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Calle de Sevilla y La Equitativa en 1891. Estampas. Madrid pueblo

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Preciosas estampas del nacimiento de un edificio que hoy agoniza entre andamios. Historias de una calle y sus transformaciones; todo gracias a aquellos que retrataron y narraron rincones de la antigua Villa y Corte, para el recuerdo y la memoria de los madrileños de su tiempo. Hoy las recuperamos para que no se olviden.

El artículo bien pudiera integrarse en nuestra sección de fotografías "Fototeca HUM", puesto que se trata de grabados creados a partir de fotografías de J. Laurent; pero justo es publicarlos en "Estampas. Madrid pueblo" como reconocimiento al laborioso trabajo de dibujante y grabador, cuyas firmas lamentablemente son ilegibles.

Retrocederemos hasta febrero de 1891, momento en que se publicaban los grabados en la revista La Ilustración Española y Americana, y año de inauguración del edificio de la Sociedad de Seguros "La Equitativa".
Eusebio Martínez de Velasco escribe el artículo titulado "La Casa de La Equitativa en Madrid" -al que acompañan los grabados-, donde nos ofrece datos sobre el edificio y el evidente entusiasmo del pueblo madrileño ante tamaña construcción.
El escritor fallecerá en Madrid dos años más tarde, el 6 de marzo de 1893; ciento veinte años después, en el año 2013, la antigua "Casa de La Equitativa en Madrid" será sentenciada a desaparecer junto con el resto de edificios que componen el "Complejo Canalejas".


La Equitativa. Los grabados
Como hemos comentado, difícil es confirmar el nombre de los grabadores, pero bueno es recordar que esas ilustraciones eran parte de la esencia de la revista, siendo prioritaria la sección titulada "Nuestros grabados".
El responsable del diseño de La Ilustración Española y Americana era D. Bernardo Rico y Ortega, quien contaba con un prestigioso equipo de grabadores y dibujantes, entre los que se encontraban Tomás Carlos Capuz Alonso, Valeriano Bécquer, Daniel Ortega, Daniel Perea, José Luis Pellicer, Tomás Padró y Juan Comba. De alguno de ellos es la autoría de los grabados que veremos a continuación. [1]

Ratificamos que se trata de reproducciones de fotografías de J. Laurent, como se advierte a pie de las imágenes y según lo indica una nota de Martínez de Velasco.
"Véanse los grabados que publicamos en este número, como representación gráfica (según fotografías de Laurent) de la casa de La Equitativa en Madrid, y complemento de la breve descripción que antecede.
Dos en la pág. 109: el primero representa una parte de la fachada correspondiente á la calle de Sevilla, con las elegantes puertas de ingreso á la escalera principal y al pasaje semicircular de coches, y el segundo, la instalación de motores y dinamos en amplia sala de la planta de sótanos.
Y otro en la pág. 112, que es vista general del edificio, tomada desde la acera del café de Fornos y frente al ángulo ó chaflán." [2]




Calle de Sevilla
El edificio se construye sobre cuatro solares ubicados en la esquina de la calle de Sevilla y la de Alcalá. En su conjunto, los solares ocupan una superficie de 1.735 m² (22.357 pies).
La calle de Sevilla, que en su tiempo fue llamada "de los Panaderos", más tarde "de los Peligros" y posteriormente "Ancha de los Peligros", era una arteria sombría que, juntamente con los callejones de la Hita (antes de los "Bodegones", después travesía de los Peligros), y Los Gitanos, conformaban un espacio inmundo, un albañal en toda regla.

En su tiempo, tanto Mesonero Romanos como Fernández de los Ríos criticaron la situación en que se encontraba esta zona de la Villa y Corte, recomendando o exigiendo que se tomasen las medidas oportunas para su limpieza y aireado, y más prioritariamente, su ensanche.

En "El futuro Madrid", Fernández de los Ríos va más allá y habla de la posibilidad de convertir en pasajes más afortunados que los de San Felipe, Matheu y Murga, a los callejones "de Gitanos y Peligros y la calle de Sevilla." [3]

El fragmento del plano de Madrid (1706), de Nicolás de Fer, muestra la configuración de aquel entramado de callejones infectos y miserables. Visibles son la iglesia y hospital del Buen Suceso, y el convento de las monjas bernardas de Vallecas, donde se instaló la imagen de la Virgen de los Peligros, que dio nombre a las calles ancha y angosta de los Peligros.


Plano de Madrid. Fer, Nicolás de. 1706 (fragmento)
Bibliothèque nationale de France, département Cartes et plans, GE C-1259
Con licencia
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-012 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Casi un siglo más tarde, Martínez de la Torre y Josef Asensio nos muestran en la Lámina 41 del Plano de la Villa y Corte de Madrid (1800), que poco había cambiado aquella zona denominada "Barrio del Buen Suceso", del que dicen:
"Empieza en la Carrera de San Gerónimo, esquina del Buen Suceso, y siguiendo mano izquierda se introduce en la calle de los Cedaceros, y de esta á la de Alcalá, la cual sigue con ámbas aceras hasta la esquina de la calle de la Montera." [4]
Queda incluida en este barrio la que ya era "calle ancha de los Peligros".

Plano de la Villa y Corte de Madrid (LÁMINA 41)
Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio, 1800
ARCHIVO HUM
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-012 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Por su parte, en la Lámina 40 se describe la acera contraria de la calle de Alcalá, que con la de Caballero de Gracia y Red de San Luis, calle de la Montera, configuraban el "Barrio de San Luis".
"Da principio en la calle de la Montera desde la esquina de la Puerta del Sol ámbas aceras, sube por la Red de San Luis hasta la esquina de la calle Jacometrezo, baxa por la de Caballero de Gracia calle derecha hasta la esquina de la Plazuela de la Paja, en que concluye." [5]
Queda incluida en este barrio la "calle angosta de los Peligros".

Plano de la Villa y Corte de Madrid (LÁMINA 40)
Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio, 1800
ARCHIVO HUM
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-012 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


La Equitativa vista por Martínez de Velasco
En breves palabras cuenta Martínez de Velasco cómo fueron los inicios del hoy destruido palacio de la Sociedad de Seguros La Equitativa.
"Por Real orden de 10 de Octubre de 1882 fué autorizada en nuestra patria la agencia ó sucursal de La Equitativa, y esta agencia adquirió en pocos años tan notable desenvolvimiento, que hoy es considerada como la más importante y popular de todas las compañías similares: á ella se debe la rehabilitación del seguro de vida en España (castigada por antiguos é inolvidables fracasos), preparando la opinión con acertada propaganda y granjeándose las simpatías del público por el religioso cumplimiento de las obligaciones contraídas; y su inteligente director Sr. Rosillo, para que se arraigasen aquellas simpatías y se ensanchara inmensamente la esfera de acción de la Sociedad, fué el primero que propuso la construcción del edificio de Madrid.
La propuesta fué aceptada por el Presidente-fundador y aprobada incondicionalmente por la junta de Directores de La Equitativa, autorizándose al Sr. Rosillo para la compra de los solares del ensache de la calle de Sevilla, cuando aún no se habían adquirido los de Berlín y Viena para sus respectivos edificios, y delegándose la responsabilidad de la realización del proyecto en el arquitecto Mr. Eduard E. Raht, que cuenta entre sus lauros profesionales el proyecto y la dirección del suntuoso palacio de la empresa periodística de The Tribune, de Nueva York." [6]

Sacado a concurso el proyecto para la construcción del imponente edificio, y ganado este por el arquitecto D. José Grases Riera, fue el propio Mr. Raht quien vino a premiarlo.

Dice Martínez de Velasco que el edificio estaba construido en armonía con todos los adelantos conocidos hasta entonces y con los mejores materiales, sin escatimar en gastos. Así lo resumía:
"[...] hormigón hidráulico, de pedernal y cemento, para la cimentación; piedra blanca de Palazuelos y de Baides (Sigüenza) para las fachadas, combinada con granito azulado en los pisos principal y segundo; ladrillos en la construcción interior, y ladrillo blanco, esmaltado con baño de porcelana, en las paredes de los patios; columnas de hierro fundido en la planta baja y en el entresuelo, dobles, una en el interior de otra, separadas por capa de tierra refractaria; acero Bessemer para las armaduras de cubiertas y las vigas de los pisos; ladrillo-madera hueco, en los tabiques divisorios de las habitaciones; parquet de diversas clases de madera, en hábil y graciosa combinación, desde el más sencillo al más rico y elegante, en todos los pavimentos; azulejos en las paredes de las escaleras, mármoles de colores en los frisos y cercos de las puertas, ladrillo hueco en las bóvedas, pizarras de seis centímetros de grueso en los peldaños, y hierro forjado en las barandillas." [6]

El edificio tenía-porque ahora son triste oquedades-, tres puertas de acceso, una por la calle de Alcalá y dos por la de Sevilla, y un ancho pasaje semicircular para carruajes por el interior, que cruzaba de una calle a la otra.


Primeros habitantes
Cuenta Martínez de Velasco que, finalizadas las obras e inaugurado el moderno edificio, ya ocupaba todo el piso principal y parte del entresuelo el Casino de Madrid, decorado con ostentación y confort. Otra buena parte del entresuelo estaba dedicado a domicilio y oficina de La Equitativa, quedando en el mismo piso nueve huecos de fachada sobre la calle de Sevilla para alquilar.

Dice también que en el segundo piso, dividido en cuatro cuartos, el director de la Sociedad, D. Juan A. Rosillo, tomaría una en arrendamiento, "y los otros tres cuartos parece que están solicitados por un importante círculo político".
El piso tercero también estaba dividido en cuatro cuartos, de los cuales, el del chaflán, había sido alquilado por el arquitecto señor Grases Riera, quien se encargaría de la conservación del edificio.
Las habitaciones del piso cuarto, que eran anchas galerías de hierro y cristal, y la azotea, habían sido destinadas también a alquiler.

En cuanto a la planta baja, preparada para comercios, se rumoreaba que una sociedad catalana andaba detrás de alquilar algún local, "y que los dueños de dos ó tres establecimientos de Madrid, muy favorecidos por distinguida clientela, piensan ponerse de acuerdo para arrendar á la vez varios huecos de fachada con destino á sus respectivas tiendas; lo cual no dudamos que sucederá pronto, porque además de las ventajas de sitio tan céntrico y concurrido, tiene ese piso bajo la grandiosidad de su altura de techos y el atractivo de las luces eléctricas de arco voltaico, al exterior, ya mencionadas, que lucirán diariamente por cuenta de La Equitativa."




Epitafio a un monumento
El entusiasmo que puso en sus palabras don Eusebio Martínez de Velasco nos sirve hoy (en preterito pluscuamperfecto) como epitafio al monumental conjunto de edificios que engalanaron la calle de Alcalá y Sevilla.
"Y sobre esta vasta superficie La Equitativa ha levantado, en menos de cuatro años, el grandioso edificio que embellece las calles de Alcalá y de Sevilla, y cuya elegante rotonda, coronada por gallardo templete, ofrece la hermosa apariencia, más que de proa de un buque, como se ha dicho, de soberbia torre del Homenaje, no de feudal castillo que amenaza, ni de regio alcázar que humilla, sino de opulento palacio que sirve de garantía al capital asegurado sobre la vida, á las legítimas esperanzas de la orfandad y la viudez."

Fotografía © Madrid, Ciudadanía y Patrimonio,
para:
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


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· Franco y Romero, sombreros por la calle de Alcalá. Madrid, 1920.© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-006 RECUPAPEL. Historia Urbana de Madrid, ISSN 2444-1325

·Efemérides: Madrid, 16 de febrero de 1913. "Banquete a Eduardo Chicharro en el Círculo de Bellas Artes. En el Círculo de Bellas Artes, que por entonces había estrenado local en el palacio de "La Equitativa", se celebrará un banquete en honor al pintor Eduardo Chicharro, discípulo del genio valenciano Joaquín Sorolla. [...]"© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-034 EFEMERIDES1913. Historia Urbana de Madrid, ISSN 2444-1325

Si quieres saber más sobre los pormenores de esta zona emblemática de Madrid y sus edificios, visita el blog de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio [Operación Canalejas]





Bibliografía
[1] Barrio Aller, Pablo y Cerdà Llompart, Caterina. (2015) La Ilustración Española y Americana. Consultada el 28/07/2015, en http://gansoypulpo.com/dir-cab/ilustracion-espanola-americana/

[2] Martínez de Velasco, Eusebio (1891) La Casa de La Equitativa en Madrid. La Ilustración Española y Americana, XXXV (VII), 107-110.

[3] Fernández de los Ríos, Ángel (1868) El Futuro Madrid. Madrid: imprenta de la Biblioteca Universal Económica, pp., 294

[4] Martínez de la Torre, Fausto y Asensio, Josef (1800) Plano de la Villa y Corte de Madrid. Madrid: imprenta de Joseph Doblado, pp., 29

[5] Ibídem, pp., 28

[6] Martínez de Velasco, op. cit., pp, 108



Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Calle de Sevilla y La Equitativa en 1891. Estampas. Madrid pueblo", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-012 ESTAMPAS MAD
ISSN 2444-1325


Recordando a Joaquín Sorolla a los 92 años de su fallecimiento

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Don Joaquín Sorolla y Bastida falleció en Cercedilla (Madrid), el viernes 10 de agosto de 1923.
A los 92 años de su muerte queremos recordar la vida y obra del extraordinario maestro valenciano a través de una serie de artículos publicados por el autor de Historia Urbana de Madrid en 2009.

Bajo el seudónimo de edjaval publica ese año una serie de artículos para su proyecto "Ver, Oír, Leer" (Imágenes, música y textos) que conforman el monográfico "Joaquín Sorolla. Ayer y hoy."

Estos artículos rindieron homenaje a Sorolla coincidiendo con la inauguración de la exposición “Joaquín Sorolla (1863-1923)” del Museo del Prado, última etapa del recorrido de los lienzos pintados por encargo de la Hispanic Society of America, que desde 2007 fueron expuestos en diferentes ciudades de España (Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Barcelona).

Pedimos disculpas por si no funciona alguno de los tantos enlaces que aparecen en los artículos, muchos de ellos corresponden a páginas que ya no existen, por lo que se ha perdido valiosa información sobre Sorolla, su personalidad y su época. Además, la cuidada maquetación original parece haber desaparecido, por lo que la estética actual es penosa.


