en LaRevista Moderna (1899)
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Destinado principalmente al negocio del pescado, también se vendían aves, caza y huevos.
"La característica del mercado de los Mostenses son los pescados. Así como el de la Cebada, es la estación central de las verduras, y por eso sus calles trascienden á huerto, el que se yergue en el antiguo solar del convento, sirve de alhóndiga á los peces, y su recinto huele á mar. La pronunciación lenta del Vierzo repercute bajo sus naves y los delantales de bayeta verde y negra, única prenda subsistente de la indumentaria maragata pululan por sus galerías. El Cantábrico vierte allí sobre el marmol sus calamares, el Atlántico, sus sardinas, el Mediterráneo, sus atunes, y acondicionados luego en banastas que chorrean y, dejando tras de sí un penetrante aroma de salazón, se esparcen por las pescaderías de la capital la rica fama marina de la Península entera. El nombre de los Mostenses resulta, por tal motivo, conocido en todos los puertos de España." [3]

El mercado de los Mostenses desaparecerá para dar paso al tercer tramo de la Gran Vía (Avenida A o de Eduardo Dato), a pesar de no ser necesario. El trazado del proyecto no afectaba al edificio, como podemos apreciar en la siguiente fotografía tomada desde Leganitos; sin embargo "mantenerlo en aquel emplazamiento, más allá del punto de vista sanitario y estético, sería un absurdo. Un establecimiento de venta de pescado, aves y caza con fachada a una calle de lujo hubiese sido un error mayor..."[4]

Cien Años de Gran Vía
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Cien Años de Gran Vía - Tercera fase
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Cien Años de Gran Vía
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Fotografía de Zapata (1929)
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Debemos aclarar que, a diferencia de lo que se apunta en algunos blogs, el mercado no se derribó en 1925 sino en 1930, que fue cuando comenzaron las obras de desmonte y derribo. La noticia aparecida en La Nación del 31 de mayo de 1930 (Año VI, número 1.446) da cuenta de ello y del desastroso resultado de la subasta.



En 1935 el diario La Voz publica una fotografía de Alfonso donde se mostraban los solares donde había estado el mercado. A pie de imagen una sugerencia: "...podrían ser un lugar indicadísimo para levantar el nuevo teatro de la Ópera, que le está haciendo tanta falta a Madrid."

Solares donde estuvo el mercado de los Mostenses
Fotografía de Alfonso (1935)
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Y hasta aquí la breve reseña histórica del desaparecido mercado.
Completan este recuerdo navideño unas fotografías de Alfonso y Salazar. Retratos amables de la gente, el producto y las instalaciones.

Fotografía de Alfonso (1922)
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Fotografía de Alfonso (1922)
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Fotografía de Salazar (1929)
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Fotografía de Salazar (1929)
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Navidad y pescado, nada más tradicional en fechas tan señaladas. Por eso se nos ocurre poner punto y final al artículo histórico-navideño con una receta de nuestros antepasados.


Receta
Un besugo asado de 1745
Esta receta fue publicada por primera vez en "Nuevo arte de cocina", de Juan Altimiras, con licencia de 4 de julio de 1745.
La que transcribimos, titulada "Beʃugo aʃʃado" corresponde a la edición de 1758, que dice:
"[...] después de bien limpio, y escamado, le lavarás, y enjugarás con un paño limpio, lo pondrás en vasija espaciosa, sobre unas hojas de laurel; le echarás ajos fritos por encima, luego le pondrás fuego abaxo, y arriba algo más, y quando los trozos esten medio asados, tendrás prevenida una cazuela, ajos picados, pimienta, peregil, sal, agrio de lima, o limon, y los iras rociando con un manojo de plumas, o peregil, por una, y por otra."

¡Bon Appetit!


Bibliografía
[1] Autor sin identificar (1928) Del artículo “¡Y luego dicen que el pescado es caro!”, en Estampa, año I, número 17, p. 13-14

[2] Casares, Francisco. (1927) “La despensa de los madrileños-Una visita a los mercados de la Villa” en La Voz, año VIII, número 2.231, p. 9. (Es un nuevo dato que nos proponemos investigar)

[3] Pérez Nieva, Alfonso. (1899) "Los mercados de Madrid", en La Revista Moderna, año III, número 113, p. 263

[4] Valero García, Eduardo. Cien Años de Gran Vía: Construcción de la Gran Vía. Tercera fase, 2 de abril de 2010 [Consulta: 07 de diciembre de 2015] Disponible en: http://granviacociditomadrileno.blogspot.com.es/2010/04/construccion-de-la-gran-via-tercera.html


En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Navidad en el Mercado de los Mostenses. Madrid, siglos XIX y XX", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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La Navidad de Flock. Madrid, 1917

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Desde el Madrid de otros tiempos nos llega la mirada tierna y la graciosa postura de Flock, fotografiado en el Parque de El Retiro allá por 1917.

© mcu-IPCE-FPH
Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-00259
(Entre 1916 y 1917)
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En la Navidad de ese año¹ Flock es retratado varias veces por el fotógrafo alemán Otto Wunderlich (Stuttgart, 1887- Madrid, 1975). Podemos suponer que Flock era el fiel amigo de Otto, y que era madrileño.

¹ Tomamos como referencia el año 1917 ya que todas las imágenes aquí
publicadas fueron captadas entre 1916 y 1917, y entre 1917 y 1919.


Entrañables estampas navideñas de un fotógrafo que dejó un importante legado adquirido por el Estado en 2008 -hoy denominado Archivo Wunderlich [1]-, conservado y custodiado por el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Se trata de cerca de 45.000 positivos y negativos en distintos formatos pertenecientes a Otto y su hijo Rodolfo.

El propio Otto aparece en las fotografías junto a quien podría ser su padre y una dama llamada Doña Lola. Pero quienes destacan en todas ellas son el gracioso y elegante perro Flock, y el escuchimizado árbol de Navidad.


"Am Weihnachtsbaum [Junto al árbol de Navidad]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-00344
(Entre 1917 y 1919)
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Más opulentos eran los abetos de las casas aristocráticas, y mucho más los del Palacio Real. Así de distinguido fue el colocado en la antecámara de la reina en la Navidad de 1917:


La siguiente fotografía es realmente significativa. Tres de los retratados se muestran ausentes; el señor de parpusa pensando quizá en la sopa de almendras, el besuguito o la lombarda; Doña Lola distraída en algo que ocurre más allá de la escena; Otto parece observar a Flock, quien, en definitiva, es el único que está pendiente de la cámara.

"Am Weihnachtsbaum [Junto al árbol de Navidad. Otto Wünderlich y familia, doña Lola]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-00345
(Entre 1917 y 1919)
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Volviendo a los árboles de Navidad, éste del Semanario de la vida Nacional "España", publicado el 27 de diciembre de 1917, difería mucho de cualquiera de los otros y es de carácter político.


Quizá el árbol que más se asemeja al retratado por Wunderlich sea el correspondiente al grabado publicado en "La Ilustración Artística" de octubre de 1892.

LA ILUSTRACIÓN ARTÍSTICA, 1892 (AÑO XI - Nº 566)
Archivo HUM
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Otras dos estampas ponen final a la Navidad de Flock. Allí está él haciendo equilibrio, en la primera, y disfrutando en la segunda de un merecido sueño después de la sesión fotográfica.

"Blitzlicht mit & baum mit Flock [Autorretrato con árbol de Navidad y Flock]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-01346
(Entre 1917 y 1919)
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-018 FOTOTECA
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"Blitzlicht Aufnahme mit Dña. Lola & mich & Flock & Baum [Dª. Lola, Flock y yo con árbol de Navidad]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-01347
(Entre 1917 y 1919)
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-018 FOTOTECA
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Dedicado a hacer fotografías por todo el territorio español desde 1914, en 1927 Wunderlich abrirá un estudio fotográfico en la calle Doctor Esquerdo, 17 (actual 47) [2], en el edificio conocido como "la casa de las abejas". Durante la Guerra Civil emigrará a su tierra natal, regresando después a España y manteniéndose en activo hasta la década de los 60.

En esos tiempos Flock ya no estaba, se había marchado al cielo madrileño de los perros. Pero Otto quiso retener su imagen para que hoy, como el legendario perro Paco, tenga su lugar en estas pequeñas historias urbanas de Madrid.


Valga esta historia para recordar a Lara, Chispita, Twinky, Poli, Kuky y, especialmente, a Sooty; amigos inseparables que fueron a lo largo de mi vida.