Joaquín Sorolla. Ayer y hoy
Salones Arte.es, para Redactores.es

Sobre Joaquín Sorolla y Bastida
23 de mayo de 2009
La luz de Sorolla brilla con todo su esplendor en el Museo del Prado

26 de mayo de 2009
Joaquin Sorolla y Bastida, el pintor de la luz

02 de junio de 2009
Joaquín Sorolla. El perfeccionamiento académico. Parte I

06 de junio de 2009
El perfeccionamiento académico. Parte II


Los primeros éxitos internacionales
13 de junio de 2009
En torno al 1895: los primeros éxitos internacionales

17 de junio de 2009
1900: el Gran Prix de la Exposición Universal

22 de junio de 2009
La luz de Sorolla y la atmósfera de Velázquez


El maduro Sorolla y el joven siglo XX
01 de julio de 2009
La absoluta libertad pictórica

Los retratos de Sorolla
27 de julio de 2009
La Familia

03 de agosto de 2009
Las personalidades

Retratos en flickr (VER)

Muerte de Joaquín Sorolla
09 de agosto de 2009
Viernes 10 de Agosto, el día que Joaquín Sorolla pasó a la inmortalidad


Sorolla y la playa de la Malvarosa
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En torno a 1909: la playa de la Malvarrosa

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Sorolla hacia 1915. Regreso a su orden artístico






El año de la verbena de la Paloma. Madrid, 1894

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En agosto renace el sentimiento del pueblo madrileño hacia su popular patrona y el de los barrios castizos por la devoción a sus santos. ¡Madrid se viste de verbena! Vuelven las viejas costumbres y tradiciones unidas a la modernidad.




Historia Urbana de Madrid se traslada hoy a los tiempos de la Restauración española; exactamente 121 años atrás, cuando en Madrid una reina regente, doña María Cristina, guardaba con celo la Corona de su hijo, el muy joven Alfonso XIII, y los partidos políticos se turnaban para gobernar salvaguardando la monarquía.

En la España decimonónica, con la Villa y Corte como foco de todo, el pueblo madrileño, sediento de alegrías, será el que favorezca el nacimiento del género chico para orgullo del teatro español. Así, se crearán "La Gran Vía", "La Revoltosa" y, entre otras grandes obras de la zarzuela, la propia "Verbena de la Paloma", hoy protagonista en el blog.

En honor a la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad, y como homenaje a los madrileños de antaño, recordamos esta obra del género chico que mejor refleja la idiosincrasia de nuestro pueblo en aquellos tiempos.




El año de la verbena de la Paloma
Tres años ocupan este especial dedicado al sainete de Ricardo de la Vega y Tomás Bretón. Comenzamos en el año 1893, con las primeras noticias sobre la obra.
Un inciso nos remontará a 1873, año de inauguración del teatro Apolo.
Finalmente regresaremos a 1894, año en que se estrena La verbena de la Paloma en dicho teatro.


1893
Gestación de La verbena de la Paloma, etc., etc.
Estos fueron algunos de los sucesos acontecidos en el año de 1893:
  • El 16 de enero se estrena en el Teatro de la Comedia la obra de Benito Pérez Galdós "La loca de la casa", con María Guerrero, Emilio Mariano y Emilio Thuillier. El éxito fue apoteósico.
  • El 23 de enero muere en su domicilio de la calle Santa Teresa (Madrid), el poeta y dramaturgo José Zorrilla.
  • El 4 de febrero fallece en Vigo la ilustrísima socióloga y escritora Concepción Arenal.
  • El 20 de abril nace en Barcelona el pintor Joan Miró.
  • A finales de noviembre comienzan, en el Teatro Apolo, los ensayos de La verbena de la Paloma o el boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos, sainete en prosa, en un acto y tres cuadros, de Ricardo de la Vega y Ruperto Chapí.
  • El 25 de noviembre de 1893, La Correspondencia de España publica la siguiente noticia:



Como podéis apreciar, la noticia cita a Ruperto Chapí como autor de la música. En esa época Chapí era casi compositor oficial del Teatro Apolo por la gran producción de obras musicales que proveía al citado teatro de la calle de Alcalá. Sin embrargo será el insigne maestro Tomás Bretón quien componga la música.

Aclara este tema D. José María Gómez Labad en su libro "El Madrid de la Zarzuela":
"Algunos autores han pretendido hacer creer, porque ellos así lo han creído, que Chapí llegó a componer algunos números para dicho sainete y que Ricardo de la Vega al escucharlos le había retirado la obra, por no gustarle aquella música, que según dijeron la había puesto luego en El tambor de Granaderos, de Emilio Sánchez Pastor. Nada más lejos de la verdad que esta versión. Lo cierto es que Chapí, hombre de confianza de los empresarios de Apolo, señores Arregui y Aruej, perdió la misma cuando comenzó a luchar por la creación de la Sociedad de Autores, por lo que tuvo que irse con sus obras al teatro Eslava, donde estrenó el famoso 'Tambor' y a la vez dignificó para el género chico este teatro." [1]
Pueden existir otras versiones, pero utilizamos la de Gómez Labad como válida y nos preguntamos ¿Cómo hubiese sonado esta obra en la música de Ruperto Chapí?.


Un inciso
1873
La República federal española
Viajamos por un instante al año de 1873 para conocer alguno de los sucesos acontecidos:
  • El 29 de enero nace en Madrid Luis Amadeo de Saboya, hijo del reinante Amadeo I de España. 
  • El 10 de febrero se celebra Consejo de ministros en Palacio, presidido por Amadeo I, en el que anuncia su firme decisión de renunciar a la corona. 
  • El día 11 de febrero se reúnen las dos Cámaras en Asamblea Nacional y acuerdan aceptar la renuncia del rey Amadeo I. Será don Emilio Castelar quien redacte el documento en respuesta al discurso del rey. Esa misma tarde, a las tres, el Congreso y el Senado proclamarán la República por 258 votos contra 32. Deja a las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de gobierno.  
  • El 12 de febrero Amadeo I y su familia abandonan Madrid por el Campo del Moro en dirección a la estación del Norte. No habrá guardia de honor ni el Gobierno asistirá a despedirles. Partirán rumbo a Portugal. 
  • El domingo 8 de junio queda proclamada la República federal española, bajo la presidencia de Francisco Pi y Margall. 
  • D. Benito Pérez Galdós comienza a escribir los Episodios Nacionales. Primero será Trafalgar (Enero-febrero); le seguirán La Corte de Carlos IV (Marzo-abril), El 19 de marzo y el 2 de mayo (Julio) y Bailén (Octubre-noviembre). 
  • El 8 de junio nace en Monóvar (Alicante) el escritor José Martínez Ruiz "Azorín". 
  • El 18 de julio, tras la dimisión de Pi y Margall, es nombrado presidente del Poder Ejecutivo don Nicolás Salmerón. 
  • El 7 de septiembre Nicolás Salmerón presenta la dimisión por negarse a firmar las condenas a muerte de unos militares que habían participado en la revolución cantonal. Le sucederá D. Emilio Castelar.
  • El 13 de septiembre fallece en Madrid el pintor Eduardo Rosales. 
  • El 23 de octubre nace en Madrid el músico Ricardo Villa, primer director de la Banda Municipal madrileña.




Sobre el Teatro de Apolo
Inauguración
El nombre con que el teatro fue bautizado tuvo sus detractores, ya que algunos lo consideraban cursi y poco literario, prefiriendo en tal caso que hubiese llevado por nombre el de Bretón de los Herreros.

La inauguración del lujoso teatro se verificó la noche del lunes 24 de noviembre de 1873; a ella asistió lo más selecto de la política, la literatura, la belleza y la elegancia.

Así se anunciaba en la columna de espectáculos de La Época el domingo 23 de noviembre:


Ese mismo domingo se celebró la inauguración en privado del nuevo teatro. Una pequeña noticia publicada en La Correspondencia de España del 24 de noviembre así lo hacía saber:
"Anoche se verifico la inauguración privada del nuevo teatro de Apolo. Todas las clases de la sociedad estuvieron representadas, viéndose entre la concurrencia, que llenaba el salón, elegantes damas, artistas, escritores y hombres políticos de todos conocidos.
El teatro presentaba un bellísimo golpe de vista, y tanto el decorado como la riqueza y elegancia desplegadas en todas las dependencias, llamaron mucho la atención. [...] Tanto las decoraciones como el telón de boca son del mejor gusto.
"

La noticia relataba también cómo se había desarrollado el espectáculo, que fue un calco del verificado la noche del estreno oficial. A este último nos referimos a continuación.

A las ocho y media comenzaba la función inaugural con la orquesta a telón corrido interpretando una sinfonía del maestro Lázaro Núñez Robres. Se presentó después toda la Compañía del teatro y el señor Manuel Catalina, empresario del mismo, leyó un prólogo escrito por Gaspar Núñez de Arce. Hubo aplausos y alabanzas para todos los citados. [Puedes descargar el prólogo desde AQUÍ]

Calmados los vítores, continuó la fiesta de inauguración con la representación de la comedia de Calderón "Casa con dos puertas, mala es de guardar". Por último, la pieza "Ella es él", de Bretón de los Herreros, ponía broche de oro al espectáculo, que finalizó a las doce y media de la noche.

El grabado que vemos a continuación, de Pellicer y Capuz, publicado en la revista La Ilustración Española y Americana, corresponde a la inauguración en privado del día 23 de noviembre y no a la del día 24, como indican algunos autores.

"MADRID. Inauguración del teatro de Apolo, en la noche del 23 de Noviembre"
Grabado de Pellicer y Capuz.
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. AÑO XVII - NÚM. XLV
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


El Apolo y la calle de Alcalá.
La fotografía de J. Laurent que vemos a continuación retrata la calle de Alcalá en tiempos del Teatro de Apolo. Visibles son los callejones y edificios ya desaparecidos, como la casa del ataúd, la del párroco de San José o el palacio del duque de Sevillano, entre otros.

"La calle de Alcalá"
Fotografía de J. Laurent
Archivo RUIZ VERNACCI - VN-02882
© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

 

1894
El año de la verbena de la Paloma
A partir de enero de 1894 los periódicos y revistas comienzan a dedicar sendas columnas y páginas a la esperada obra que iba a estrenarse en el Apolo, teatro bautizado por los madrileños como la "Catedral del género chico."

"Retratos. Las ¿Pascallonas? [delante del teatro Apolo]"
Fotografía: Polentinos, Aurelio de Colmenares y Orgaz, conde de.
Archivo CONDE DE POLENTINOS - DCP-D-0266
© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

El primer día del año, el periódico El Día, en su extraordinario de Año Nuevo, publica la primera imagen de la tan anunciada y esperada zarzuela. Se trataba del decorado del segundo cuadro, obra de los escenógrafos Busato y Amalio.



Chapí y Bretón
El Imparcial del 10 de enero de aquel año aclarará en una breve nota lo que hemos citado sobre la intervención de Chapí en la composición de la música de La verbena de la Paloma:


Once días más tarde, el domingo 21 de enero, las noticias ya hablan de Tomás Bretón como compositor de la obra. Dice el periódico El Día que Bretón se proponía terminar el trabajo a finales de ese mes debido a la urgencia con la que había recibido el encargo.
Bretón escribe la primera nota en la partitura el día 20 de enero, el 2 de febrero entrega el último número. Una empresa complicada pero de la que el maestro obtuvo resultados más que conocidos: la maravillosa zarzuela que viene sonando en los más variados escenarios desde hace 120 años.

Noticia de sensación
que a Chapí pone en un brete
la música del saynete
la escribe Tomás Bretón.
[Llicenciat Vidrieras. La Tomasa, Setmanari Catala. Barcelona, 26 enero 1894]


A medida que pasaban los días, la Prensa añadía más detalles sobre el esperado estreno en el Apolo, incluyendo sinopsis, resúmenes de cada cuadro y características de los personajes, que, como sabéis los que conocéis esta zarzuela, no son pocos.



Barbieri y Ricardo de la Vega
Don Francisco Asenjo Barbieri había salido a la calle por última vez el 23 de noviembre de 1893, fecha en que sufrió un primer ataque de disnea pocas horas después de salir de la Academia de San Fernando.

Dice Gómez Labad en el libro ya citado que, pocos días antes del fallecimiento del maestro Francisco Asenjo Barbieri, Ricardo de la Vega fue a visitarle. Ambos amigos y colaboradores mantuvieron una charla en la que se habló de la zarzuela que en pocos días se iba a estrenar en el Apolo.

Barbieri recriminó a de la Vega tanto por el extenso título de la zarzuela (algo que era costumbre en de la Vega), como por haber elegido a Bretón para componer la música. En palabras de Barbieri, Tomás Bretón no conocía Madrid ni la idiosincrasia de su pueblo; había exclamado: "Bretón no tié ropa".

Para Barbieri, Bretón era compositor de gran altura y no lo veía componiendo sainetes. "No lo entiendo. ¡Música sabia en un sainete tuyo!", dijo a de la Vega, y le preguntó que por qué no se la había encargado a Chueca.

Ricardo de la Vega lo había intentado acudiendo a la casa de don Federico Chueca, pero el maestro no estaba; entonces acudió al Círculo de Bellas Artes pensando que allí estaría, pero se topó con Bretón y comenzó esta historia.


Muerte de Barbieri
Desde el día 17 de febrero de 1894 los periódicos daban cuenta de la enfermedad de Barbieri y lo mucho que se había agravado en pocos días.

LA ÉPOCA, viernes 16 de febrero de 1894

A la una y cuarenta minutos de la madrugada del lunes 19 de febrero, a la edad de 70 años, fallecía en su casa de la plaza del Rey, número 6, el autor de grandes zarzuelas como "Jugar con fuego",  "Los diamantes de la corona", "Pan y toros" y "El barberillo de Lavapiés".

Las últimas horas de vida del compositor fueron de un dramatismo excepcional. Mientras él recibía los Santos Sacramentos, en otra estancia de la casa su esposa también los estaba recibiendo, ajena a la grave situación de su marido.





El funeral
El 20 de febrero, a las diez y media de la mañana, se verificó la conducción del cadáver del ilustre compositor desde su casa hasta la Sacramental de San Isidro. Desde temprano se agolpaba en la plaza del Rey y la calle de las Infantas un numeroso grupo de personas de todas las clases sociales.

A la citada hora se puso en marcha la comitiva, a la que precedían varias parejas de la Guardia civil de Caballería y fuerzas del Cuerpo de Seguridad. Le presidían el sobrino del finado, Sr. Rancés, el teniente cura de la parroquia de San José, el Sr. Darío Cordero, amigo íntimo de Barbieri, y el albacea testamentario, Sr. González Urrutia.
La esposa del compositor permanecía en el domicilio en estado muy grave.

Seguían porteros de las Reales Academias de la Lengua y de la de Bellas Artes de San Fernando, con hachas encendidas.
El féretro, de acero negro, había sido colocado en una carroza de ébano, arrastrada por ocho caballos empenachados, al lado de los cuales marchaban diez lacayos vestidos a la Federica.
Sobre el ataúd se apreciaba la muceta roja de la Sacramental de San Isidro y la banda de Isabel la Católica que ostentó el maestro.
Sólo colgaba una corona en el carruaje, la de la esposa del difunto, formada con hojas de laurel y cintas con los colores nacionales. El resto de coronas, todas hechas de flores naturales, iban en un landau descubierto.
Detrás marchaban a pie más de 2.000 personas y cerca de 100 coches.

Paso por el Teatro de Apolo
El cortejo se dirigió por la calle de las Infantas y de las Torres hasta la de Alcalá, deteniéndose frente al Teatro de Apolo, donde su orquesta, instalada en el vestíbulo, interpretó la marcha de "El Sargento Federico".
La Guardia civil tuvo que hacer grandes esfuerzos para que la carroza continuase la marcha, debido a la gran afluencia de gente que acudió para dar el último adiós al insigne compositor.
El cortejo siguió por las calles del Turco y de la Greda a la de Jovellanos.

En el Teatro de la Zarzuela
De los balcones del teatro colgaban crespones negros y en las puertas se habían colocado cortinas negras con flecos de oro. En la fachada, un retrato de Barbieri rodeado de laurel.
En el vestíbulo estaban la orquesta, que ejecutó la Marcha fúnebre do Chopín, y otras pocas obras de autores dramáticos y maestros compositores.
Las artistas de la Zarzuela arrojaron sobre el ataúd guirnaldas de laurel y ramos de flores.

Rumbo al Teatro Real
La comitiva continuó por la calle de Floridablanca hacia la Carrera de San Jerónimo.
Los balcones de la casa del editor de obras musicales Sr. Zozaya lucían colgaduras negras. El editor depositó en el coche una corona de laurel y siemprevivas, en forma de lira.

En la Puerta del Sol y calle del Arenal la concurrencia era extraordinaria.

En el Conservatorio
El cortejo siguió por la plaza de Isabel II y calle de la Biblioteca hasta el Conservatorio.
En la puerta del edificio no se hallaba más que un portero. Los balcones estaban solitarios y nadie hizo los honores al cadáver del ilustre músico.
Los profesores de la Escuela Nacional de Música y Declamación disculpaban lo ocurrido diciendo que no tenían conocimiento de que la carroza pasaría por aquel sitio.

En el Teatro Real
La fachada principal del Teatro Real ostentaba crespones negros en los balcones.
En el vestíbulo se encontraba la Sociedad de Conciertos de Madrid, que ejecutó la Marcha fúnebre de Chopín, y el coro de hombres, que cantó el Requiescat in pace.

Hacia la Sacramental de San Isidro
La comitiva continuó por las calles de Lepanto y Bailén a la cuesta de la Vega, donde los que formaban el duelo subieron a los coches, y desde allí emprendieron viaje hasta la última morada de D. Francisco Asenjo Barbieri.


El recuerdo a Emilio Arrieta
Aunque hemos prestado mayor atención a D. Asenjo Barbieri por su amistad con Ricardo de la Vega, no podemos dejar de recordar a D. Emilio Arrieta Corera.
El 6 de febrero de 1892 había sufrido una parálisis que sentenció su vida. Un segundo ataque, sufrido exactamente dos años después, el 6 de febrero de 1894, debilitó su salud a tal estremo que la madrugada del 11 de febrero fallecía a la edad de setenta años, después de una vida dedicada a la música.
Suman cincuenta sus composiciones de óperas y zarzuelas, siendo El Dominó azul la primera zarzuela, estrenada en el Teatro del Circo la noche del 19 de febrero de 1853.
La apoteosis llegó con la zarzuela San Franco de Sena, estrenada la noche del 27 de octubre de 1883 en el Teatro de Apolo.
Otra zarzuela, Marina, compuesta en 1855, fue estrenada en el Teatro Real como ópera en 1871.



Bretón y Galdós
Mientras la "verbena" estaba en pleno proceso de producción, D. Benito Pérez Galdósse preparaba para el estreno de su obra "La de San Quintín", verificado el sábado 27 de enero en el teatro de la Comedia.
Por su parte, la tarde del lunes 22 de enero, Tomás Bretón daba una audición al piano de la introducción y primer número de música del esperado sainete.

Decía el Diario Oficial de Avisos de Madrid:
"Dichos números, que duran diez minutos y empiezan antes de levantarse el telón, están formados con aires populares, entre los que sobresalen unas seguidillas."




Lo que acontecía en Madrid
El "Tragabuches"
Faltando pocos días para el estreno de La verbena de la Paloma, la Prensa hacía cundir el pánico en el pueblo madrileño al publicar una alarmante noticia. El Tragabuches, un caco bien conocido por la policía, andaba suelto por las calles de Madrid.
La mañana del martes 13 de febrero el Tragabuches había salido de la cárcel y esa misma noche se había puesto al trabajo junto a otro "rata". La policía los sorprendió en la casa número 15 de la calle de la Cabeza, donde intentaban cometer un robo. Un agente de Vigilancia logró detener al Tragabuches, pero su colega se dio a la fuga. Atado y custodiado por un policía y un guardia de Orden público fue llevado ante la justicia.
Como en esas épocas -y hasta los primeros años del siglo XX- la "pañosa" (capa) era vestimenta muy popular, el caco aprovechó que llevaba una para taparse las manos y así lograr quitarse las ligaduras. Al llegar al Juzgado de guardia, el Tragabuches soltó la capa y echó a correr.
Cual película de Chaplin, comenzó la persecución, pero el Tragabuches desapareció internándose en los jardincillos del Palacio de Justicia. El Tragabuches andaba suelto.


Retrato de la reina regente y Alfonsito
El miércoles 14 de febrero, faltando tres días para el sonado estreno de la "verbena", la reina regente, doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, acude con el pequeño Alfonso XIII al estudio fotográfico de Fernando Debás, ubicado en la calle de Alcalá número 31.
El resultado de la visita fue este regio retrato.

Cortesía de todocoleccion.net


Los coches de punto
Una breve noticia del periódico La Época del 17 de febrero, día del estreno de "La verbena de la Paloma", nos ofrece una visión poco pintoresca sobre los carruajes públicos madrileños llamados "Coches de punto". Decía la noticia:
"Las autoridades encargadas del ramo de carruajes, o deben tener coche propio, o deben ir siempre a pie. Justo es [...] que protestemos una vez más contra este servicio, verdaderamente escandaloso en Madrid, con sus coches desvencijados y sus caballos escualidos."


La noche del estreno
Ecos de la Prensa
La noche del 17 de febrero se estrena en el mentado teatro La verbena de la Paloma o el boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos. Si algo habían de criticar los periodistas era el extenso título de la obra, que por fortuna quedó reducido al que ya conocemos.
"El sainete estrenado anoche, y cuyo título nos guardaremos muy mucho de repetir, obtuvo excelente éxito y fue acogido con sumo agrado..." [El Liberal, 18 de febrero de 1894, pp. 3]
Las localidades se agotaron casi al momento de ponerse a la venta y muchos madrileños quedaron con las ganas de asistir al estreno.
Los revendedores, que ya existían en aquellos tiempos, hicieron cotizar al alza las codiciadas localidades.
"Según avanzaba la tarde, subía el papel más que nuestros cambios con Francia, y S.M. el Revendedor se daba más tono que el Sultán de Marruecos." [El Día, 18 de febrero de 1894, en portada.]

Y se levantó el telón
"¡Bravo! ¡Que salga el autor!" gritaba el público mucho antes de acabar la representación. Aclamaban a D. Ricardo de la Vega, quien había puesto en el título de aquella ópera chica todo el sentir de la popular verbena madrileña, "la verbena de la Paloma". Seguía el carácter cómico en "el boticario y las chulapas", alegría verbenera y situación picante que daba paso a "los celos mal reprimidos", representados en el cajista Julián y la costurera Susana. Todo un compendio de la vida madrileña de aquellos tiempos.

Por su parte, D. Tomás Bretón amalgamaba en la partitura las tradiciones, costumbres y sentimientos, convirtiendo el sainete en una ópera y transformando el teatro por horas en un triunfal coliseo.
Decía en portada El Día del 18 de febrero:

"Es la reproducción de la chulapería madrileña, con todo su aquel y sus circunstancias, en una fiesta tan solemne como la verbena de la Virgen de la Paloma.
Si la obra no tuviese ya título largo, se podía añadir á lo de la verbena y el boticario y los celos, el pañolón de Manila ó la polka bien bailada, porque aquéllo es un apoteosis del espléndido manto que allá en el Asia bordan para que lo luzcan con garbo nuestras barbianas, y hay una polka bailada por las señoritas Campos y Alba que da el opio, como puede decir cualquier personaje del sainete."

No vamos a contar el libreto de la zarzuela, ni ahondaremos más en las repercusiones que tuvo su estreno; mejor es tomarse su tiempo y disfrutar cada uno de sus cuadros.





"Actualidades. La revista ilustrada de 1894", publicada en 1895, dedica nada menos que 13 páginas a la obra, incluyendo, además de una extensa crónica, partituras y fotografías.
"Cuando llega en Agosto la fiesta magna de la Virgen madrileña, hay verbena y... ¡poquito que tiene que ver y oír una verbena de los barrios bajos; Ricardo de la Vega ha buscado en ella las figuras y el asunto de su última producción dramática; ha dado á la parte lírica una extraordinaria intervención, ha copiado tipos y costumbres, poniendo unos y otras sobre el escenario de La verbena de la Paloma es decir, sobre el escenario de las calles típicas y estrechas del Madrid viejo, y del salón de baile iluminado y decorado con los últimos adelantos del siglo, y es claro, le ha resultado un sainete popular, madrileño por los cuatro costados, lleno de vida, de animación, de movimiento, colmado de aromas nacionales, y lleno de ruidos clásicos como las canciones del café, el piano de manubrio, la voz de los serenos y el crugido de las enaguas almidonadas de nuestras chulapas."

Para finalizar, ofrecemos unas fotografías correspondientes al estreno del sainete en el Teatro Eldorado de Barcelona. Fueron tomadas por Audouard para La Esquella de la Torratxa, e iban acompañadas de textos al pie.


1. -Maldita sea la...

2. -¡Porque sí señó, porque me gustó!

3. -¡.....!

4. -Ya me llaman... ¡Que placer!

5. -¡......!

6. -Tú, cuando hablabas con la Rubia ¿sabías comprimirte?

7. -¡.....!

8. -¿Dónde vas con mantón de Manila?

9. -Esto se arremató, esto se ha arrematao...

10. -Ni usté toca aquí el pito, ni usté aquí toca ná

11. -¿Qué has de matar tú? ¡Canalla, guripa, chulapo!...

12. -¡Viejo canalla!...

Y aquí dejamos esta historia, que pudo ser más extensa, pero estamos de verbena y hay que disfrutarla; nosotros en la Plaza de la Paja, con la rica limoná de la agrupación castiza El orgullo de Madrid.



Bibliografía
[1] Gómez Labad, José María (1983) El Madrid de la Zarzuela. Madrid. Juan Piñeiro G., editor, pp., 237-252

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "El año de la verbena de la Paloma. Madrid, 1894", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Traída de aguas, fuente del chorro de la Puerta del Sol y la Mariblanca

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A propósito de una imagen publicada en el grupo de facebook "Historias matritenses", que hace referencia a la traída de las aguas a Madrid y la puesta en marcha de la fuente provisional de la calle Ancha de San Bernardo, queremos recordar otra fuente, la del chorro de la Puerta del Sol. Pero antes, un inciso para ilustrar aquel momento.

La imagen publicada en el grupo de Facebook "Historias Matritenses"


Traída de aguas a Madrid 
El avance tecnológico hizo realidad el milagro de traer las limpias y ricas aguas del Lozoya a la ciudad. La mano de la reina "de los tristes destinos" dio la señal para que comenzase a manar el líquido elemento. Aconteció aquello la tarde del 24 de junio de 1858 en el Campo de Guardias, en el interior del depósito que había sido profusamente engalanado para la ocasión.
Isabel II lucía un elegante vestido de seda rosa con cintas y gasas; ceñida en su sien una magnífica diadema de perlas.

El periódico La España de ese día dedicaba una extensa columna al momento memorable que estaba a punto de acontecer. Comenzaba diciendo:




Los textos e imágenes que vienen a continuación corresponden a la revista El Museo Universal de julio de 1858 (Año II - Núm. 13), publicados con motivo del regio evento. En primer lugar vemos el aspecto que tenía entonces la fuente del depósito del Campo de Guardias; es un grabado de Francisco Ruiz y Federico Rico.


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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Como era de esperar, el bueno de Laurent también fotografió la fuente, así como otros tantos espacios de Madrid y provincias de España. Y como también era de esperar, la Biblioteca Nacional de España atesora ésta y muchísimas imágenes; bueno es darlas a conocer citando siempre sus fondos.

"Rio Lozoya : estatua de piedra original del escultor Sabino de Medina "
Laurent, J. (ca. 1858)
© BNE-bdh Signatura: 17/215/5
Atribuida a J. Laurent en el catálogo de la subasta de Soler y Llach de 16 de diciembre de 2009. 
Fotografías y fotolibros
Fecha basada en que la fuente fue inaugurada oficialmente el 24 de junio de 1858
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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


A continuación, el grabado de Urrabieta y Tomás Carlos Capuz, que inmortaliza el momento ya descrito, cuando las aguas entraron por las escalinatas del depósito.

"[...] oyose un pavoroso estruendo, y las aguas en copiosa catarata, se precipitaron por ambas escalinatas cayendo con estrépito al fondo del depósito. Fue aquel un momento sublime, todo el mundo quedó suspenso y sobrecogido, desatándose despues en gritos de entusiasmo y alegría."

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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

En esos momentos de emoción, de increíble asombro por lo que estaba ocurriendo, y para exaltar aún más el fervor patrio, algunas voces entonaron el siguiente himno:

"Portento cristalino
que a los espacios subes:
¿te vas entre las nubes
fantástico a ocultar?
¡Ah, no! ya con asombro
miramos como rizas
tus ondas quebradizas
espléndido al bajar.

Tus ondas que descienden
cual pálidas estrellas,
en líquidas centellas
de estraña brillantez,
o en copos destrenzadas
de espuma limpia y leve,
como escarchada nieve
de hermosa candidez.

¡Honor, gloria a la ciencia
palanca irresistible!
¡laurel inmarcesible
al genio creador!
Por él Lozoya altivo
se arranca de su asiento,
y eleva al firmamento
su inmenso surtidor.


A las ocho y cuarto de la noche, la reina Isabel II, su marido, el pequeño Alfonsito y la infanta Isabel, se trasladaron junto con la pomposa comitiva a la puerta de la calle Ancha de San Bernardo; allí se agolpaba gran número de madrileños frente a la fuente provisional.
Un giro de llaves propicio la salida del agua por el potente surtidor. El chorro se elevó por los aires alcanzando una altura de "noventa y tantos pies", y el pueblo, alborozado, gritó de alegría y fue testigo de aquel avance tan necesario para la Villa y Corte.