Bibliografía
[1] Instituto del Patrimonio Cultural de España. "Archivo Wunderlich". Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Secretaría de Estado de Cultura. http://ipce.mcu.es/pdfs/doc-fotot-fond-wunder.pdf
[2] GARCÍA ADÁN, Juan Carlos ; PÉREZ DE DIEZ, César (2008): “Fotografía de
profesionales y aficionados en la industria eléctrica: Otto Wunderlich versus empleados de la empresa”. Comunicación presentada en las Terceras Jornadas Archivo y Memoria. Madrid, 21-22 febrero. 

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "La Navidad de Flock. Madrid, 1917", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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Nueva biografía de la Administración de Lotería La Pajarita

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Entre papeles viejos encontramos una entrevista realizada en 1935 por el periodista Francisco Aguera Cenarro a la lotera doña Luisa Valdés. Aprovechando la proximidad con el Sorteo de Navidad que tanta ilusión nos hace, decidimos redactar un artículo sobre la fortuna y alegría que repartía La Pajarita; también lo hicimos en su momento con Doña Manolita.

Lo primero que nos llama la atención al comenzar nuestro recorrido por la historia es que la biografía de esta administración de Lotería, la nº 22, es incorrecta.

Dicen algunos blogueros, e incluso en la página oficial de esta administración, que La Pajarita fue fundada en 1925.
Como vais a comprobar a continuación, la historia de La Pajarita, emblemática Lotería de la Puerta del Sol, tiene algunos errores que nosotros vamos a rectificar.

Damas y caballeros, queridos lectores y enamorados de las historias de Madrid, esta es la…

Nueva biografía de La Pajarita
Es casi correcto lo que se dice sobre el primer emplazamiento de La Pajarita. Fue en la Puerta del Sol, número 6 (duplicado). También lo es el número de la administración, el 22. Pero que fuese “fundada” o “naciera” en 1925 difiere mucho de la realidad.

Administración de Lotería nº 22, La Pajarita
Fotografía de Cortés (1935)
Crónica, 1935
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Para evitar confusiones –y por recordarla también-, aclaramos que en ese mismo número estuvo la famosa bombonería homónima desde la segunda mitad del siglo XIX.

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Otras pajaritas
También hay que decir que en 1909 se concedía a D. Pascual Rivera la patente nº 15.906, denominada “La Pajarita”, para sodas refrescantes. [1]
Un año antes se había concedido a la Compañía Industrial de Carburos S.A., con la misma denominación, la patente 14.878 para carburos.

El 19 de mayo de 1900 se estrenaba en el Teatro Romea la comedia lírica “La pajarita”, de Francisco Flores García, con música de Angel Rubio. La interpretación estuvo a cargo de la Compañía de Loreto y Chicote.

Y, cómo no, rindiendo homenaje a los madrileños de antes, no pasaremos por alto a Lola, la hija del buñolero Matías que tanta fama tenía en la Romería de la Cara de Dios allá por el 1897.
“[…] para anuncio y reclamo do cuantos transitan por aquellos alrededores le basta y sobra con el palmito, la gracia y el descaro de su hija Lola, conocida en todo el barrio por el apodo de La Pajarita, sin duda por el contoneo especial que gasta cuando sale á lucir por las calles de la capital de España el pañuelo de espumilla, las botas de charol con caña de color de avellana y la airosa falda de percal.” [2]

Hablando de Romerías, y como instrumento que se precie para cantar villancicos, sacrílego sería pasar por alto la botella de anís La Pajarita.



Cortesía de todocoleccion.net

También había coñac...

Cortesía de todocoleccion.net

A finales de la década de los cincuenta del siglo XX hubo un papel limpiacristales, especial para limpiar los cristales de las gafas. Costaba 2 pesetas el librito. También hubo un papel higiénico.

La Pajarita era también un premio creado en 1991/92 por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) para galardonar a aquellos profesionales que mediante su obra daban difusión al mundo del juguete.

Pero para Pajaritas ilustres las que nacían de los dedos y seso de D. Miguel de Unamuno.
"Y la pajarita es, a no dudarlo, la forma arquitectónica, digámoslo así, que el papel pide y exige, la forma que del papel surge naturalmente, la perfección de la figura en papel, el perfecto ser papiráceo."
"Nosotros las aprendimos a hacer por haberlas visto hacer; mas ¿quién las ideó primero, nacieron de la nada, del azar... ? ¡Grave cuestión!"

Dicho esto, nos metemos de lleno con la nueva biografía de “La Pajarita.

La noticia más antigua que hemos encontrado, y que hace referencia a esta administración, es del domingo 24 de diciembre de 1899, donde se habla del sexto premio del Gordo que se había vendido en Madrid.

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En la noticia hay una errata; habla de la administración nº 32, cuando en realidad era la nº 22, a tenor de la ubicación que indica.
"El billete número 48.659 se ha expedido en la administración número 32, establecida en la Puerta del Sol, junto a la confitería titulada La Pajarita [...]"
Para reconocer el error debemos dar un salto de tres lustros, hasta el 3 de enero de 1914. Una noticia publicada en El Siglo Futuro de ese día nos cuenta:

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En aquellos tiempos La Pajarita estaba regentada por D. Isacio Gervás Calvo.
Diez años más tarde, en enero de 1924, la titularidad de la administración la tendrá doña Trinidad Cano (viuda de Gervás). Así lo publica una noticia del diario La Acción, de 2 de enero de ese año:


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La web oficial de La Pajarita nos cuenta esta especie de leyenda:
En 1925, Luisa Valdés era una joven viuda de militar con nada más y nada menos que seis hijas a su cargo y la menor pensión, por ser viuda de capitán de Intendencia. Ante esta desgracia y en esa situación, acudió a S. M. la Reina Dª Mª Cristina, madre de S. Majestad el Rey D. Alfonso XIII, la cual le concedió una audiencia privada en la que le propuso a Luisa que le pidiera lo que quisiera para poder salir adelante y mantener a su familia mediante un medio de vida posible de desempeñar.
Ésta pidió a su Majestad que pudiera regentar una administración de lotería. La petición fue concedida y así es como nació La Pajarita. En Noviembre de ese año se abrió la tienda al público en el número 6 de la madrileña Puerta del Sol.” [3]

En tal caso, en 1925 doña Luisa Valdés se hará con La Pajarita… que, como hemos visto, ya existía.
Ella misma lo dice en la entrevista concedida a Crónica en 1935:
"— ¿Qué haría usted si la tocase el gordo, doña Luisa?
—Si era un gordo «gordo», dejar la Lotería, para que se la pudieran adjudicar a otra persona que lo necesitara.
A mi me dieron la Administración cuando me quedé viuda con seis hijas. Sólo sentiría que el día que yo faltara les quitaran a ellas, si lo necesitan, este medio de vida."
Crónica, 1935
Fotografía de Cortés
Luisa Valdés con el periodista Francisco Aguera Cenarro
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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

En esos tiempos ayudaban a doña Luisa dos de sus hijas, "jovencitas rubias y bonitas", según palabras de Aguera Cenarro.

En cuanto a la audiencia privada con la madre de Alfonso XIII poco podemos decir. La realidad es que obtuvo la concesión estatal cumpliendo con los requisitos de la legislación establecida por Primo de Rivera. Esto era: viuda de militar con el máximo de hijos y la pensión mínima.

Como hecho anecdótico -y para conocer más sobre algunas costumbres de los madrileños de antes-, os contamos que encima de la lotería La Pajarita se había colocado un cartel donde, con frecuencia, se iban dando los partes médicos relacionados con la grave enfermedad de María Guerrero.
A todas horas se veía gente parada delante del cartel interesándose por el estado de salud de la actriz. El pueblo madrileño sufría con ansiedad los últimos episodios de la vida de una de las grandes del teatro español. María Guerrero falleció el 23 de enero de 1928.

La siguiente fotografía, tomada por Juan Miguel Pando Barrero en 1953, nos muestra la ubicación de las dos "Pajaritas", lotería y bombonería. Cerca de ellas, el mítico Café de Levante.

"[Madrid] Edificio en la Puerta del Sol casa nº 5"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo PANDO
Nº de inventario: PAN-059488
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Más antigua, de 1916, es esta otra vista publicada en nuestra Fototeca el 28 de junio de 2015. Son visibles -además del Café-, la bombonería y el despacho de lotería.