El pintor madrileño Eugenio Lucas Velázquez -autor también de la imagen que encabeza este artículo-, pintó otra escena que corresponde al mismo momento. Se trata de un cartón al óleo de pequeñas dimensiones (63 x 78 cm) que bien pudo ser boceto del otro.


Justo es aclarar que a Eugenio Lucas Velázquez se le conoce también como Eugenio Lucas Padilla o Eugenio Lucas el Viejo; cualquiera de estos dos nombres es erróneo.

Los grabadores Francisco Ruiz y Bernardo Rico retrataban así el momento de la puesta en marcha de la fuente.


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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

De la fuente decía el dominical Gaceta de los Caminos de Hierro de 27 de junio:



Hasta altas horas de la noche de aquel 24 de junio de 1858, y durante varios días, el pueblo de Madrid visitó la fuente de la calle Ancha y el depósito, como muestra de agradecimiento a sus mentores y promotores.



La fuente del chorro de la Puerta del Sol
De nuestro proyecto en ejecución "Madrid y Galdós - Galdós en el Siglo XIX", que se centra en la vida del insigne escritor canario en la Villa y Corte, recuperamos dos momentos que hacen referencia a la fuente: junio de 1860 y julio de 1862.

El Capítulo I de "Madrid y Galdós - Galdós en el Siglo XIX" da comienzo en 1860 -año que podemos considerar como inicio de la época galdosiana-, para situar al lector en el Madrid Isabelino, con la narración de los acontecimientos más destacados en la vida de la ciudad.
Uno de aquellos acontecimientos fue la inauguración de la fuente de la Puerta del Sol, acto verificado el 24 de junio de 1860.

Así lo contábamos:

1860
Junio
Fuente de la Puerta del Sol
La popularmente conocida como "fuente del chorro" de la Puerta del Sol, fue inaugurada el 24 de junio. Se la llamó "del chorro" por el famoso y potente surtidor que disparaba el agua a 30 metros de altura.
La fuente, circunscrita en un pilón de dieciocho metros de diámetro, estaba provista de un surtidor con boca de siete centímetros de diámetro por donde salía con gran fuerza el chorro procedente de un canal subterráneo de setenta y siete kilómetros de longitud; dicho canal traía las aguas del río Lozoya hasta el primer depósito del Canal de Isabel II.
Una multitud, además de la propia Isabel II, asistieron a la inauguración y puesta en marcha del surtidor. El asombro fue mayúsculo al contemplar la altura de tan colosal chorro; tanto que el escritor Manuel Fernández y González, en un arranque poético escribió: "¡Oh maravilla de la civilización, que pone los ríos de pie!".


Fuente de la Puerta del Sol. Surtidor.
Autor: Kaulak, 1860
Museo de Historia. Madrid

Reforma de la Puerta del Sol.
Fuente con surtidor.
Autor anónimo, 1861
© BNE Biblioteca Nacional de España


En el Capitulo III, que corresponde a 1862 -año en que un jovensísimo Benito Pérez Galdós llega a Madrid-, se habla de las incomodidades generadas por el "chorrito" de la fuente.

1862
Julio
Isabel II en el Santuario de Atocha
El Diario Oficial de Avisos de 19 de julio, publica el Bando de la alcaldía corregimiento por el que se avisaba que a las seis de la tarde se trasladaba en público la reina Isabel II hacia el Santuario de la Virgen de Atocha. La soberana acudía al templo para dar gracias al Altísimo por su feliz alumbramiento.
"[...] saliendo del real palacio por el arco de la Armería, calle Mayor, Puerta del Sol, Carrera de S. Gerónimo y paseos del Prado y Atocha, á la iglesia de este nombre, y regresando por los espresados paseos, calle de Alcalá y Puerta del Sol, calle Mayor y arco de palacio.
Al noticiarlo al público, espero que los vecinos de las calles designadas, darán una nueva prueba de adhesión y respeto á su reina, adornando con colgaduras los balcones de sus casas.
Madrid, 19 de julio de 1862.-El duque de Sesto."


El chorrito de la fuente de la Puerta del Sol
Ese mismo día 19, y para adornar el paso de la reina por la Puerta del Sol, culminaron las pruebas de agua que se venían haciendo desde hacía unos meses en la nueva fuente. Como comentamos en el capítulo I (Junio de 1860), año de la inauguración de la fuente, el chorro que despedía el surtidor era descomunal en altura y fuerza. Pues bien, dos años más tarde aquello no había cambiado y la proporción del líquido elemento que se elevaba al cielo era directamente desproporcional al tamaño del recipiente que lo contenía, es decir el pilón. Esto ocasionaba el desbordamiento del agua y su vertido sobre la plaza. Además, a diario, y en especial cuando arreciaban los vientos de Guadarrama, transeúntes y transportes quedaban empapados.

"VÍCTIMAS DE LA NUEVA FUENTE DE LA PUERTA DEL SOL"
El Museo Universal, Agosto de 1862

Las críticas no se hicieron esperar, y a las del potente chorro y su mínimo pilón se sumaron las de lo poco que iluminaban las farolas y la necesidad de vallar el citado pilón, cuyo borde servía de asiento por las noches a lo más malandras más selectos de la Villa y Corte.

-¿Qué significa ese equipo?
-Que tengo que pasar por la Puerta del Sol para ir a la oficina.
El Museo Universal, Agosto de 1862

Pone la puntilla a los grabados humorísticos sobre la fuente y su chorrito, el titulado "Madrid de antaño y Madrid de ogaño" (así es como se escribía antes hogaño). El dibujante recuerda las calles polvorientas del antiguo Madrid, y en particular la de la Puerta del Sol durante el tiempo de reformas; erial en verano, lodazal en invierno, y un mar de aguas fangosas en todas las estaciones después de la instalación de la fuente. Dos viñetas representan el cambio; "Los polvos de antaño", con la multitud afrancesada rodeada de polvo, y "Los lodos de ogaño", donde transitar por la Puerta del Sol era lo que se ve.

"MADRID DE ANTAÑO Y MADRID DE OGAÑO"
El Museo Universal, Septiembre de 1862

Si los grabados que hemos visto exageraban sobre las incomodidades provocadas por las aguas de la fuente, el siguiente nos muestra la realidad; es el momento del paso de Isabel II por la Puerta del Sol con la fuente en funcionamiento y el "chorrito" en toda su magnitud, dejando caer el agua hacia un lado.

"Paso de S. M. la Reina por la Puerta del Sol al dirigirse en la tarde del 19 al santuario de Nuestra Señora de Atocha"
Panorama Universal (El Mundo Militar), domingo 27 de julio de 1862

Pero para exageraciones, el detalle signado con el número 19 que aparece en el plano Madrid, a vista de pájaro (1873), conservado en el Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya.
Las aguas del Lozoya parecen invadir la plaza y elevarse sobre los tejados de la populosa urbanización.




Más apaciguada y con un chorrillo decoroso, fotografía fuente y plaza el famoso Charles Clifford en 1862. 

"[Puerta del Sol] C. Clifford Photo of H.M."
Clifford, C. (1862)
© BNE-bdh Signatura: 17/26/119
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Con un modestísimo chorro la captó Alfonso Begué en 1864.


Fuente de la Puerta del Sol
Begué, Alfonso. (ca. 1864)
Archivo HUM
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Hacia 1870 -según indica la signatura de la BNE-, el fotógrafo J. Laurent retrata la plaza y su fuente. El paso del tiempo y las reformas no pudieron con los elementos, y aire y agua en conjunción continuaron humedeciendo la Puerta del Sol.

"Madrid, vista general de la puerta del Sol. J. Laurent. Madrid."
Laurent, J. (ca. 1870)
© BNE-bdh Signatura: 17/32/26
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Hay mucha más historia sobre la fuente, y muchas más imágenes de la plaza donde estuvo emplazada hasta el año 1847, pero nosotros queríamos contar lo que más nos gusta: las historias de los madrileños que vivieron esos momentos. 

Y para finalizar, un breve recuerdo...


Fuente de la Mariblanca (Buen Suceso)
No es la historia de la antigua fuente que hubo en la Puerta del Sol, es sólo un recuerdo de papel de la que estaba coronada por la marmórea y nívea Venus conocida como la Mariblanca. Esa cuya réplica continúa adornado la plaza.

Decía de ella Vélez de Guevara, dramaturgo del Siglo de Oro:
"Aquella bellísima fuente de lapislázuli y alabastro es la del Buen Suceso, adonde, como en pleito de acreedores, están los aguadores gallegos y coritos, gozando de sus antelaciones para henchir de agua sus cántaros [...]

Porque la antigua fuente, también llamada de las Arpías o de la Fe, tenía la práctica función de traer el agua del viaje del Alto Abroñigal y depositarlo en el gran pilón de la fuente a través de los pechos de cuatro arpías. Y allí cargaban el líquido elemento los aguadores gallegos y asturianos.

"Animu,(repitió el fubalterno de los maniantales de Mariblanca, que también lo pudo fer de Marimorena)" [1]

"La Puerta del Sol"
entre 1665 y 1668?
Meunier, Louis (ca. 1630-)
© BNE-bdh Signatura: INVENT/70866
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Lectura recomendada
Para conocer más detalles sobre plaza y fuente, recomendamos la lectura de:



Bibliografía
[1] Justicia y Cárdenas, Francisco de la, Escribano, José Matías, y Gutiérrez, Sebastián (1749) Los aguadores de la fuente de la puerta del Sol : Piscator de Mariblanca : pronostico verdadero o fabuloso de los sucessos elementares, y politicos : diario de los quartos de luna, para este año de 1749 compuesto por los comerciantes de las fregonas, obligados de los caminos de agua, tratantes de Neptuno, y publicadores de quien da vez ; y escrito por D. Francisco de la Justicia y Cardenas . Madrid. Descripción: En Madrid se hallará en la Librería de Mathias Escrivano, frente las Gradas de S. Phelipe, y en el puesto de Sebastian Gutierrez, en dichas gradas. BNE (Biblioteca digital hispánica)

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Traída de aguas, fuente del chorro de la Puerta del Sol y la Mariblanca", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Estampas. Madrid pueblo: Un monumento, y el de Claudio Moyano

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¿Cuántos nombres de calles y plazas se han cambiado en estos siglos?
¡Y cuántas de esas calles ya no existen!
¿Cuántos edificios se han volatilizado o quedaron reducidos a su mínima expresión?
¿Cuántos monumentos se han quitado, se han escondido entre arbustos o han desaparecido? Estos últimos –en tono de humor-, están presentes en las estampas de hoy.


Un monumento…
Estampa de Madrid pueblo creada por el caricaturista TITO (Exoristo Salmerón García) y publicada en la revista La Esfera de hace 91 años (enero de 1924). Forma parte del artículo titulado “¡De los monumentos líbranos, Señor!” que firma Fortunio.

Archivo HUM
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 ESTAMPAS MAD

© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Un nutrido grupo de gente –Banda municipal, picoleto, y perro vagabundo incluidos-, permanecen en rededor del inaugurado busto de sabe Dios qué personaje, mientras unas palabras llenas de florituras se desparraman al cielo; enaltecimiento de las virtudes y bondades de tan ilustre eminencia marmórea. Ocupa un lugar de relevancia en el centro del pueblo, y allí permanecerá por los siglos de los siglos, si es menester, con su rostro adusto a fuerza de cincel.


… Y el de Claudio Moyano
Fortunio monologa sobre los monumentos y se centra en uno muy conocido para los amantes del libro y el aire puro; se refiere -y nos referimos-, al monumento de D. Claudio Moyano.
Hay glorificaciones injustamente desdichadas como las heroínas de ciertas novelas: la de Claudio Moyano, en la plaza de Atocha. De nada le sirvió al insigne reformador de la enseñanza tener una cara de pocos amigos y mostrarse en una actitud relativamente majestuosa. Primero le colocaron un abrevadero al pie del monumento para que le prestaran gustoso acatamiento toda clase de caballerías; luego le fueron robando los bajorrelieves que estaban demasiado bajos; después le colocaron una verjita para que no se llevasen las inmundicias que la gente depositaba cada día con perseverancia digna de mejor empeño. Y, por último, un humorista desconocido le lanzó con tal destreza el neumático de una bicicleta, que se le quedo enganchado en un hombro por espacio de dos años.

Triste destino para un ministro de Fomento, propulsor de la ley de Instrucción Pública, precursor de la Enseñanza primaria, y hombre ilustrado e ilustre. Su monumento, además de lo contado por Fortunio, no se librará de los avatares urbanísticos.


A las diez y media de la mañana del domingo 11 de noviembre de 1900 se inauguraba el monumento a D. Claudio Moyano Samaniego, obra de Agustín Querol, que había sido sufragada por los maestros.
Así lo publicaba La Correspondencia de España del día 12:



El Heraldo de Zamora, de 26 de noviembre de 1900, hacía referencia al acto y publicaba la siguiente fotografía:



En ese mismo reportaje se despachaba un maestro, añorando quizá el amparo que Moyano intentó para el profesorado español. Se trataba de D. Vicente Fernández Alonso, quien redactaba los siguientes versos:

Yo soy un profesor desventurado
que en tono plañidero y vergonzante,
he pedido mil veces suplicante
el sueldo que, mil veces me han negado.
Triste, andrajoso, pobre y demacrado,
con huellas del ayuno en el semblante
hoy te vengo a exigir amenazante,
la perra que tu estatua me ha costado.
Baja del pedestal que te sustenta
y vuelve a ser ministro de Fomento,
como le fuiste allá por el cincuenta.
Si no lo haces así, con sentimiento
el bronce que tu imagen representa
me tendré que comer ¡Estoy hambriento!


Descubierto el bronce con su pedestal de granito, marchó la gente a sus casas; y ahí quedo Moyano con cara de pocos amigos y una postura nada relajada, aguantando las penurias descritas por Fortunio, divisando la gran explanada que era Atocha en esos tiempos y acumulando basuras de la tierra y el cielo.

Así veían ubicada la estatua los madrileños de otros tiempos.

"Glorieta Emperador Carlos V"
Archivo Fuenterrebollo
No indica año ni autor.
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“Estatua de Moyano y Ministerio de Fomento”
Ambrosio Pérez (1906)
Museo de Historia-Tarjetas postales-Inventario: Inv. 34315
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“Ministerio de Fomento”
Hauser y Menet (entre 1920 y 1925)
Museo de Historia-Tarjetas postales-Inventario: Inv. 1991/1/309
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


“Calle de Caludio Moyano”
Servicio Fotográfico Municipal (1925)
Museo de Historia-Fotografías-Inventario: Inv. 9309
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


El monumento dio tantas vueltas como otros muchos, pero no ha desaparecido. De su primitivo emplazamiento, en el Paseo de Atocha, cercano a la Glorieta de Carlos V, fue llevado a la plaza de Luca de Tena; el "Scalextric" necesitaba espacio. De allí inició su periplo hasta el patio del Instituto Moyano. El 28 de marzo de 1982, siendo alcalde D. Enrique Tierno Galván, es restituido por el Ayuntamiento de Madrid y colocado en la Cuesta de Moyano, junto al antiguo Ministerio de Fomento (hoy de Agricultura).

Y de esta manera, una graciosa estampa de aquel Madrid que fue pueblo, nos ha transportado a los inicios del pasado siglo y su fisonomía.



Homenaje
Por esas cosas que tiene la vida, el 30 de mayo de 1925 fallecía el dibujante TITO.
Queda pues el sincero homenaje en esta publicación.




Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Un monumento, y el de Claudio Moyano", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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ISSN 2444-1325

Los primeros autoservicios. Madrid, 1957

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Los recuerdos de papel de hoy nos transportan al Madrid de 1957 y la instauración de los autoservicios. La siguiente fotografía, más que elocuente y una poesía en sí misma, nos indica que hablamos –indirectamente-, de la decadencia del tradicional Ultramarinos.

"El fotógrafo Antonio José Biosca haciendo una foto en la calle San Nicolás."
1959
©AFCAM. Archivo Francisco Matellanas
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En octubre de aquel año comenzaban a funcionar en la Villa y Corte los dos primeros autoservicios de alimentación, modelo de los que hasta entonces veía el españolito en las películas de Hollywood.
El capital privado, con la asesoría de la Comisión Nacional de Productividad (Comisaría General de Abastecimientos y Transportes-TAC), daba el puntapié inicial a una historia de supermercados a través del plan “Operación supermercado”, promovido por el gobierno de Franco con el beneplácito de Estados Unidos (Plan Marshall). En esos primeros momentos, los autoservicios serían llamados “supermercados sociales”.

"Luz Marquez y Mari Tere del Río muestran a los lectores un sistema de compras que,
tras la experiencia internacional, ha llegado a Madrid"
Foto Basabe.
Revista Blanco y Negro, 1957
Archivo HUM
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El recorrido que ahora iniciamos por los primeros autoservicios se ilustra con fotografías realizadas por F. Basabe y T. Naranjo para un reportaje de la revista Blanco y Negro (Archivo HUM). Participaron en él las actrices cinematográficas Luz Marquez y Mari Tere del Río. Simpáticas escenas del primer autoservicio de Madrid, hoy mal comparado con las tiendas de alimentación de "los chinos".


Modelo comercial
Los establecimientos de este nuevo modelo comercial comprendían una superficie de entre 44 y 100 m² y una sola caja registradora. Su fin era la venta minorista de productos no perecederos. En esencia se trataba de un ultramarinos modernizado, a diferencia del supermercado o superservicio, que comprendía una superficie de entre 100 y 400 m², donde además de se vendían productos perecederos.

En los superservicios el cliente era atendido por personal cualificado (carniceros, polleros, pescaderos, charcuteros…) que despachaban pero no cobraban; el pago se efectuaba a la salida, en las cajas. Estos últimos establecimientos tuvieron mayor auge a partir de la década de 1960.

El profesor Dr. Pedro Cuesta Valiño confecciona una tabla con los tipos de establecimientos, desde el comercio tradicional hasta los hipermercados. Lo hace en su trabajo “Estrategia de crecimiento de las Empresas de distribución comercial de productos de gran consumo que operan en España":



Reducción de personal
Cuesta Valiño explica también cuáles eran las ventajas del autoservicio para el vendedor y el comprador:
Con la introducción del sistema de autoservicio, la función de prescriptor del comerciante desaparece, provocando esta eliminación del principal papel del comerciante la aparición de la palabra distribuidor, inventada por el francés Edouard Leclerc, que rebaja al comerciante al rango de repartidor (Miquel Peris et alia 1996, p. 31). Esta tecnología de venta presenta, tanto para el comprador como para el comerciante, una serie de ventajas (Casares et alia, 1987, p. 202): para el comprador, comodidad y servicio rápido (ahorrador tiempo), libertad de elección y movimientos en las decisiones de compra, comparar precios y marcas y posibilidad de conseguir precios más bajos (si se trasvasan a los mismos las economías de coste); y para el comerciante, racionaliza la exposición de productos fomentando la venta impulsiva a través de técnicas de merchandising, aumenta la productividad por persona empleada al ahorrar mano de obra, posibilidad de ofrecer una mayor gama de productos y de aumentar la productividad por metro cuadrado como consecuencia de sustituir espacio de almacén por espacio de venta.” [1] 

Como hemos comprobado en la cita, una de las ventajas era la disminución de personal. En este sentido, asombra la liviandad con que se publica en la prensa la asociación de la destrucción de empleo con la inauguración de los primeros autoservicios como avance en la industria alimentaria, (prototipo de lo que luego será SPAR, y símil del supermercado inglés y norteamericano).



Nada cruel resulta el titular si nos remontamos al comercio tradicional de finales del XIX y principios del XX, donde los derechos básicos de un trabajador eran limitados y las condiciones laborales penosas. Doña Pilar Toboso Sánchez, en su trabajo “Grandes Almacenes y Almacenes populares en España. Una visión histórica”, recuerda la situación laboral de los desdichados dependientes:
Era común que los dependientes durmieran en la propia tienda, sobre los mostradores o en habitáculos, sin las mínimas condiciones higiénicas y las jornadas de trabajo se alargaban por encima de las legales, ya que era imposible controlarlas al permanecer el empleado en la casa del dueño, una vez concluida. Rodríguez Morueo, a quien la Comisión de Reformas Sociales encargó un informe sobre la situación de los dependientes […]” [2]

El citado informe de la Comisión, en su Tomo II – P. 144, decía lo siguiente:
“[…] casi todos duermen en sótanos, sin ventilación o en habitaciones inverosímiles; se levantan con la aurora, dura su faena todo el día, comen deprisa y corriendo, cierran a hora correspondiente y después arreglan dentro, colocan los objetos en los escaparates, y muchos ajustan las cuentas del día […]”

Dicho esto, y dejando para otra ocasión el recuerdo de los comercios tradicionales de alimentación que hubo en Madrid entre finales del siglo XIX y principios del XX, hasta el desarrollo de los Grandes Almacenes, centramos la atención en los primitivos autoservicios.

"Retrato de una familia de tenderos en el interior de su propia tienda en la calle Serrano. (Salamanca)."
1958
© AFCAM. Archivo Pilar González López
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-011 RECUPAPEL
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Primeros autoservicios en Madrid
Se describe a continuación el primer modelo de autoservicio y su funcionamiento, según lo narrado por José Medina Gómez en el reportaje para la revista Blanco y Negro. Aunque el periodista no lo cita como tal, quizá está hablando del primer CABSA (Compañía Auxiliar de Abastecimiento S. A.), modelo de comercio alimentario adoptado por la buena acogida del supermercado tipo norteamericano que se había instalado previamente en la Feria del Campo de Madrid.

A las puertas de un otrora ultramarinos de la calle Jorge Juan se apilaban unos cuantos canastos de
plástico color amarillo. En el interior del establecimiento un universo alimentario al alcance de la mano del cliente.

Estanterías abarrotadas de mercancía no perecedera se repartían por todo el local. Todas ordenadas y dispuestas por secciones y productos. En cada balda, latas, cajas, paquetes, sacos y cuantos tipos de embalaje diseñaba el productor para el consumidor. Junto a ellos, y visibles, los precios de cada una de las marcas.

Cogido al moderno capazo, el cliente iba haciendo acopio de cuanto necesita el organismo para subsistir, incluidos algunos caprichos –que debieron ser muchos-, sólo por el hecho de la novedad.

Provistos ya del necesario avituallamiento, los compradores (de ambos géneros, predominando el femenino-quizá por eso los carteles anunciaban “SÍRVASE V. MISMA”-.) pasaban por caja y, una vez contabilizado el contenido del canasto, pagaban religiosamente lo adquirido sin que se les descontase ni una sola perra por haber hecho todo el trabajo.
Pero eso tenía su justificación: como hemos dicho, al prescindir de empleados el beneficio económico del comerciante repercutía directamente en el cliente con precios más económicos.





Existía otro añadido de igual importancia para el comerciante, todos los productos quedaban a la vista del cliente. Lo que no se ve no se vende, por tanto la exposición total de la mercancía implicaba, además, mayor reposición en las estanterías.

Volviendo a la cuestión del empleo, decía José Medina Gómez en el reportaje que es fuente de consulta para el presente artículo:
¿Ventajas? Para el comerciante […] la reducción de personal, que repercute en la baja de los precios, en algunos casos hasta el 50 por 100, y en el aumento de las ventas-declarado personalmente por el encargado-. Para el comprador la citada baja de precios-lo que no es ninguna tontería-, la comodidad para elegir sus compras sin la presión del dependiente y el ahorro de tiempo consiguiente de no tener que aguardar al tendero. El éxito del sistema parece garantizado.” [3]

Mientras el tendero del ultramarinos se afanaba por dar esmerada atención a su clientela, Madrid implantaba autoservicios que en 1958 llegaron a 3 y diez años después sumarían 804.

Urbanity.es
Archivo JUANJO
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Prueba piloto en el Mercado de Barceló
Casi al mismo tiempo, en el Mercado Barceló se establecía una carnicería de “sírvase usted mismo” que aportaba idénticos beneficios para empresario y clientes. Los productos cárnicos quedaban expuestos al consumidor en góndolas refrigeradas, debidamente envasados y con un peso exacto. A diferencia del autoservicio de Jorge Juan, en la carnicería del Barceló los canastos eran de metal.







Un año más tarde, y en vista de los resultados satisfactorios obtenidos en el Mercado de Barceló, se inauguraba el Mercado de Embajadores. Ocurrió en diciembre de 1958, y al evento asistirá el mismísimo ministro de Comercio, Sr. Alberto Ullastres.
Publicado en Imperio, diario de Zamora de Falange española, el 19 de diciembre de 1958, un extenso titular al uso de la época anunciaba:



En portada y página interior se reproducía la entrevista otorgada por el ministro a la prensa en Madrid el día anterior. Ullastres hablaba de los problemas de abasto, la escasez de algunos productos y el aumento de precio de otros. Aseguraba que se continuaría importando la carne congelada a pesar de su encarecimiento después de la escasez mundial del año anterior. La importación de huevos había sido sustituida por la de piensos compuestos, vitaminados, que permitirían aumentar la producción en las granjas nacionales. Y así se refirió a otros tantos productos, como el pescado, aceite, algodón, azúcar, etc. Sobre el mercado de Embajadores hizo una escueta mención:
En el mercado de Embajadores he visto esta mañana unas magníficas naranjas en paquete a 8 pesetas.
De los supermercados (autoservicios) decía que, desde su implantación en 1957 con un volumen de veinte mil clientes, habían superado la cifra de sesenta mil en 1958, con un incremento de ventas de entre uno y dos millones de pesetas al principio y hasta cuatro millones en aquel momento.
La cifra de ventas diarias era de cien mil pesetas, mientras que los sábados aumentaba a doscientas cincuenta mil, con un margen de beneficio del 7,8% que animaba a los comerciantes a implantar el nuevo modelo de mercado.
Las perspectivas del ministro eran halagüeñas:
Inauguraremos en Madrid de cuatro a seis mercados y en otras capitales uno por lo menos. La marcha es arrolladora y como me decía hoy el Sr. Llosent, jefe nacional del Sindicato de Alimentación, en dos o tres años España estará inundada de supermercados. Dentro de poco funcionarán veinticinco: seis en Bilbao, tres en Baleares, cuatro en Barcelona, uno en Ciudad Real, tres en Asturias, tres en Santander, dos en Valencia y uno en Vigo y otro en Vitoria.
Hay ciento dieciséis peticiones en estudio, lo que quiere decir que en 1959 funcionarán centenares de supermercados.

Antonio Díaz-Cañabate escribía en el ABC del 28 de diciembre:
¡Buen sitio para un supermercado la calle de Embajadores! La calle de Embajadores, allá donde se ha instalado una nueva modalidad comercial […] He ido a visitarlo una de estas tardes navideñas. Larga cola de compradores se extendía ante su puerta. Como vi que algunos hombres engrosaban la fila me enganché en la espera.
Y en esa espera Díaz-Cañabate escucha algunos comentarios que transcribe:


Así de entusiasmadas estaban las amas de casa, quienes en algunos casos se apresuraban en cantarle las cuarenta al tendero de su calle: “-¡Aplicase el cuento, don Fermín, que las judías están una peseta más baratas en el mercado!

Comenzará entonces la carrera ascendente de los comercios de alimentación; desde el autoservicio hasta los grandes hipermercados, pasando por los mercados que hoy parecen fenecer sin remedio.

De aquellos tiempos nos llega la sonrisa amable de la joven charcutera, desde alguno de los mercados que proliferaron por la geografía urbana madrileña. Y se despide de nosotros, como lo hiciera una vez de su distinguida clientela.

"Retrato de una mujer despachando en su establecimiento."
1960
© AFCAM. Archivo José González Revuelta
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-011 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



Bibliografía
[1] Cuesta Valiño, Pedro. ESTRATEGIAS DE CRECIMIENTO DE LAS EMPRESAS DE DISTRIBUCIÓN COMERCIAL DE PRODUCTOS DE GRAN CONSUMO QUE OPERAN EN ESPAÑA (4ª parte) Strategies of the companies distribution of products of great consumption in Spain. Universidad Pontificia Comillas de Madrid (ICAI-ICADE) Universidad de Alcalá. Consultado en 27 de agosto de 2015. http://www.infoagro.com/

[2] Toboso Sánchez, Pilar (2002) Grandes Almacenes y Almacenes populares en España. Una visión histórica. Madrid, FUNDACIÓN SEPI (antes Fundación Empresa Pública) Programa de Historia Económica. Capítulo II, pp. 24.

[3] Medina Gómez, José (1957) El autoservicio ha hecho su aparición en Madrid. Revista Blanco y Negro, nº. 2379. Editorial Prensa Española.
Maixé-Altés, Joan Carles. (2009) “Modernización de la distribución alimentaria en España. 1947-1995”. Revista de Historia Industrial. Nº. 41. Año XVIII. 2009. 3

Hernando Cuñado, Jorge.La modernización de la comercialización en la España del siglo XX: el caso de Madrid. Director: José Luis García Ruiz. Tesis doctoral. Dep. de Historia e Instituciones Económicas I. Facultad de CC. Económicas y Empresariales. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2014.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Los primeros autoservicios. Madrid, 1957", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

Fotografía de portada:
Revista Blanco y Negro. Nº. 2379, 1957
Archivo HUM



©Eduardo Valero García-HUM 015-011 RECUPAPEL
ISSN 2444-1325

Fototeca: Mozo de cuerda o de cordel. Madrid, 1917

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Sumamos a la Fototeca HUM la triste realidad de todos los tiempos, retratada en este caso por el fotógrafo Otto Wunderlich entre 1917 y 1919. Gran calidad de imagen donde hasta la amarga expresión es evidente.