ENLACE AL ARTÍCULO


Muchos premios ha repartido La Pajarita desde el siglo XIX, entre ellos varios Gordos.
Asiduo era Valle Inclán, quien alguna vez compró un décimo.
En épocas más modernas probaron fortuna en aquella administración Celia Gámez, José Luis Vázquez y Andrés Pajares. Pero también pasaron otras personalidades del teatro y del cine, los deportes, la literatura, y otros muchos de la política.

En el sorteo de Navidad del año 1915, repartió 80.000 pesetas con el número 46.510. Sus mayores Gordos los repartió en 1941 y 1961.

Dibujo de portada del Heraldo de Madrid
23 de diciembre de 1915
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En 1981, la hija de Luisa y heredera de la administración, doña María Luisa Juste Valdés, decía para Hoja del Lunes:
Se llama La Pajarita desde que mi madre la adquirió, en el año veinticinco, creo, pero esta administración ya existía anteriormente, aunque con otro dueño y sin el nombre que mi madre le puso.

Como vemos, María Luisa duda del año en que su madre se hizo con la administración, aunque asegura que ya existía antes pero que no llevaba ese nombre.
En este sentido, la hemeroteca nos da la razón y abala lo que afirmamos: este despacho de lotería ya existía con el nombre de La Pajarita desde el siglo XIX.

En 1991 La Pajarita se verá forzada a abandonar el inmueble donde tantos años había estado; el motivo, unas obras de rehabilitación y reformas en el edificio.

Gracias a la intervención del concejal del distrito Centro, D. Ángel Matanzo, se conseguirá licencia para habilitar un kiosco de lotería en la misma Puerta del Sol, a escasos tres metros de su antigua ubicación.

María Luisa Juste, propietaria de la administración en esa época, regalará al edil un décimo de lotería como muestra de gratitud. Y, colorín colorado, el décimo resultará premiado… nada menos que con un Gordo de Navidad de 300 millones.

En el ABC del martes 24/miércoles 25-12-1991 se publica una entrevista de Ángeles del Pozo al concejal Matanzo con motivo de la importante donación que había hecho éste a la joven Irene Villa, víctima del atentado terrorista que todos conocemos.

Entre los párrafos sale a relucir el regalo del décimo y la fortuna que le había proporcionado:
«No me alegro por mí, sino por María Luisa Juste, quien me regaló el décimo. Pero yo siempre digo lo mismo: no admito regalos y, además, yo doy con la derecha lo que quita la izquierda» Y no cesa de repetir que la suerte «no me ha sonreído a mí, sino a la entrañable lotera de la Puerta del Sol que querían dejar sin negocio»” [4]

Entonces, el día 28 de diciembre, como si de una inocentada se tratara, el ABC publica una noticia titulada “Denuncian a Matanzo por presunto delito de cohecho”. Un vecino de Toledo, en referencia al artículo 390 del Código Penal, había denunciado al concejal por recibir el décimo en consideración a su cargo público, actuando en beneficio de la persona que se lo obsequió.
El denunciante recoge en su escrito que el concejal del distrito Centro de Madrid habilitó un local para que María Luisa Juste pudiera seguir vendiendo lotería después de que le cerraran su administración de «La Pajarita», en la Puerta del Sol, para proceder a la remodelación del edificio.”

Como era de esperar en estos casos, el día 29 aparece otra noticia en la que lotera y concejal niegan que se tratase de un regalo.
El denunciante acabó denunciado por“falsa denuncia, delito contra el honor, delito de injurias y calumnias”. Nada que pueda sorprendernos hoy en día.


Adiós a La Pajarita de Sol
El viernes 22 de marzo de 1996 La Pajarita dejará de vender lotería. El lunes siguiente, 25 de marzo, el kiosco de la Puerta del Sol será retirado por la Eurobloc, empresa propietaria.

Un poco antes se habían recogido más de 2.000 firmas para que la Administración continuase su actividad en la citada plaza. El pueblo madrileño se negaba a su desaparición por historia y tradición.

La empresa Richard Ellís, encargada de la comercialización de los locales del ya reformado edificio, nunca contestó a las preguntas formuladas por María Luisa. Por su parte, la empresa Lujones S.A., propietaria del inmueble, tampoco llegó a ningún acuerdo que fuese favorable para ambas partes. A finales de abril se rompieron las negociaciones, faltando pocos días para la firma de un nuevo contrato de arrendamiento, que resultó abusivo. 

El 24 de octubre del mismo año La Pajarita abrirá nuevo despacho en el número 18 de la calle de Alcalá. El local ya había sido administración de Lotería, pero por temas burocráticos, tras fallecer el propietario, el hijo de éste se lo alquilará a María Luisa.

Adiós a doña María Luisa
Doña María Luisa Juste Valdés había nacido en 1911, en la postinera calle de Alfonso XII, y se hizo con los mandos de La Pajarita en el año 1943. La longeva lotera nos dejó el 30 de enero de 1999, según datos facilitados por la Empresa Mixta de Servicios Fúnebres al diario ABC. 

María Luisa Juste Valdés a sus 86 años
©DIARIO ABC S.L.
Hemeroteca ABC, 1997
No se indica autor de la fotografía.
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

©DIARIO ABC S.L.
Hemeroteca ABC, 1997
Necrológica publicada el 6 de febrero de 1999.
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Con el fallecimiento de María Luisa se hará cargo de la administración su sobrina, Sonsoles Gascón Juste, quien ya era encargada de la lotería cuando aún estaba en la Puerta del Sol.

Después de una larga trayectoria; primero con don Isacio Gervás y después con su viuda, doña Trinidad Cano; más tarde con doña Luisa Valdés, María Luisa Yuste y Sonsoles Gascón Yuste, La Pajarita pasará a manos de la Sociedad Canaria Maroparque Isla de La Palma S.L.


Y hasta aquí la nueva biografía de La Pajarita. Coman ustedes un rico caramelo o un suculento bombón; beban un chupito de anís o coñac, si es menester brindar por esta investigación; compren un decimito en este histórico despacho de lotería en busca de fortuna, siempre con ilusión, y repartan un pellizquito de alegría con este humilde trovador de historias viejas.


¡¡Felices fiestas!!


Bibliografía
[1] Industria e Invenciones (1909) Marcas concedidas. Tomo 52-77, nº. 9, p-85
[2] A. Danvila Jaldero. La Romería de la Cara de Dios – El día de Viernes Santo en Madrid. (1897) La Ilustración Artística. Año XVI, Nº 800, p. 275-277
[3] http://www.lapajarita.com/ Consultado el 16 de diciembre de 2015
[4] Del Pozo, Ángeles (1991, 24/25 de diciembre) Matanzo, un hombre que recoge la suerte sembrada por sus buenas acciones. ABC, p. 34


En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Nueva biografía de la Administración de Lotería La Pajarita", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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Nuevo Gobierno de España. Madrid, 1915

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Madrid casi siempre ha sido el foco de todo. Hace cien años, un mes de diciembre más frío que el de este siglo XXI, las Cortes entraban en crisis y daban como resultado la llegada de un nuevo Gobierno.

Nuevo Mundo, 1915
Dibujo de TITO
Archivo HUM
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El 6 de diciembre de 1915, dada la penosa situación de la política en general, la guerra de Europa, los asuntos militares y los fallos en el mandato de D. Eduardo Dato Iradier, el conde de Romanones apoyaba en el Congreso la siguiente proposición:
«Los Diputados que suscriben ruegan al Congreso se sirva declarar que el Gobierno de S. M. debió dar cumplimiento a las promesas que, reiteradamente, hiciera ante el Parlamento, de presentar oportunamente un plan orgánico de medidas económicas y financieras adecuadas a la crisis nacional y a la situación del mundo, lo que hubiera evitado la anormalidad parlamentaria en que hoy nos hallamos, y de la que piensa salir sin pérdida de momento, con un criterio de diligente satisfacción para las necesidades públicas.
En tal sentido, la Cámara expresa su deseo de que, sin perjuicio de discutir y votar aquellas medidas de carácter militar que considere más urgentes, y especialmente las que, inspiradas en un dictamen autorizado, afirmen eficazmente la acción defensiva de España, se proceda sin dilación a la discusión de cuantos proyectos puedan responder al propio plan orgánico y de conjunto, a la de un presupuesto que se acomode a la situación real del país y a las más apremiantes necesidades del Tesoro, al de sus leyes complementarias, y en suma, a cuantas iniciativas se encaminen a vigorizar la potencia económica de la nación.»