"Mozo de Cuerda (Schlafend) [Sueño]"
(entre 1917 y 1919)
Autor de la fotografía: Wunderlich, Otto (1886-1975)
© mecd-FPH- Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-00349

© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-009 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Al hombro la cuerda que nivela el equilibrio de la melopea. Pitillo exiguo adosado al hombre derrotado, agotado de cargar el peso ajeno e infortunio propio.

Encerada de sol y de sudores la parpusa, accesorio indispensable en el conjunto de andrajos que conforman su uniforme. Mozo de cuerda o de cordel anónimo que desde la juventud del XIX va transitando polvos, barros y empedrados. Descansa los huesos sobre el estaño y redime trago a trago el pecado de gastar un jornal en morapio.

De una bodega sale venerando aún a Dioniso, y busca en el adoquinado el apoyo necesario para la casi imposible verticalidad. Sin alma va de tanto trajinar, y sin alma queda inmortalizado en el vidrio gelatinado del fotógrafo Otto Wunderlich.

Mozo de cuerda o de cordel, apostado en las esquinas y en las plazas y plazuelas a la espera del cliente necesitado; después, el ajuste de precio: fórmula magistral de cálculo del volumen de los bultos por el peso y distancia a recorrer.

En el compendio de historias Paseo por Madrid o Guía del Forastero en la Corte (1815), se dice que merecían la misma confianza que los criados “sin amo fijo” (lo que hoy conocemos como asistentas del hogar). Los describe como gente honrada y de la que se podía fiar.

La primera noticia conocida, donde se menciona la sacrificada profesión de mula humana –dignificada con el título de “mozo”-, aparece en el Diario Noticioso del martes 31 de octubre de 1758, al referirse a un hurto:
El día 24 de este faltó, en la casa del Excelentísimo Marqués de Villafranca, un Vestido de Corte, que se compone de basquiña […] con falda, jubón, y casaca, todo de crespón negro, aforrado en tafetán sencillo del mismo color; estas alhajas las traía a casa de dicho Excelentísimo Señor, desde el Retiro, un Mozo de cordel, y las entregó á una muger que estaba en la escalera junto a la Portería de las criadas; la muger se fue con todo, y hasta ahora no ha aparecido; se da este aviso al Público, para que la persona á quien llegaran á vender dichas alhajas, ó supiere algo de ellas, se sirva dar su aviso á la Portería de las criadas de casa de dicho Excelentísimo Señor, donde darán algún agradecimiento.

En los años 30 del siglo XX otros medios de tracción –como el Taxi-, relegarán al mozo de cuerda a mozo de estación.

Finalizamos...

"Observando en la Iglesia á un mozo de cordel, que por darse golpes de pecho, se los daba en la barriga, dijo á un amigo que le acompañaba.

Con extraña devoción
golpes se da en la barriga,
porque su gran aflicción
á hacer sin duda le obliga
de las tripas corazón." [1]



Bibliografía

[1] SALAS, FRANCISCO GREGORIO, firma como F. G. S. Epigramas. (1788) Diario de Madrid. Nº. 278, pp. 1005-1006

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Mozo de cuerda o de cordel. Madrid, 1917", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-009 FOTOTECA
ISSN 2444-1325

Fototeca: El burro de la trapera. Madrid, hacia 1920

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"Al arrancar la cómoda berlina,
allí á dos pasos, en la misma calle,
vería don Fulano, si no fuese
por la escarcha que empaña los cristales,
que en mitad del arroyo una trapera,
tiritando de frío, muerta de hambre,
revuelve con su gancho la inmundicia
en busca de guiñapos miserables.
Lleva tras sí un chiquillo
más lacio, más hambriento que su madre,
que, hundiendo en el montón sus manecitas,
busca también... ¿Qué busca? ¡Ni lo sabe!
Débiles son los dos, flacos, entecos,
no tienen fuerzas ni vigor, ni sangre,
y husmean en la tierra ansiosamente
lo que no quiere nadie."
Sinesio Delgado, 1896


Se desvanece en el tiempo el caballero que camina por la acera. Una niña, asombrada, nos observa. Inmóvil queda una trapera capturada por la cámara de Otto Wunderlich, y congelada en su faena. Inmóvil su burro, con su carga eterna, su hambre y su paciencia.


"[Madrid. El Rastro]. El burro de la trapera (con ella)"
Autor de la fotografía: Wunderlich, Otto (1886-1975)
(entre 1920 y 1922)
© mecd-FPH- Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-01281
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-010 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Es curiosa la fotografía, pues poco se veía a las traperas por el día. Tal parece que habían cambiado las costumbres en los madriles de los años veinte del siglo veinte.

Decía el romántico Mariano José de Larra en 1835:
Pero de entre todos los modos de vivir ¿qué me dice el lector de la trapera, que con un cesto en el brazo y un instrumento en la mano recorre a la madrugada, y aun más comúnmente de noche, las calles de la capital? Es preciso observarla atentamente. La trapera marcha sola y silenciosa; su paso es incierto como el vuelo de la mariposa; semejante también a la abeja, vuela de flor en flor (permítaseme llamar así á los portales de Madrid, siquiera por figura retórica, y en atención a que otros hacen peores figuras, que las debieran hacer mejores).

La trapera utilizaba, en aquellos tiempos decimonónicos, un gancho para atrapar despojos y echarlos en su cesto. Así lo hacía portal a portal como lo describe Fígaro, quien añade:

En una noche de luna el aspecto de la trapera es imponente: alargar el gancho, hacerlo guadaña, y al verla entrar y salir en los portales alternativamente, parece que viene á llamar á todas las puertas, precursora de la parca. Bajo este aspecto hace en las calles de Madrid los oficios mismos que la calavera en la celda del religioso; invita á la meditación, á la contemplación de la muerte, de que es viva imagen.

Triste y arriesgada labor para una mujer en las noches pendencieras de Madrid, más propensa a morir que a figurar la muerte.
No había edad para comenzar en el oficio, pues la retratada seguramente lo era desde la niñez y gracias al fotógrafo lo será por los siglos de los siglos.

De 1852 traemos la siguiente noticia, publicada en el periódico literario La Esperanza, para ilustrar un poco más el oficio de trapera:



Era muy frecuente en las columnas de la prensa que las traperas formasen parte de las crónicas diarias, principalmente en el siglo XIX. No siempre la noticia era como la aquí publicada, aunque sí hacían muchos hallazgos, y entre ellos algún bebé recién nacido. Pero abundaban las asesinadas; las atropelladas; las maltratadas; las cómplices de algún delincuente, y las deshonradas y engañadas.

Como en el caso de los mozos de cordel, la profesión de trapera (también hubo traperos, claro) va desapareciendo y del mismo modo las noticias sobre ellas. La más sonada del siglo XX fue el asesinato a palos de la trapera Macaria García Sobrerbiola, de cincuenta y siete años. El crimen fue cometido en el Puente de Vallecas el 5 de noviembre de 1934.


Se desvanece ahora la añeja trapera y su burro queda. Precioso asno que llega a nuestra literatura de la mano de Cervantes como “el Rucio”. Sin perder su condición de animal de carga -que lo era desde antiguo-, sube a lo más alto en las Reales Academias cargando en el lomo a Sancho y su panza.


"[Madrid. El Rastro]. El burro de la trapera"
Autor de la fotografía: Wunderlich, Otto (1886-1975)
(entre 1920 y 1922)
© mecd-FPH- Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-01282
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-010 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

¡Cuánto has trabajado! Penita da verte solo sobre la calle empedrada, junto a los sacos de vacíos tesoros que recogió tu ama y que serán su sustento en el Rastro, si se da bien la mañana.

Desde este siglo XXI te recordamos, y acariciando tu sacrificada testa susurramos:
Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta. Estarás al lado de la vida alegre y serena. Los niños jugarán y coserán las niñas en sus sillitas bajas a tu lado. Sabrás los versos que la soledad me traiga. Oirás cantar a las muchachas cuando lavan en el naranjal y el ruido de la noria será gozo y frescura de tu paz eterna. Y, todo el año, los jilgueros, los chamarices y los verdones te pondrán, en la salud perenne de la copa, un breve techo de música entre tu sueño tranquilo y el infinito cielo de azul constante de Moguel.Juan Ramón Jiménez



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: El burro de la trapera. Madrid, hacia 1920", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-010 FOTOTECA
ISSN 2444-1325



Estampas. Madrid pueblo: Mozo de cuerda por la calle de Alcalá

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A medida que el coche avanza por la calle de Alcalá arriba, el sol irradia más, é infunde mayor alborozo el bullicio dominguero, el gentío que hierve en las aceras, el rápido cruzar de los coches, la claridad del día y la templanza del aire.” EMILIA PARDO BAZAN [1]

La estampa de hoy va asociada al artículo "Mozo de cuerda o de cordel. Madrid, 1917", publicado en la sección “Fototeca” de Historia Urbana de Madrid el pasado 3 de septiembre. [VER ARTÍCULO]


Mozo de cuerda por la calle de Alcalá
El dibujante Raf retrata la calle de Alcalá en los vibrantes y locos años veinte. Exactamente en noviembre de 1922, que es cuando se publica la viñeta en el semanario satírico Buen Humor.

- ¿Conque no estás ya en casa de Ezquerdo?
- No; ahora trabajo de mozo de cordel. ¡Las vueltas que da el mundo!...
-¡Que lo digas!... Ya ves: antes andabas con locas, y ahora con cuerdas.

El diálogo que mantiene el mozo de cuerda con un pollo amigo tiene el tono de humor característico de la época. Hace referencia el pollo a la “casa de Ezquerdo”, posiblemente en alusión a haber servido el otro en casa¹ del insigne Dr. José María Esquerdo y Zaragoza, o trabajado en el Sanatorio Esquerdo de Carabanchel (fundado en 1877), popularmente llamado “Manicomio de Carabanchel”.

¹ La residencia de Esquerdo en Madrid estaba en la calle Serrano, número 29.

La estampa que dibuja Raf contiene varios elementos que atraen nuestra atención, porque, si bien la calle tiene un aspecto similar al hoy conocido, son evidentes algunos detalles que no queremos dejar pasar.


Circulación
Destaca la gran cantidad de tráfico rodado que circula por la ancha arteria, identificando tranvías, automóviles y coches de punto, a falta de carros y tartanas. En Madrid aún se circulaba por la izquierda y los peatones discurrían por la calzada sin orden ni concierto. El cambio del sentido de circulación a la derecha se producirá en 1924.

La peligrosa combinación de transeúntes y vehículos dieron como resultado -solo en 1922- más de doscientas noticias sobre accidentes. En el caso de los tranvías, además de los choques y atropellos, se sumaban las ocurridas en el interior del vehículo; fuesen estas por robos, hechos curiosos y anecdóticos, o peleas entre viajeros y personal del tranvía -o viceversa-, que en muchos casos acababa con alguno de ellos en comisaría. 

El siguiente video, editado para conmemorar el Centenario de Gran Vía, sirve de ejemplo para ilustrar el tema de la circulación en Madrid.




Tranvía
Las floridas palabras de la Pardo Bazán, que hacen de prólogo a este artículo, son contrapunto de la vertiginosa actividad de los tranvías y su público en los días laborables. Bien describe la situación Juan Brasa en una “casi fábula” que ilustra Robledano.

NUEVO MUNDO-Número Almanaque 1922. Año XXIX. Nº. 1459.

Ratifica esta crítica gráfica D. Luis de Tapia, cuando habla del día que el diablo estuvo en Madrid:

Algo mosca,
con la cara un poco fosca
y la nariz harto fría,
quiso tomar un tranvía...
¡No hubo forma!
¡No cabía
ni el diablo en la plataforma!
Además,
vio aterrado Satanás
que un pollito, entre empujones
(y achuchones
de parcheante indecencia),
le hacia la competencia
en cuestión de tentaciones.
¡Qué emociones!


Fisonomía de la calle
El horizonte que dibuja Raf difiere un poco de la actual fisonomía de la calle. Hoy es casi imposible divisar la cúpula de las Calatravas desde el punto de vista del dibujante.

El pequeño bulevar que separa ambos sentidos era en aquellos tiempos el lugar ocupado por las preciosas farolas y peligrosa catenaria del tranvía. La ubicación del mozo y acompañante es –aproximadamente-, la que vemos en la siguiente imagen.


© Google Maps
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-014 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

La fisonomía real de la calle de Alcalá de los años veinte la muestran dos preciosas tarjetas postales. La primera, de Hauser y Menet, nos presenta una perspectiva con lujo de detalles, destacando una de las farolas y catenaria. Es visible la circulación de los vehículos en sentido opuesto al actual.

"Calle de Alcalá y el Fénix Español"
HAUSER Y MENET (Tarjeta postal)
(entre 1920 y 1925)
© Museo de Historia - memoriademadrid
Nº de inventario: 1991/1/412
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-014 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

La segunda tarjeta postal, de Ernesto Ramos, corresponde a un punto de vista de Alcalá desde la calle Sevilla. Podemos apreciar la antigua configuración de los edificios, siendo el de la izquierda el que había ocupado el Café de Fornos (Alcalá esquina Virgen de los Peligros).

"Calle de Alcalá desde la calle de Sevilla"
Ernesto RAMOS (Tarjeta postal)
(entre 1920 y 1925)
© Museo de Historia - memoriademadrid
Nº de inventario: 1990/9/205
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-014 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

En la actualidad, rompe la estética de la antigua postal el moderno edificio de la Unión y el Fénix (hoy hotel Petit Palace Alcalá Torre); mastodóntico rascacielos medianero a las Calatravas desde 1931.

© Google Maps
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-014 ESTAMPAS MAD
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Finalizamos la breve descripción de esta estampa del dibujante Raf, una más del Madrid pueblo, con un clásico del género chico. Diga usted si alguna vez no ha tarareado esta melodía al pasar por la emblemática calle.





Bibliografía
[1] PARDO BAZÁN, EMILIA. En tranvía : (cuentos dramáticos). (1899) Madrid [s.n.] Madrid Estab. Tip. de Idamor Moreno

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Mozo de cuerda por la calle de Alcalá", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 ESTAMPAS MAD
ISSN 2444-1325

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Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 1

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Acompañan al tema que vamos a tratar un precioso poema de nuestra amiga Sheherezade Sheherezade (publicado en su perfil de Facebook en Madrid el 17 de junio de 2015), y una ilustración del autor-editor de Historia Urbana de Madrid. En ambos casos, el balcón  de las casas viejas es el protagonista.

Y se abría un azul de justicia
para cobijar macetas colgadas
de balcones frágiles,
en casas viejas
con sus plantitas floridas
y algún gato escondido
detrás de la cortina.

Y venía una brisa fría
a refrescar los sueños
de gente corriente
que no tiene prisa.

Porque sabe que el tiempo
detiene la risa,
y también la replica,
y la hace grande
cuando es el silencio,
quien habita...

Sheherezade Sheherezade


© 2015 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 015-007 ILUST


Madrid es un infinito catálogo de ventanas. Las hay muy antiguas y más modernas; unas floridas, otras bien conservadas, y algunas cochambrosas y desangeladas. Desde los ventanucos enrejadas de vetustos conventos, hasta los más elegantes y estilizados ventanales palaciegos.

Por desgracia muchas ventanas son oquedades en antiguas fachadas hoy expoliadas, y otras solo ciegos ojos en casas deshabitadas. Todas comparten miradas de siglos que reconocemos, y cuentan historias de revoluciones, amores y desamores, sucesos descarnados y miles de ilusiones.

Muchas ventanas tienen balcones, y estos también su catálogo. Los hay estrechísimos, a la antigua usanza; otros con un poco más de vuelo, y hasta los pintados por Mingote, que son trampantojos de otros tiempos. Los hay que no se ven de tan floridos y cargados de chirimbolos, y a otros se los ve porque llaman la atención sus adornos. Nada más mirar al cielo para divisar tanto arte: pancartas, banderas, ropa tendida, maniquíes, bicicletas, tiestos… y cd's al viento.

Los balcones cerrados, con sus cortinitas de bolillo, son un primor que recuerda al Madrid del decimonónico, donde el buen gusto y el arte del forjador dejaban su impronta de suelo a techo.
Ventanas, balcones y puertas son parte de los elementos que, en su conjunto, conforman una casa. Indispensable el postinero cartel: “Asegurada de incendios”.

De ese todo que era una casa hablaremos en tres capítulos, uno por cada una de las que rememora Don Ramón Gómez de la Serna en 1922, y también las dibuja.


La casa de las medias

La casa de las medias no sólo es la casa de las medias, sino también de los calcetines. En sus balcones cuelgan como largos zurriagos negros, como esos que penden de las ramas de las acacias, maduras y pochas, esas vainas obscuras, con profusión de cosa de fábrica, de atributo de almacén por lo menos.

Una cosa que debía dar mucha vergüenza a los propietarios, como es colgar las piltrafas de las medias a pública subasta, la realizan los de todos los pisos, envalentonados unos con el ejemplo de los otros.

A veces un policía ha subido a la casa de los calcetines y las medias a notificar a los inquilinos que está prohibido tender la ropa blanca al balcón; pero las rabiscas dueñas de la casa se le volverán y le dirán en sus barbas que los calcetines y las medias no son ropa blanca, sino ropa negra, profunda ropa negra de profunda negrura. Las medias colgadas de esas dos especies de orejas que les salen al ser prendidas a las cuerdas, son las que definen las piernas más bonitas, que es increíble creer que se puedan albergar en esos feos pingos del demonio.
La casa de las medias y los calcetines tendidos — en hostil contraste los negros pingajos con el fondo claro y nacarado de los cristales — es algo así como la tenería de los grajos, de las pieles de grajo puestas a secar...
¿Quizás una tenería de pieles de gato?...

Las cabezas de serpiente negra que parecen las medias y los calcetines, como graciosas notas de un pentagrama grotesco, colgadas de las cuerdas de los balcones, dan gran notoriedad a la casa.
¡Qué de pies humanos, cuántas patas retorcidas hay en esa casa!...

Todos los vecinos que se esconden dentro detrás de sus medias y calcetines, parece que están descalzos y en chancletas, y que sólo han dejado que se ventilen sus medias y sus calcetines.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA


Finalizamos esta primera parte de las "Casas" de don Ramón con unas ventanas desde el interior.
Sea por cotillear en lo que hay más allá de los visillos, o en un ejercicio de imaginación, rememoramos la vida cotidiana de otros tiempos detrás de viejos ventanales.


"Matrimonio en el interior con mobiliario y manteleria.
Fragmento de placa estereoscópica Foto: Cano"
(1920)
© AFCAM. Archivo Jaime Benavides
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-001 MAD DE LA SERNA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325





Bibliografía
GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. Casas. Buen Humor. Enero 1922, nº 7, p. 4

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 1", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-001 MAD DE LA SERNA
ISSN 2444-1325

Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 2

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Segunda parte de las “casas” descritas por Ramón Gómez de la Serna.
Si en la primera parte recorría don Ramón “la casa de los calcetines” y nos ilustraba en el aspecto de sus balcones, esta segunda parte se centra en costumbres pasadas.

BARBARIDAD.—Pasando un caballero días atrás por la calle del Pozo á la una de la tarde, recibió sobre la cabeza un tremendo golpe producido poruña enorme sandia arrojada desde un balcón. El sombrero y el traje de la víctima quedaron inservibles. El ofendido penetró garrote en mano en la casa, con objeto de lomar justicia por sí mismo: pero sus pesquisas y las de un municipal que le acompañaba, fueron estériles de todo punto.
Lástima grande que el autor de semejante barbaridad no llevara su merecido.

La curiosa noticia, que sirve de prólogo a este artículo, fue publicada en El Clamor Público el jueves 15 de septiembre de 1853; habla de una sandía que había volado desde un balcón al suelo. De forma inversa, en la segunda parte de las “casas” de Ramón Gómez de la Serna, vuelan los requerimientos desde el balcón en pos de la cucurbitácea.

Claro está que el alboroto ocurría en los balcones cuando la sandiera, con un arte de obra de Arniches, gritaba a los cuatro vientos “-¡Sandías! ¡Sandías! ¡A cala y muy baratas!

© 2015 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 015-008 ILUST



La casa de los sandios


En la fuerza del día del verano, cuando todas las cabezas laten de calor, pasa la mujer que vende sandías, voceando la rica grana fresca, fresca aunque el sol caiga de plano sobre su calamochar de sandías y quiera recalentarlas como recalienta las nuestras.

De muchas casas sale una criada en pos de la sandiera — no es melonera, sino «sandiera» —, con un duro en plata para comprar a cualquier precio una sandía a cala o sin calar. Si es buena, hará una sangría, y sí es mala y empepinadamente empecatada, un gazpacho.

Rara es la casa de la que no sale alguien buscando a la «sandiera»; pero la casa original, que adquiere fisonomía propia por su unanimidad en pedir sandías, abriéndose con hilaridad de carcajadas todos los balcones al mismo tiempo, es esa casa blanca, con balcones por un lado y corredores al costado, casa con azotea, y muy blanca y muy nueva, que se destaca solitaria en las afueras, en el sitio en que los chopos arden y brillan con sus hojas fosforescentes.

Esta casa que hay junto al canalíllo, y en que las mujeres desgarradas y los hombres con camiseta de oruga se atracan de sandía, la conozco ya y la conocen ya mis amigos, a quienes se la señalo como la casa de los «sandios».
Las chicas jóvenes de esa casa tan voraz para las sandías, tienen los labios más rojos de la ciudad, y todo lo que es rojo en su cuerpo tiene la satinación más roja y fresca de todas las mujeres.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA


Manjar de época de estío que, con su pariente el melón, alimentaron y refrescaron al pueblo madrileño, aunque también causaron alguna que otra indigestión:
En el último otoño, un cliente mío estuvo á punto de fenecer por haberse tomado una copita de aguardiente inmediatamente después de un gran trozo de sandia.
Aunque este breve texto extraído de la revista de pedagogía Escuela Moderna (Enero de 1899), y escrito por un insigne doctor, pueda atribuir peligros a la rica fruta, ese cliente sí que fue un sandio.

Y ahora a jamar, que de postre ya sabéis lo que hay...

"Familia en la mesa a la hora de comer"
(ca. 1905)
© AFCAM. Archivo Mario Fernández Albarés
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-002 MAD DE LA SERNA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



 
Parte 1: La casa de las medias


Bibliografía
GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. Casas. Buen Humor. Enero 1922, nº 7, p. 4

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 2", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-002 MAD DE LA SERNA
ISSN 2444-1325

Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 3

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Tercera y última parte de las “casas” contadas por don Ramón Gómez de la Serna en 1922. Escuetas narraciones de tres tipos de viviendas, sus balcones variopintos y las costumbres de sus habitantes.

Ya hemos conocido “la casa de las medias”, título que parece el nombre de una tienda pero que era el de una finca con balcones atestados de calcetines y medias. Los trapos limpios fuera, los sucios dentro.

En “la casa de los sandios” don Ramón recuerda la costumbre de asomarse al balcón y requerir los servicios del vendedor o trabajador ambulante. Aunque se centra en la sandiera, había muchos “autónomos” que pregonaban su oficio por las calles. Hoy, el tapicero y el melonero se anuncian por megafonía desde sus modernas furgonetas. El afilador –alguno queda-, continúa anunciando su presencia con la melodía de su armónica; los hay en bicicleta, motocicleta y también en furgoneta.

En la pequeña narración de la última casa, Ramón ve los balcones cual Casa de fieras. Entre líneas menciona al casero, su particular democracia dentro de la finca y permisividad con los animales.


© 2015 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 015-009 ILUST


La casa de los bichos

No es la casa de los pájaros, no confundirla. Esta es la casa de los bichos, porque bicho es desde ese mirlo a ese mono que se cuelga por fuera del balcón como un diablo que se fuese a suicidar.

Los bichos animan, con gestos de niños que acabarán por caerse del balcón, todos los balcones de la casa.
Se les ve moverse más que cantar o gritar.
El loro obispal de la casa de los bichos, siempre en su pulpito, lanza los gritos más nerviosos, gritos de niño loco que ha tenido alguna vez la meningitis.

La casa de los bichos ha llegado a ser la casa de los bichos, porque vive en ella el casero, que es el primer aficionado a bichos de la casa y da el ejemplo a todos los vecinos. Nos hace gestos al pasar esa casa, y se nos queda con una fisonomía eminentemente gestera.

La casa de los bichos siempre tiene una gran expectación enfrente, como si fuese la casa que arde o la casa en que hay cinematógrafo.
-No pases por la calle de la casa de los bichos- les recomiendan los sastres a los oficialillos que van a entregar, y cuando al continental le coge de paso la casa de los bichos, no llega nunca a entregar su carta.
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA


Y así retrató Ramón las tres casas.
Acompañaron a los textos tres dibujos realizados por el escritor y firmados con su característica "R.".
Otros tres dibujos han intentado emular el gran humor de don Ramón Gómez de la Serna. Son un obsequio a los lectores que desde hace mucho tiempo se interesan por la historia de Madrid a través de estas humildes páginas.

Finaliza "Casas" con la fotografía de turno. En este caso, y haciendo una mezcla de conceptos, nada mejor que una vista general de las "casitas de las gallinas" de la Casa de fieras que hubo en El Retiro.


"MADRID- Parque del Retiro. Casitas de gallinas en la Casa de fieras"
© mecd-FPH-Archivo RUIZ VERNACCI
Nº de inventario: VN-18601
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-003 MAD DE LA SERNA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Parte 1: La casa de las medias

Parte 2: La casa de los sandios



Bibliografía
GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. Casas. Buen Humor. Enero 1922, nº 7, p. 4

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 3", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-003 MAD DE LA SERNA
ISSN 2444-1325

Fototeca: Gitanillas frente a la Bolsa de Madrid

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Crióse Preciosa en diversas partes de Castilla, y, a los quince años de su edad, su abuela putativa la volvió a la Corte y a su antiguo rancho, que es adonde ordinariamente le tienen los gitanos, en los campos de Santa Bárbara, pensando en la Corte vender su mercadería, donde todo se compra y todo se vende. Y la primera entrada que hizo Preciosa en Madrid fue un día de Santa Ana, patrona y abogada de la villa, con una danza en que iban ocho gitanas, cuatro ancianas y cuatro muchachas, y un gitano, gran bailarín, que las guiaba.” [1]

Así hablaba Cervantes, en su cuento La gitanilla, de la llegada al Madrid del Siglo de Oro de una bella y salerosa niña. En su imaginación dio por bautizarla con el nombre de “Preciosa” y dotarla de gracia en el baile y el cante.

Siglos más tarde, en los primeros años del veinte, Otto Wunderlich retrata a dos niñas gitanas que bien pudieran llevar sangre de un símil de “Preciosa”. Lo hace en el marco incomparable de la plaza de la Lealtad, quizá como crítica a las diferencias sociales o alegoría a las libertades de una etnia antes perseguida y denostada.

"2 Zigeunermädchen [Dos gitanillas]"
Autor de la fotografía: Wunderlich, Otto (1886-1975)
(entre 1917 y 1919)
© mcu-FPH-Archivo WUNDERLICH
Nº de inventario: W-00627
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-011 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Gitanillas de tímida sonrisa y mirada macerada en desventuras y penurias. Piececillos descalzos que raspan sus plantas sobre tierras nobles, soberanas. Niñas de silueta de hambre y vestimenta raída; con arte de buscavidas desde la más tierna infancia.
Analfabetas con el don de leer en palmas de manos los infortunios ajenos y venturas postreras.

Como ironía de una realidad aún latente, posan en un escenario de opulencia con el palacio de la Bolsa de Madrid por decorado, y a pocos metros el lujoso hotel Ritz de aquellos tiempos.

Gitanillas de las orillas del Manzanares y de las periferias del Madrid moderno a medias. Herederas de los trashumantes llegados a España en el siglo XV, que comienzan a ser perseguidos y esclavizados un siglo más tarde, hasta ser liberados de tales males por el "alcalde" don Carlos III.
Breve victoria que los tiempos modernos aplasta, porque peor que la tiranía de monarcas es la hambruna y la miseria.

Graciosas gitanillas del Madrid de entre 1917 y 1919. Si las enfermedades y la guerra no os llevaron antes, la madurez os traerá nuevas penurias:
Se vigilará escrupulosamente a los gitanos cuidando mucho de reconocer los documentos que tengan, confrontar sus señas particulares, observar sus trajes, averiguar su modo de vivir y cuanto conduzca a formar una idea exacta de sus movimientos y ocupaciones indagando el punto al que se dirigen en sus viajes y el objeto de ellos.” [Aplicación de la Ley de vagos y maleantes en la reforma del Reglamento de la Guardia civil. Año 1943]

Dos gitanillas, llámalas como quieras. Desde su tiempo nos han observado y quizá han exclamado:
-¡Qué poco habéis cambiado!



Dedicado a los que hoy son víctimas de la intransigencia y se ven condenados al destierro.


Bibliografía

Los gitanos llegan a la península en 1425. Alfonso V de Aragón les concede salvoconducto como peregrinos para recorrer las tierras de la Corona hasta Santiago de Compostela.