Hubo entonces un intenso rifirrafe entre el conde y el Presidente del Consejo de Ministros. Con más categoría que el debate de los líderes políticos de hoy, y más contundentes en su contenido. Tales fueron las ofensas que D. Eduardo Dato tuvo que decir:
-Me levanto para decir que el Conde de Romanones ha interpretado mal algunas de mis palabras y para poner de manifiesto que, después de sus terminantes declaraciones, es improcedente, por anticonstitucional, que prosiga la sesión, pues no hay Gobierno.
El Sr. Presidente del Congreso entonces se vio forzado a anunciar:
-Se levanta la sesión. Para la próxima se avisará a domicilio.

Dato conferenció con Alfonso XIII, quien, ante la afirmación hecha en el Congreso, no tuvo más remedio que aceptar la dimisión del Gobierno.

El 7 de diciembre iban llegando a Palacio los presidentes de las Cámaras y los señores Maura, conde de Romanones, marqués de Alhucema y Villanueva, que habían sido llamados a consulta por el monarca.

Maura a la salida de Palacio
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Durante toda la mañana y parte de la tarde fueron desfilando los coches de los citados por las calles de Madrid rumbo al Real Palacio. Vítores e improperios iban recibiendo –según las simpatías o rechazos- del pueblo madrileño.

El 8 de diciembre continuaban las consultas. En esa ocasión acudió a Palacio el jefe de los reformistas, Sr. Melquíades Álvarez.

Melquíades Álvarez a la salida de Palacio.
Mundo Gráfico, 1915
Archivo HUM
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El rey había ofrecido el Gobierno al Sr. González Besada, quien lo rechazó de modo categórico y absoluto. Entonces el monarca reiteró su confianza a D. Eduardo Dato, quien manteniéndose en su decisión, rechazó el ofrecimiento.
Al fin, Alfonso XIII ofreció el Gobierno al conde de Romanones, que lo aceptó.
“[…] el Soberano me ha ofrecido otra vez el Poder, y yo, ante tales circunstancias, considerando que no debía rehusar una obligación que tengo como jefe de una oposición de S. M., me vi obligado a aceptar el ofrecimiento del Rey, quedando encargado de formar, bajo mi presidencia, un nuevo Gobierno.

El día 9 se ponía fin a la crisis gubernamental y quedaba formado un nuevo Gobierno del partido liberal, en conjunción con los demócratas, y liderado por el conde de Romanones.
A las seis de la tarde juraba el nuevo Gobierno, que quedaba constituido de la siguiente forma:

Presidencia, Sr. Conde de Romanones.
Estado, D. Miguel Villanueva.
Gracia y Justicia, D. Antonio Barroso.
Hacienda, D. Ángel Urzáiz.
Gobernación, D. Santiago Alba.
Guerra, General Luque.
Marina, General Miranda.
Fomentó, D. Amós Salvador.
Instrucción pública, D. Julio Burell.

En la fotografía podemos ver los rostros del nuevo Gobierno de 1915.
De izquierda a derecha: Miguel Villanueva; Antonio Barroso; Amós Salvador; Julio Burell; General Miranda; General Luque; conde de Romanones; Santiago Alba; Ángel Urzáiz.

Mundo Gráfico, 1915
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El 30 de diciembre el Ministerio de Hacienda cerraba balance y facilitaba los datos de la liquidación del presupuesto del año 1915.

Ingresos
La recaudación por los conceptos ordinarios del presupuesto, durante el año de 1916, según datos provisionales, sujetos a las rectificaciones que produjera el examen de las cuentas definitivas, ascendía a pesetas 1.201.716.640,41.
Él producto íntegro de la emisión y negociación de obligaciones del Tesoro, con arreglo a la ley de 26 de Diciembre de 1914, importaba 620.790.500 pesetas.
Lo obtenido por venta de substancias alimenticias adquiridas en virtud de la autorización de la ley de 18 de Febrero de 1914 ascendía a 94.021.659 pesetas.
Ingresos por todos conceptos, 1.916.628.799,41 pesetas.
Pagos
Los realizados por los conceptos presupuestos, según los mismos datos provisionales, importaban 1.566.240.509,37 pesetas.
Los referentes al canje de Obligaciones del Tesoro, negociadas con arreglo a la ley de 26 de Diciembre de 1914 y Real decreto de 4 de Junio de 1916, ascendían a 283.206.600.
Lo satisfecho por compras de substancias alimenticias adquiridas con arreglo a la ley de 19 de Febrero de 1915 importaba 109,611.126,60 pesetas.
Total de pagos, 1.948.968.136,97 pesetas.
Resumen
Ingresos: 1.916.528.799,41.
Pagos: 1.948.958.136,97.
Déficit aparente: 32.429.336,56.
Pero aumentando la cifra de 337.684.000 por la diferencia entre los ingresos por emisión y negociación de Obligaciones del Tesoro y los pagos por canje de las mismas, resultaba un déficit de 370.013 336,66. [1]

El año de 1916 comenzó con mucha tarea para el nuevo Gobierno.
Quizá lo más aplaudido en los primeros meses fue el decreto por el que se concedía a don Mariano de Cávia la Cruz de Alfonso XII.

Y esto fue lo que ocurrió con la política en el Madrid de 1915. A ver que ocurre pasada esa centuria con la actualidad política española.

El Mentidero, 1915
Dibujo de Pellicer
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Bibliografía
[1] Soldevilla, Fernando (1916) El Año Político 1915. Madrid. Imprenta de Ricardo F. de Rojas. Año XXI, pp.563-564

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Nuevo Gobierno de España. Madrid, 1915", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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El Gordo de Navidad de Historia Urbana de Madrid

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Si Cándido González continuase en activo, a él hubiésemos ido en busca de la fortuna.
Diminuto hacedor de ilusiones y venturas que transitó este mundo entre el siglo XIX y el XX. Gnomo de la suerte, como lo fueron el "Ilustre Gallego" o el "Enano afortunado" (también llamado "Mil hombres"), procurando saciar los deseos de este vicio nacional llamado Sorteo de Navidad... ¡El Gordo!



En esas lides nos encontramos hoy, viendo como pasmarotes el intermitente girar de las bolitas en el bombo. Atentos, alertas, escuchando el trinar de los niños de San Ildefonso; esperando que canten como himno celestial el número adquirido premonitoriamente. ¡Qué bien sonaba en pesetas!

Olvida todo, no te aflijas, porque si de premios Gordos se trata, esto voy a decirte...

Del anual sorteo
ya cercano el día,
mucha gente busca participaciones
en la lotería.
—Deme uste dos reales
en su numerito—
dícele en la tienda del aceite Carmen,
al señor Benito.
—¡Deme una peseta,
señor Baldomero,
en el ciento trece!—dice la Gertrudis
a su carnicero.
Y hasta con su jefe juega
Paco Vega,
aunque es tan severo que con él se dice
que ni Cristo juega.
Y en las oficinas,
y en las Redacciones,
y en las reboticas, y en los almacenes,
y en las fundiciones,
y en los tupinambas,
y en las barberías,
y en los saloncillos y en los restaurantes,
y en las sacristías
y en los domicilios
toda esta semana
jnegan las señoras y los caballeros
lo que tienen gana.
Tú, lector, acaso
tienes la manía
de jugar con Celes o con Eduvigis
a La lotería.
Pero no supliques,
oh, lector querido,
suerte a Santa Rita, porque sé de muchos
que se la han pedido;
ni al santo abogado
de las aventuras,
ni a las tres Marías, ¿sabes?, ni a las once
mil Vírgenes puras,
ni a la milagrosa
Virgen de la Malva,
ni a San Agapito, ni a Santiago Apóstol,
ni a Santiago Alba,
ni a San Secundino,
que es un poco sordo.
Digo que no cuentes con los seis millones*,
porque el premio gordo...
(lo diré en tres formas
para que se entienda)
sólo es para mangue, sólo es para miquis,
sólo es para menda.

Juan PÉREZ ZÚÑIGA

* De seis millones de pesetas fue el premio gordo de la Lotería de hace cien años. El 22 de diciembre de 1915, a las 14:05 h., salía del bombo el 48.685

 


Bibliografía


Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "El Gordo de Navidad de Historia Urbana de Madrid", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

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Fototeca. Recibiendo el año en la Puerta del Sol. Madrid, 1936

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La tradición madrileña de ingerir uvas al son de las doce campanadas ha sido diferente este pasado año en la Puerta del Sol. Se tomaran precauciones limitando el aforo y los accesos estuvieron controlados, con cacheos incluidos.

Hace ochenta años, con España sentenciada a una triste guerra, no existieron las alertas por amenazas extranjeras, ni hubo controles cuando los madrileños se reunieron en la emblemática plaza para dar una patada al año 35 (como nosotros al 2015), y recibir con esperanza y alegría al 36 (ídem al 2016).

Aquel martes 31 de diciembre de 1935, durante la tarde y noche, hubo fuertes chubascos intermitentes; esto no amedrentó a los fiesteros, que acudieron animados y dispuestos.

Dicen las noticias del momento, que la Carrera de San Jerónimo, calle de Alcalá, y otras principales, se habían convertido en caudalosos ríos, y que en la Plaza de Santa Ana afloraban piedras y fango.

Los madrileños se vieron obligados a coger sus coches para desplazarse a las cenas familiares y de los Círculos. A las 21:00 horas las calles de Madrid eran un hervidero de tránsito rodado; a las 22:00 estaban desiertas.

Acababa 1935 con 5.849 nuevos madrileños.
Hubo aquel año 21.789 nacimientos y 15.940 defunciones. De los nacidos, el 51,23% fueron varones. Casamientos hubo en Madrid 6.854, a razón de 19 bodas diarias.


Recibiendo el año en la Puerta del Sol
A las 23:30 -más o menos-, comenzó el habitual vocerío, acompañado por los sones de panderos, objetos de hojalata, instrumentos de viento y cuerda; todo sonando al compás de armónicos ruidos inconexos. Allí estaba gran parte del pueblo madrileño, desde el más jovenzuelo al más longevo, repitiendo la tradición de las doce uvas que, al momento señalado, les obligaba a poner toda su atención en el templete que corona la antigua Casa de Correos.

Este era el aspecto de la Puerta del Sol y Gobernación en los primeros segundos del año 1936.


LA VOZ, 1936 (AÑO XVII - Nº 4.763)
Fotografía de Alfonso
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En lo alto de la torre un luminoso anunciaba la entrada del año 1936. Toda la torre y edificio estaba profusamente iluminado con los colores de la bandera. También la famosa bola del reloj, que se mostraba rodeada de bombillas.

HERALDO DE MADRID, 1936 (Sin identificar)
Fotografía de Diez Casariego
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A las 23:15 Unión Radio (E.A.J.7) comenzó a emitir música de baile, mientras que Radio España (E.A.J.2) comenzó a hacerlo a las 23:30. A las 23:45 ambas emisoras pasaron a las noticias; la primera con "Diario hablado", y la segunda con "Noticias de prensa". Cercana la medianoche pasaron a transmitir las campanadas desde Gobernación.

En el interior de Gobernación, mientras caía la bola al son de las campanadas, la Banda de los guardias de Asalto interpretó el himno nacional. La algarabía de la multitud al recibir el nuevo año se mezclaba con los vivas a la República.

Además de la popular tradición de comer las uvas en la Puerta del Sol siguiendo las campanadas de Gobernación, muchos madrileños nativos y otros tantos de adopción, se reunieron en diferentes salones para cenar, bailar y recibir al nuevo año con los perlados frutos de la vid.

El presidente del Consejo, Sr. Portela Valladares asomó por uno de los balcones de Gobernación, el del salón Canalejas, acompañado de alguno de los peces gordos que fueron invitados a dos celebraciones, la de recibir al nuevo año y la de felicitar a Portela, que cumplía los suyos.

LA VOZ, 1936 (AÑO XVII - Nº 4.763)
Fotografía de Alfonso
Archivo HUM
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En el Casino de Madrid; en el Centro de Hijos de Madrid; en el del Ejército y la Armada; en el Segoviano; en el Liceo Andaluz, y otros tantos espacios, se tomaron las doce uvas de la suerte. Así lo retrataron Alfonso y Diez Casariego:


LA VOZ, 1936 (AÑO XVII - Nº 4.763)
En el Centro del Ejército y la Armada
Fotografía de Alfonso
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LA VOZ, 1936 (AÑO XVII - Nº 4.763)
En el Centro Regional Segoviano
Fotografía de Alfonso
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HERALDO DE MADRID, 1936 (Sin identificar)
En el Círculo de Hijos de Madrid
Fotografía de Diez Casariego
Archivo HUM
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Algunos prefirieron comer las uvas en la Cibeles, al son de las campanadas del reloj del Banco de España, por eso de celebrar la llegada del año nuevo frente a un símbolo del dinero y no de la política.

Comenzaba un nuevo año, y las provincias españolas lo hacían estrenando gobernadores. La situación política no difería mucho de la actual. El Gobierno se planteaba cerrar las Cortes hasta el 31 de enero.

La lluvia volvía con fuerza y la atestada Puerta del Sol quedaba vacía en poco tiempo; los madrileños buscaban cobijo en los cafés, bares y tabernas, donde continuó la algarabía.

CRÓNICA, 1936 (Número extraordinario)
Felicitación de Año Nuevo
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Mucho más podemos contar de aquel primer día del año de 1936, pero preferimos saludar a todos nuestros lectores y seguidores de hoy -algunos aún no han despertado y otros quizá continúen festejando-, deseándoles salud y prosperidad en este año que acaba de comenzar.


¡Feliz 2016!




Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Fototeca. Recibiendo el año en la Puerta del Sol. Madrid, 1936", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

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· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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Ya vienen los Reyes Magos madrileños

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Historia Urbana de Madrid quiere recordar hoy la tradición de hacerse una foto con los Reyes Magos y sus pajes. De esta manera volvemos un momento a nuestra infancia y rendimos homenaje a todos y cada uno de los madrileños que hicieron y hacen la historia de nuestra ciudad.

¡Feliz noche y día de Reyes!





Bibliografía

Las fotografías coforman parte del Archivo Fotográfico de la CAM y formaron parte de la exposición "Madrileños. Un álbum colectivo".
Historia Urbana de Madrid, en su Archivo HUM, conserva la signatura de cada una de las fotografías que componen el video. Si tiene interés en conocerlas envíe un correo a madridblog@gmail.com.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Fototeca: Ya vienen los Reyes Magos madrileños", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

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· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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La Sociedad de La Parrilla y las chuletas madrileñas. Madrid, 1916

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"El madrileño sigue acostándose a las dos de la madrugada y asando chuletas a la parrilla en la Moncloa y en la Casa de Campo" [1]

Anteayer fue Día de Reyes y todas las familias se reunieron para festejar y abrir los variopintos regalos dejados por sus majestades de Oriente.
El Día de Reyes de hace cien años, en los Viveros de la Villa se reunía un grupo de señores, miembros todos ellos de la Sociedad gastronómica “La Parrilla”.

MUNDO GRÁFICO (1916)
Fotografía de Cortés
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Estos respetables señores habían decidido fundar "La Parrilla" con la sana intención de reunirse para comer en el campo. Provistos de un enorme artilugio para asar, daban cumplimiento a los principales fines de la sociedad: degustar manjares siempre asados a la parrilla, y hacerlo el primer jueves de cada mes.

El 6 de enero de 1916 fue jueves, y en este siglo XXI ayer fue jueves, lo que nos coloca cien años y dos días después de la pantagruélica celebración de "La Parrilla" en los Viveros de la Villa.

"Madrid. Los Viveros"
J. Lacoste (1907)
© ARCAM
Signatura: ES 28079 ARCM 0337R
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Los miembros eran hombres de diversa ralea. Los había comerciantes; empresarios; miembros de sociedades bursátiles; aristócratas de medio pelo sin oficio conocido; gente de clase media acomodada; algún bohemio; todos ellos amantes del sabor que deja cualquier alimento cocinado sobre ascuas.

Como vemos en las fotografías, la sociedad contaba con una artesonada parrilla de gran tamaño. Por su parte, cada miembro era propietario de un larguísimo tenedor, fundamental para manipular los alimentos que se asaban. Los había de diversas apariencias, porque todos estaban personalizados y cada socio lo mandaba confeccionar a su manera, más todos debían tener la misma longitud.

MUNDO GRÁFICO (1916)
Fotografía de Cortés
© Archivo HUM
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Como sabemos, en la hoy llamada barbacoa podemos cocinar lo que sea; carne vacuna, de ave o porcina, pescados, hortalizas, verduras y hasta frutas. Pero en aquellos tiempos -y al menos desde el siglo XIX- lo habitual en Madrid era asar chuletas.

Nada se vuelve a hablar de "La Parrilla" desde aquel jueves de enero de 1916. Lo último que conocemos de esta curiosa sociedad de parrilleros aparece en el diario La Libertad de junio de 1937 (Año XIX – Nº 5.380, p. 3). Una noticia anunciaba que sus miembros habían donado 150 pesetas para gastos de guerra. Después nada se supo de ellos; quizá tuvieron el mismo y triste final que el Santo Mártir Lorenzo.

Este pequeño recuerdo de la curiosa sociedad gastronómica sirve para hacer un repaso a la historia urbana madrileña y su costumbre de comer chuletas a la parrilla.


Las parrillas madrileñas
Todo bicho que camina va a parar al asador”; al menos esa es la conclusión a la que tuvieron que llegar nuestros antepasados prehistóricos. Desde entonces, nada es más apetecible que un buen chuletón y/o unas verduras a la parrilla.
Claro que no siempre el uso del fuego y la parrilla estuvieron ligados a la gastronomía; sino que se lo pregunten al pobre San Lorenzo, o a los “supuestos” herejes que el Santo Oficio utilizaba para formar piadosas chamusquinas.

Revista GEDEÓN, 1911
©BNE
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En la geografía madrileña existe una muy Noble y Real parrilla: el mismísimo Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Mandado construir por Felipe II para conmemorar su victoria en la Batalla de San Quintín, acontecida el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo, un capricho quiso que la planta del conjunto pareciese simular una parrilla, con el palacio haciendo de mango.

Así lo explicaba un cronista en la revista Ilustración Católica de España (año 1898):
El monumento tiene en su conjunto la forma de un paralelogramo rectangular. En cada una de sus cuatro esquinas levántase una torre que remata en un techo puntiagudo.
Representan los pies de la parrilla. La iglesia y el palacio real forman el mango, y las construcciones interiores los hierros de la rejilla. Ocupa una superficie de 39.000 metros. Las fachadas tienen 15 puertas y 1.128 ventanas.

El rey Fernando VII visitó el Monasterio en 1814. Para recibirle se decoró profusamente el Real Sitio. Algunos ornamentos llevaban inscripciones y poesías elogiando al felón monarca. Una de ellas, que no pudo ponerse por ser muy larga, decía:

"Del Levita Español, que en la Parrilla
Ardiendo, venció en Lid á Valeriano,
Émula, fiel su octava maravilla,
Celebra al que triunfó de otro Tirano:
Al mirarse esta noche como brilla,
Dice en ardiente voz el orbe Hispano,
Bríllo por mi Lorenzo, ya triunfando,
Y bríllo porque reina mi FERNANDO"


Parrilla –y también sartén-, es como se le llamó a Madrid durante los siglos XIX y XX en tiempo estival. Y La Parrilla es el puente acueducto del Canal de Isabel II.

"CANAL DEL LOZOYA- Puente-acueducto de la Parrilla"
J. Laurent (entre 1860 y 1886)
© mcu-IPCE-FPH- Archivo RUIZ VERNACCI
Signatura: VN-02911
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Hoy tenemos tantos a la parrilla”, fue una expresión utilizada en las cárceles, no por servir asados manjares a los presos, sino porque esa noche más de uno iba a dormir sobre los hierros del catre a modo de castigo.

Y de más antiguo viene la denominación de “la Parrilla” a la costanilla del Nuncio.
Cuando la calle de Segovia se llamaba de la Puente, veíase en su promedio la famosa posada de los Maragatos, puesta en el lugar conocido por los Corralillos, cerca de los Caños de San Pedro.
Poco antes, á la mano izquierda, ascendía la calle de la Parrilla, que daba frente por frente al palacio de la Nunciatura. Estaba allí mismo el pretil de Santisteban, un tiempo nombrado calle de San Isidro, con la casona del duque de aquel título, convertida un día en monasterio cuando la habitaron las monjas de Santa Catalina al derribarse su albergue de la calle del Prado.
ANTONIO VELASCO ZAZO
Antes que Velasco Zazo ya lo habían dicho Peñasco y Cambronero en "Las Calles de Madrid".


Las chuletas a la parrilla
Volviendo al uso gastronómico de la parrilla, diremos que en el siglo XIX era indispensable –sino obligado-, degustar unas chuletas asadas con este método en todas y cada una de las verbenas madrileñas. Y a diario… y los fines de semana.

Y de aquel siglo traemos el recuerdo de unos cuantos establecimientos, obviando los figones, que los hubo y de baja estofa, como el del "Tío Lucas".

Una casa de las más antiguos que ofrecía chuletas a la parrilla en su carta era la Hostería de La Cruz, de la calle ancha de Majaderitos, 8. Las chuletas eran de ternera, se empanaban y luego se asaban en parrilla. Estamos hablando de los primeros años del siglo XIX madrileño.
La Hostería de La Cruz tenía un eslogan:
"...todo servido con la mayor prontitud, aseo y buen condimento, como lo tiene acreditado."
Otra de los mismos tiempos era la Hostería de la Amistad, situada en la calle de La Paz, con entrada por el pasadizo de Correos.
También estaba en la calle Ancha de San Bernardo, número 21, la Hostería y fiambrería de la Aduana, con un amplio surtido de guisotes, y chuletas, claro.

Otro que también las tenía en su menú era el Café Imparcial, de la calle Matute, 8; el precio por unidad era de 2 reales y medio la unidad. (Año 1879)
 
En la Plaza de Santo Domingo, 3, había una taberna con comedor que ofrecía chuletas a la parrilla “superiores”.

También servían estupendos solomillos y entrecot a la parrilla dentro del menú en el restaurante Ambos Mundos, de la calle Aduana, 4. En aquel local se admitían huéspedes desde 3 pesetas.

Bistec o chuletas a la parrilla eran los platos estrella del Café de las Cuatro Naciones. Podían ser degustados por la noche mientras se daban conciertos. El propietario de este local era don Manuel Antonio Fornos, a quien conocimos en nuestro artículo “Nueva biografía del Café de Fornos”.

En una tienda de vinos de la calle Divino Pastor, 1, eran famosas las patatas fritas al vapor y sus chuletas a la parrilla, estas últimas a 50 céntimos.
En otra tienda de las mismas características de la calle Bailén, 23, las chuletas se asaban a cualquier hora del día.
Otra había en la calle Santa Isabel, 5, que además ponía callos y judías. O el café restaurante "La Uva de Valdepeñas", de Concepción Jerónima, 6 (junto al Coliseo Imperial).

Muy renombrados, de tradición y mayor categoría eran los establecimientos ubicados en la antigua calle de Barrionuevo (después Conde de Romanones).
Hice que se levantara, le llevé al famoso restorán de Barrionuevo y ante una de aquellas clásicas chuletas a la parrilla el artista se reanimó y recobró su proverbial alegría.” [2]

La gran tienda de vinos de D. Leonardo Suarez se vanagloriaba de servir “las mejores chuletas a la parrilla” en la calle de Barrionuevo, 2.
Sin embargo, una de las más antiguas de esa calle era la casa del Sr. Pedro Coello, instalada en la calle de Barrionuevo, 8 y 10, al menos desde el año 1894.



Luego llegó don José Rosón, continuador de tan gastronómica tradición de la calle Barrionuevo, cuando esta arteria ya llevaba el nombre de conde de Romanones.


Y hablando de Romanones, en el segundo volumen de sus "Notas de una vida", publicadas en 1929, dice el conde:
"[...] uno de los mejores amigos que he tenido: Perico, figura popular en la calle de Madrid bautizada con mi nombre y maestro consumado en el difícil arte de asar chuletas a la parrilla; con esto hizo una fortuna considerable."
Posiblemente, el conde de Romanones se esté refiriendo al ya citado Pedro Coello.

A principios del siglo XX (1909) las chuletas figuraban en los menús de los comedores económicos al precio de  30 céntimos.



En los años 30 del siglo XX continuaba la fama de la calle de Romanones y sus chuletas a la parrilla, con la casa de Rosón a la cabeza y seguramente otras con nuevos dueños, como el caso de La Perla.



Hubo otra "Perla" en la calle Bravo Murillo que también decía hacer las mejores chuletas a la parrilla.


Y en la calle de la Princesa, 42, la célebre Casa Samuel, inventor de las "cazuelas de merienda".

En Tetuán de las Victorias, el Café-Bar y Licores de Jacinto Velasco, hermanos, ubicado en la calle O'Donnell, 31, donde las chuletas a la parrilla eran la especialidad. 

Y así podríamos citar muchos más establecimientos de esta índole, porque eso de comer chuletas a la parrilla era cosa diaria.

A principios del siglo XX la fama de los parrilleros argentinos se había trasladado a España y en Madrid se vendía por 9 pesetas un colosal invento llamado “Parrilla Argentina”.
En la calle Duque de Rivas, 6 (Principal), tenía sus oficinas el representante comercial, Sr. A. Brases.


Joaquina por un lado, y una tal Ruperta por el otro, hacían maravillas con la parrilla argentina.

"Júrote que á tu primo Segismundo,
el sargento segundo
del primer regimiento de ingenieros
(que goza junto á tí de algunos fueros),
le tengo un odio por demás profundo.
A sus frases de amor no te sometas;
te lo pido, mi bien, por las chuletas
que ayer noche me asaste á la parrilla.
¡Qué chuletas. Dios santo!
Ni Colón, ni Espartero, ni Hermosilla,
comieron otras que valieran tanto!"
JUAN PÉREZ ZÚÑIGA (1892)


Publicidad "La Parrilla Argentina"
EL GLOBO, 1904
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Y si de Argentina hablamos, os enseñamos el símil de la Sociedad parrillera española. Se trata del grupo de parrilleros "Liniers", de Buenos Aires, fotografiados en 1930.

Revista CARAS Y CARETAS (1930)
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La llegada de la electricidad había propiciado el invento de muchos y peligrosos artefactos de uso doméstico. En la revista La Energía Eléctrica de 1901 (Año II, Tomo 3. Núm. 15) se hablaba de una parrilla eléctrica y su consumo energético. El artilugio fue presentado en la Exposición Universal de París.
Uno de los aparatos de cocina que más llama la atención es, seguramente, la parrilla eléctrica (figura 5). Acostumbrados como estamos á que haya fuego debajo de toda parrilla, el que con uno de estos aparatos eléctricos se pueda asar encima de una mesa ordinaria, parece encantamiento.
Se colocó sobre la parrilla como un cuarto dé kilogramo de carne y la cantidad correspondiente de manteca; con esto, la corriente eléctrica marcó durante diez minutos 116 voltios y 7,1 amperios, con cuyos datos se obtienen 137 vatios-hora como consumo de electricidad, ó sea unos cinco céntimos de gasto.


Con esta última mención a una modernidad antigua -quizá en desuso hoy por el precio de la luz-, llegamos al final de este recuerdo a los señores que formaron una singular sociedad y a los variopintos y añejos locales madrileños donde se asaban chuletas.

Hoy sigue habiendo sitios donde se sirven chuletones a la brasa, algunos sobre plato de barro muy caliente. Sólo en la Cava Baja hay unos cuantos, y repartidos por la ciudad unos tantos más. Pero como no vamos a hacer publicidad, nos quedamos con los de antaño, que eran muchos.


"El hambre de los jóvenes se mata con chuletas,
la de los maduros ya exige elaboración y cocina"
CESAR CATALEIRO, maestro en sabores.



Bibliografía

[1] Fragmento del artículo "El ciudadano en el campo", publicado en La Libertad (1932) Año XIV, Nº 3.874
[2] León, Luis (1919) La tragedia de Murillo «el malo». (Madrid) La Lectura Dominical. Año XXVI, Nº 1.337, pp, 533-534

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "La Sociedad de La Parrilla y las chuletas madrileñas. Madrid, 1916", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


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ISSN 2444-1325

Coplas del domingo. Al fresco

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Primera copla dominguera de este año 2016 con los ocurrentes argumentos y el gracejo madrileño propios de D. Antonio Casero; acompañados casi siempre con ilustraciones del autor-editor de Historia Urbana de Madrid.

Estas coplas se publicaban los domingos en el Heraldo de Madrid. La que hoy transcribimos corresponde a la aparecida el 9 de enero de 1916 -que fue domingo-, estrenándose, pues, como la primera copla centenaria de nuestra colección del presente año.

Coplas del domingo, por Antonio Casero

AL FRESCO
—Liborio, t'estoy oyendo,
y, vamos, chico, m'aplanas;
me dejas a veinte grados
bajo cero; no esperaba
eso yo de tu costilla.
—Las apariencias engañan.
—Vamos, porque tú lo dices,
y yo sé que tus palabras
son el Código vigente;
que si no, ni con tenazas;
no es posible que uno crea
que existan algunas damas
de tan malos sentimientos
y de tan perras entrañas;
yo, la mía, francamente,
es cuasi, cuasi, una malva;
es cierto que m'ha tenido
catorce meses en cama,
víctima de una «escobitis»,
porque m'arreó con alma
con la de barrer; pero, hombre,
no ha hecho conmigo la gracia,
de dejarme en la escalera
en una noche de helada.
¡Hay que ver que nochecita .
habrás pasao!
—¡Siberiana!
Como que, al pasar los gatos
por junto a mí, estornudaban.
—Güeno; y en total, ¿se puede
saber lo c'alega?
—Nada;
dice c'a sío su gusto,
y en su gusto nadie manda.
—¡Ay, qué rica! Vamos, hombre,
esa, a mí, me las pagaba.
—Es mu tramposa.
—Bien, dime:
y ¿cómo fué? Cuenta, habla.
—Na, que me quedé jugando
al tute en ca de la Paca,
y que serían las cinco
cuando me fui pa mi casa:
Fuencarral arriba, a Cuatro
Caminos.
—Una monada.
¡También eres humorista!
—¡Y a cuerpo!
—Yo te mataba.
¿Qué hiciste de la pañosa?
—Pos la pañosa, en la tasca,
respondiendo de tres frascos
de vino que yo adeudaba;
güeno, pero voy al hecho,
si me dejas hablar.
—Habla.
—Entro, subo, llego, llamo;
tilín, tilín; sale, chana
por la mirilla y me dice
con dos arrobas de guasa:
«No te conozco, pierrotte.»
Me tomó por una máscara.
Y yo, que «no abuses, perla»;
y ella, desde dentro: «¡Calla,
no se despierte el canario!»
Y yo, «pero, oye, gitana:
ábreme, que tengo frío».
Oyóse una carcajada
y se alejó de la puerta.
Y yo, llama que te llama;
la supliqué de rodillas,
la recordé cosas gratas
de cuando éramos chavales.
Y na, silencio en la estancia;
suspiré, por si el suspiro
la enternecía unas miajas;
la canté tápame, tápame,
pa ver si se «blandeaba»,
y na, que me dejó al fresco
como un botijo.
¡Qué alma!
iTú irás al divorcio!
—Ahora
voy a un recao que me manda:
por horquillas invisibles
y perejil.
—¡No fe matan!
—Pero ¿qué voy a hacer, hombre,
si es ella la que lo gana?
—Así me lo explico todo:
claro, como no trabajas,
t'ha tomaoao por el canelo,
y hace mu bien; sufre y calla
y aprende a saber ser hombre,
y a ser amo de tu caso,
y a entrar cuando te convenga
y a'salir cuando te plazca…
Antonio CASERO
(Heraldo de Madrid, AÑO XXVII. Número 9.170)


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Dice el "fresco" Liborio que, en la desesperada intención de entrar a su casa, aduló a su mujer cantando "Tápame, tápame", de Ricardo Yust.  A modo de colofón, ofrecemos este simpático cuplé cantando por La Goya; uno de los tantos tesoros de la Biblioteca digital hispánica (BNE).




Bibliografía
Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Coplas del domingo. Al fresco", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Madrid, cien años atrás: En el Teatro Madrileño, 10 de enero de 1916

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"Madrid, cien años atrás" es la continuación de las efemérides que publicábamos desde el año 2013 y se truncaron en 2015. A diferencia de aquellas, la narración de crónicas que ayer comenzamos en nuestro grupo de facebook, se centra en acontecimientos populares del Madrid de hace cien años.
Más adelante iremos añadiendo apartados si el día a tratar lo requiere.


Madrid, cien años atrás...
El 10 de enero de 1916 fue lunes.
A las tres y media de la tarde comenzaba un mitin en el Teatro Madrileño. Presidía el acto D. Manuel Salvadores, presidente de la Asociación de gremios de Madrid.
Los allí reunidos no eran una gran multitud -el teatro no se llenó-, más se trataba de hombres de peso, interesados todos ellos en encontrar soluciones al problema de las subsistencias creado por el ministro de Hacienda, Sr. Ángel Urzáiz.

HERALDO DE MADRID (1916)
Fotografía de Alfonso
© Archivo HUM
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Pocos días antes, Urzáiz había autorizado las siguientes Reales órdenes del Ministerio de Hacienda que modificaba el régimen arancelario:
"La exportación de ganado vacuno al extranjero, mediante el pago de 360 pesetas por unidad arancelaria; que dicha exportación sólo pueda hacerse por las Aduanas marítimas habilitadas al efecto y por las principales terrestres.
De igual forma, la exportación de ganado caballar al extranjero, mediante el pago de 300 pesetas por unidad arancelaria.
La exportación de ganado mular al extranjero, mediante el pago de 300 pesetas por unidad arancelaria.
La exportación de ganado de cerda al extranjero, mediante el pago de 80 pesetas por unidad arancelaria.
Del mismo modo, la exportación de ganado asnal al extranjero, mediante el pago de 16 pesetas por unidad arancelaria.
Y en la misma forma, la exportación de ganado lanar y cabrio al extranjero, mediante el pago de 16 pesetas por unidad arancelaria.
Todo este ganado sería admitido con franquicia de derechos de importación." [1]

Los asistentes al mitin consideraban que algunas disposiciones eran convenientes, pero no justas, lo que les llevó a aprobar la solicitud de derogación de las medidas arancelarias.
Las conclusiones del mitin serían presentadas al ministro, advirtiendo que, de no ser atendidas, la Asociación de los gremios de carnes frescas y saladas de Madrid invitarían a todos sus similares de España para iniciar una protesta nacional.


Sobre el Teatro Madrileño
El Teatro Madrileño (antiguo Liceo Ríus, inaugurado en 1885) estaba ubicado en la calle de Atocha, 68. Para algunos, el también llamado Teatro de Atocha y "Variedades", era magnífico; para otros un antro de maleantes.

Era habitual reunirse en este liceo para celebrar fiestas, reuniones públicas o algún mitin -estos últimos muy a menudo-, y hasta campeonatos de lucha greco-romana.

En 1909 el teatro cerrará sus puertas hasta la nueva temporada para acometer reformas y decorarlo "con sumo gusto". Fue reinaugurado la noche del 13 de septiembre de ese año, con el estreno de la zarzuela "El padre Bedoya", de Cuevas y los maestros Carbonell y Arderíus. La primera tiple, Manolita Rodríguez, hizo arder al público en la romanza de "El cabo primero".

Hacia 1910 comenzó a dar sesiones de cinematógrafo y variettes nacionales y extranjeras. En todas las sesiones ofrecía entremeses sicalípticos.

En 1910, uno de los grandes éxitos del Madrileño vino de la mano de la cupletista Odalisca Nanffi. Después de tres meses de extraordinarios triunfos, Odalisca dejó este teatro. La despedida fue apoteósica, medio Madrid estuvo allí para ovacionarla.

ECO ARTISTICO (1910)
© Archivo HUM
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ECO ARTISTICO (1910)
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 Y muchas más figuras hubo que pasaron por su escenario, entre ellas Pastora Imperio.

En 1918 será bautizado con el nombre de "Gran Kursaal Madrileño", con Arturo Leira al frente de la dirección artística.
En 1920, completamente remozado, se convertirá en el elegante y coqueto Music-Hall denominado "Madrid-Concert", y en 1921 volverá a ser Kursaal... pero ya lo veremos más adelante.

Por el momento lo dejamos aquí. Sólo queríamos recordar al Madrileño por la efeméride de hace cien años. La historia de este teatro merece un artículo más extenso; prometemos publicarlo en estos días.



Bibliografía
 [1] Soldevilla, Fernando (1917) El Año Político 1916. Madrid. Imprenta de Ricardo F. de Rojas. Año XXII, pp. 3-4 

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Madrid, cien años atrás: En el Teatro Madrileño, 10 de enero de 1916", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Madrid, cien años atrás: Instituto Cervantes y más, 11 de enero de 1916

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Cien años atrás Madrid se preparaba para celebrar el tricentenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes Saavedra.
Las medidas sobre los impuestos a las exportaciones continuaba siendo el tema del día. Lo mismo ocurría con la preocupante situación de los trabajadores.
Pero hubo mucho más.


Madrid, cien años atrás...
Martes, 11 de enero de 1916.
Estos fueron los sucesos más destacados:

Escuelas Aguirre
Aquel día se celebró el tradicional reparto de juguetes a los niños de las Escuelas Aguirre. Al acto asistió el alcalde, Sr. Ruiz Jiménez.

Niños de Escuelas Aguirre
Fotografía de Alfonso
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Instituto Cervantes
El ministro de Instrucción pública, D. Julio Burrell, daba a conocer los resultados de la reunión mantenida con el Sr. López Muñoz, presidente de la Comisión del Círculo de Escritores y Artistas.
En aquel encuentro se trató del proyecto de creación del Instituto Cervantes, quedando el ministro en ayudar en cuanto pudiese. El ministro había dicho:
"Se trata de que los literatos, y en general los escritores, dispongan de una Casa de Salud y de Vejez, ya que, por desgracia, no andan en España muy abundantes de recursos."

Además, los planes eran que dentro de ese organismo hubiese una escuela para hijos de escritores. Los fondos saldrían de los créditos consignados en el presupuesto para el centenario de Cervantes, aceptando, en tal caso, aportaciones externas.
El primer pabellón, de doce plazas, se construiría en terrenos de Ciudad Lineal; estaba previsto que las obras comenzasen en febrero. Seis mese más tarde estaría acabado otro pabellón de las mismas características.
Según el ministro, la Comisión ya se había encargado de recorrer Ciudad Lineal, elegir los terrenos y adoptar las primeras disposiciones.


Buscando trabajo
En los Almacenes de la Villa se presentaron por la tarde unos 1.500 obreros en busca de trabajo.
Los delegados municipales que les recibieron manifestaron que no tenían orden de admitir ningún nuevo trabajador en las obras municipales.
Un grupo de los obreros más jóvenes trató de dirigirse hacia el centro de Madrid para manifestarse, pero fue disuelto por los guardias de Seguridad, que habían sido avisados por los encargados del almacén.


Asilo de "Golfos"
El alcalde Sr. Ruiz Jiménez, acompañado por varios concejales, viaja ese día a Alcalá de Henares para visitar las obras del nuevo Asilo de "Golfos".

ASILO DE "GOLFOS" (Fachada principal)
Fotografía de Alfonso
© Archivo HUM
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El edificio albergaría a unos 300 golfos madrileños; cifra escasa teniendo en cuenta los muchos que había en Madrid. Pero la idea era acoger allí a los comprendidos entre ocho y diecinueve años de edad; los demás serían ubicados en trabajos u otros asilos.

"Grupo de golfos" (1905
© Archivo ABC
 Curiosidades de Madrid [Consulta 10/01/2016]
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Estación del Mediodía
A las ocho y veinte de la mañana llegaba a la estación de Mediodía el batallón expedicionario del regimiento de León, que desde el mes de octubre de 1913 se encontraba de operaciones en la zona de Ceuta-Tetuán.
En los andenes y alrededores de la estación se había reunido gran cantidad de público que esperaba el paso de las tropas.
Por la tarde, a las cinco, llegó el batallón del regimiento del Rey, que mandaba el teniente coronel Roselló. En las inmediaciones de la estación se había congregado aún más público que el de la mañana.

Estación del Mediodía (1900)
Fragmento de positivo estereoscópico

© Fundación Duques de Soria "de Ciencia y Cultura Hispánica"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo ARCIMIS - ARC-0387
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Viaje Real
Alfonso XIII, junto a su familia, séquito y personalidades invitadas a una Regia cacería en la Granja de San Ildefonso, regresaban a la capital en automóvil.
Una extensa columna de coches salía del Real Sitio a las once de la mañana; en el primero viajaba la reina Victoria, acompañada de la infanta Beatriz. Les seguía otro coche en el que viajaba Alfonso XIII con el infante D. Alfonso; detrás varios coches de los invitados. Cerraba la comitiva el séquito.
Como hacía frio y había nevado, algunas carreteras estaban intransitables, por lo que el gobernador y el ingeniero jefe de caminos, con un equipo de obreros, y bueyes por si había que remolcar algún coche, viajaron al encuentro de la comitiva. ¡Cosas de aquellos tiempos!


En resumen, así fue este día 11 de enero de hace cien años. Hubo, como casi todos los días en Madrid, algunos sucesos relacionados con caídas, robos y suicidios.



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Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 

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En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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