En 1499 los Reyes Católicos promulgan la primera Pragmática Real contra el pueblo gitano:
Los egipcianos y caldereros extranjeros, durante los sesenta días siguientes al pregón, tomen asiento los lugares y sirvan a los señores lo que les den lo que hubiere menester y no vaguen juntos por los reinos o que al cabo de sesenta días salgan de España so pena de cien azotes y destierro la primera vez y que los corten las orejas y los tomen a desterrar la segunda vez que fueren hallados.

En 1539 será Carlos V quien, siguiendo aquella Pragmática, los expulse del reino e implante la pena de galeras para los varones comprendidos entre los veinte y los cincuenta años.

Felipe II sumará a las Pragmáticas de 1540 y 1586 medidas contra la forma de vida de los gitanos, llegándoles a prohibir la venta ambulante.

En 1611, Felipe III limita sus oficios a trabajos en el campo y les obliga a residir en poblaciones de más de 1.000 habitantes sin utilizar sus ropajes y lengua.
Los gitanos expulsados que intentasen volver a tierras de la Corona serían condenados a pena de muerte.

En 1633, el rey Felipe IV niega la condición de grupo.
Y mandamos a todas las justicias que teniendo noticia de que andan gitanos en su partido se reúnan todos. Y con la prevención necesaria de gentes, perros y armas los cerquen, prendan o maten. Y si los prendieren, a los gitanos y gitanas que por algunas causas justas, no mereciesen pena de muerte ni galeras queden esclavos para toda la vida.

Carlos II irá más lejos Carlos II en la persecución de los gitanos, permitiendo castigos físicos y otorgando a todo aquel que se encontrase en los caminos con un gitano, derecho de hacerlo su esclavo.
El 12 de julio de 1695 ordenará el primer censo de la población gitana.

Con la llegada de los Borbones la situación no cambiará:
Se ordena cazar a los gitanos por el hierro y por el fuego y hasta la santidad de los templos podrá ser allanada en su persecución arrancándolos de las gradas del altar si hasta él llegaren huyendo en busca de asilo.

Felipe V limitará la residencia de gitanos a un pequeño número de ciudades y pueblos.

Fernando VI, al que llamaban “justo” o “prudente” quien autorice la persecución de los gitanos en la conocida como “La Gran Redada”, organizada en secreto por el marqués de la Ensenada.
Se detuvieron a más de 10.000 gitanos, enviando a los hombres a trabajos forzados en los arenales de la Marina, y a las mujeres y niños a las cárceles y fábricas.

Después llegará Carlos III, y de eso ya hemos hablado.

Fuente:
ITINERANCIAS. EL VIAJE ROM. Los gitanos en España. Fundación Secretariado Gitano



Bibliografía
[1] CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de. (1821) Novela de La gitanilla. Novelas ejemplares. Dirigidas a D. Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos. Madrid. Miguel de Burgos. Tomo I.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Gitanillas frente a la Bolsa de Madrid", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-011 FOTOTECA
ISSN 2444-1325

Comiendo en el Café Universal. Madrid, 1880

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En un amable café de la Puerta del Sol, donde desde joven se reunía Pérez Galdós con sus compatriotas canarios, decidí entrar en mis viajes por el Madrid decimonónico. Era el Café Universal de la Puerta del Sol, número 15 (actual 14), esquina a la calle de Alcalá.



Eché una visual para deleitarme en la solera de los viejos cafés de Madrid y la poesía que emanaba de techos y paredes.

Ya no estaba allí el camarero, “Pepe, el malagueño”, citado por don Benito en “La España trágica” y “La de los tristes destinos”. Tampoco estaba el asturiano D. Juan Fernández Quevedo, propietario del tertuliano café también llamado “de los espejos”.

Mucho menos encontraría allí a Galdós –aunque me hubiese gustado-, porque en 1873 el escritor decidió alejarse del ambiente de los cafés. Por su parte, ciento un años más tarde, en 1974, el Universal desaparecía del ambiente de Madrid para no regresar nunca más.

Debo confesar que, como dibujante, intenté imaginar a don Benito –que también lo era y muy bueno-, esbozando en un álbum caricaturescas imágenes del Nuevo Teatro de Las Palmas junto a su amigo Fernando León y Castillo. También lo imaginé dibujando caricaturas de prostitutas, costumbre que le llevó a ganarse el apodo de “el chico de las putas”… independientemente de sus devaneos por los templos de Venús.

© Archivo HUM
Benito Pérez Galdós
Dibujo a lápiz
(1861)
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-012 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325



Mi viaje al siglo XIX tuvo fecha, un día de octubre del año 1880. El café olía casi a nuevo por su reciente reinauguración y daba gusto ver aquel juego de espejos y cristales que dotaban de gran amplitud al local.
Sus espacios estaban decorados con diferentes estilos; así, llegué a identificar en techo y paredes el pompeyano, renacentista, rafaelesco y de capricho, realizados por los pintores Bussato, Bonardo y Amerigo, bajo la dirección del artista Sr. Piccoli. Todas las pinturas estaban protegidas por cristales.

En esos tiempos era propietario del Universal D. Juan Fernández Benavente, concejal del distrito Centro, quien se había hecho cargo del negocio de su padre, Juan Fernández Quevedo (fallecido en enero de 1882).

El 10 de octubre de 1890 el tal Fernández Benavente inaugurará el Café de Benavente en la calle Jacometrezo. A las siete de la mañana del 6 de agosto de 1893 fallecía este señor, en esos momentos delegado de vigilancia del distrito de la Inclusa y gran servidor que había sido del partido Liberal.

Para dedicar un tiempo al buen yantar, mi acompañante y yo subimos por una escalera caracol al entresuelo, donde estaban los gabinetes de comida de confianza, mesas de tresillo y billar. Pudimos haberlo hecho también por el portal independiente del café, pero era más interesante hacerlo desde el gran salón.

Nada despreciable la elegancia de aquel comedor, el esmero de los camareros, la calidad de los productos y, fundamentalmente, la higiene que allí había.


Comiendo en el Café Universal
El menú degustado en esta visita “ministerial” –por recordar la serie “El ministerio del tiempo”-, es una selección de una lista de precios muy especial.

Para ir abriendo boca me decanté por unos entrantes decimonónicos: unos “Menudillos de gallina”; mi acompañante optó por la “Perdiz escabechada”. Elegimos para esos manjares media botella de “Valdepeñas blanco añejo”… peleón (todo hay que decirlo).

A continuación, y en el mismo orden, pasamos a platos más contundentes: “Entre-côte con champignons” y “Solomillo a la jardinera”, todo ello regado por una botella de “Château Lafite”.
La elección de un vino tinto francés, por el que nos clavaron 10 pesetas, venía dada por la escasa variedad de caldos españoles, que eran casi todos de Jerez, buenos, pero poco apetecibles con carne roja.

Cuando dimos cuenta del conducho, decidimos rematar con unos postres a compartir: “Queso de bola”, “Pimientos en conserva” y “Pasas y almendras”; regado todo con una copa de “Pajareta” y otra de “Málaga dulce”.

Embelesados por el vaporazo y la conversación amena, acoplamos a la parte libre que quedaba entre pecho y espalda un café en vaso, un “Thé” con leche y dos copitas de "licor de los Padres Celestinos".

El importe total de la minuta ascendió a la frívola cifra de 21, 65 pesetas del siglo XIX.

Teniendo en cuenta que desde 1850 hasta la entrada del siglo XXI el Producto Interior Bruto per cápita se ha multiplicado por 15, pasando de 137.000 a 2.027.000 de pesetas, no tengo la más mínima intención de calcular cuánto gasté en aquel banquete.

El verdadero valor de haber soñado con darme un homenaje en el Universal, y paseado por la Puerta del Sol en las postrimerías del siglo XIX, no tiene precio. Como incalculable es el valor de los tesoros que custodia nuestra Biblioteca Nacional y su hemeroteca, donde esta ensoñación casi fue real.

Y ahora, por si alguno de vosotros desea unirse a esta comida espléndida, os dejo el Menú para ir eligiendo mientras preparo la “nueva biografía” del emblemático café.

© Biblioteca Nacional de España
(entre 1880 y 1920)
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías
Signatura: Eph/15(1)-Eph/15(11)
Con licencia
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-012 RECUPAPEL
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© Biblioteca Nacional de España
(entre 1880 y 1920)
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© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-012 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

© Biblioteca Nacional de España
(entre 1880 y 1920)
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías
Signatura: Eph/15(1)-Eph/15(11)
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NOTAS

El Menú o Lista de precios del Café Universal lleva escrita a lápiz “21 de junio de 1889”, fecha en que posiblemente es adquirido por una persona cuyos datos desconocemos. 

En la portada podemos apreciar unos amorcillos y las iniciales “JFB” (Juan Fernández Benavente); en la trasera una escena del interior del establecimiento con las inscripciones “Café Universal” e “Inauguración”. Recordemos que Juan Fernández Benavente (hijo de Juan Fernández Quevedo, fundador) acometió obras de remodelación en el café que fue inaugurado nuevamente en octubre de 1880.

Las litografías fueron realizadas en el taller de M. Fernández (Calle San Nicolás, 7) y la impresión en la tipográfica de Segundo Martínez (Travesía de San Mateo, 12, principal).



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Comiendo en el Café Universal. Madrid, 1880", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Coplas del domingo. La idea o el sufragio.

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Nos adelantamos al domingo, así como a los sufragios venideros donde el pueblo elegirá a sus representantes en función de un ideal o idea.

Con el humor a que nos tiene acostumbrado el entrañable madrileñista Antonio Casero, publicamos su copla dominguera del 14 de noviembre de 1915 titulada “La idea”.
Es evidente que el título se acerca más al idear un embuste que a la lucha por los ideales -al menos así lo creemos-, a tenor de lo comprometido de la escena que transcribimos.

Resulta curiosa la actitud de “Quiteria” (esposa del “so pelma”), que muestra interés por el escrutinio a pesar de su cabreo por la melopea del susodicho. Y es que, aunque faltaban 16 años para que en España la mujer tuviese derecho a voto, muchas se interesaban desde hacía tiempo por la lucha de las “sufragettes” británicas y americanas.


Coplas del domingo, por Antonio Casero

LA IDEA
—Pero ¿ande has estao metido
que vienes tajá, so pelma?
—En pos de los ideales
y al pie del cañón, Quiteria:
¿ande quies que vaya un hombre
c’avanza y que tie conciencia,
y que tie sus ojos puestos
en el mañana?, contesta.
—¡Jesus, c'olor a vinazo!
—Oleré a pomada griega
si te parece; ¡qué cosas
te traes pa que yo te quiera!
Hay que vivir en el mundo
Y alternar, pa que lo sepas;
que el sufragio es el sufragio,
y el sufragio es sagrao, prenda.
Tomemos una “garrafa”
a eso de las siete y media.
-¿Cómo una “garrafa”...?
—Un coche,
de los que llaman “manuelas” ¹,
y ahora van por ahí a caza
de pulmonías, princesa;
pos tomemos un «voiture» ²,
y de taberna en taberna,
nos hemos pasao el día
peleando por la idea
y convenciendo a rebeldes
que por un rial hipotecan
a su amantísimo padre
si por casual lo tuvieran,
porque, chica, están las cosas
poniéndose de manera
que hay que irse a poner al Congo
un puesto de churros; deja
que me siente, que la casa
parece que me da vueltas.
—iUy, que borrachuzo de hombre!
—La culpa la tie la idea;
una copa, y otra copa,
y tres más, y dos docenas,
y hay que votar a Fulano,
que Fulano representa
la chipén del bienestar
de los hombres en la tierra,
palabras de Marcelino
Patón y Cantalapiedra,
del Comité de la Inclusa,
y progresista de cepa,
y aunque sordo, buen amigo.
—Pero, en resumidas cuentas,
¿ha salio Pérez Crespo?
—¡Digo! Salió… a la carrera
en cuanto que vió el asunto
en árabe.
—¿Qué me cuentas?
—Vió que tenía seis votos,
le entró la sonrisa, histérica,
dijo: «Me he colao, Tadeo»
y piróse a la carrera;
pero, eso sí, en su semblante
iba pintá su vergüenza.
—Pero tú le votarías.
—Tú estás chalupe, Quiteria;
no sabes lo que te dices;
mi misión era más seria;
que el sufragio es el sufragio,
y el sufragio es sagrao, prenda;
yo estuve al pie del cañón,
u séase en la taberna,
discurseando a las masas
y hablándoles de la idea;
pero palmó el pobre Pérez
y se gastó las pesetas
de un infeliz compañero
que ahora le pedirá cuentas,
y Pérez dirá que piscis,
y el otro le dará leña;
¡él ha sido un hombre al agua
y yo un hombre al valdepeñas!...
Porque sí que voy notando
que la he cogío tremenda.
—La has cogió pa seis días;
conque cállate ya y duérmela.
Antonio CASERO.
(Heraldo de Madrid, AÑO XXVI. Número 9.114)


Y como esta copla ha tratado de la “idea”, la tradicional ilustración que la acompaña también lo es en forma de boceto.

© 2015 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 015-010 ILUST


NOTA
¹ Se le llamaba “garrafa” o “Manuela” al coche Milord, taxi descapotable posterior al tradicional Simón. Era similar a los utilizados hoy en Sevilla para dar paseos por la ciudad y asistir a la feria.

² Voiture: coche



Bibliografía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 3", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-007 COPLAS AC
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Los cinco sentidos y el dibujo en el jardín de Cerralbo

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Sobre la idea proyectada por D. Enrique de Aguilera y Gamboa –marqués de Cerralbo-, el arquitecto D. Luis María Cabello y Lapiedra comenzará a construir hacia 1883 el emblemático palacio de la calle Ventura Rodríguez, conocido hoy como Museo Cerralbo. Posteriormente trabajarán en la obra los arquitectos Alejandro Sureda y Luis Cabello y Asó. Será este último quien proyecte un templete para el romántico jardín del palacio en 1891; el pequeño pabellón estará acabado en 1893.

Archivo HUM
© historia urbana de madrid ISSN 2444-1325


Ciento veintiún años más tarde, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte acometerá obras de recuperación del templete ¹. Los trabajos finalizaron hacia el mes de junio de 2015, con lo que el jardín vuelve a tener el mismo esplendor que en tiempos del marqués.



Anteriormente, y basándose en un boceto realizado por D. Enrique en 1880, la paisajista Lucia Serredi diseñará en 1995 el jardín clásico-romántico por el que podrá transitar el público asistente a la nuevas actividads programadas por el Museo a partir de octubre.




El jardín de los cinco sentidos
El jardín del Museo Cerralbo se convertirá, desde el próximo mes de octubre, en “El Jardín de los Sentidos”, coincidiendo con la recuperación de un espacio tan emblemático como el edificio del Templete.

Cinco meses con los cinco sentidos: la programación comprende una actividad especial por cada mes, hasta febrero de 2016, dedicada a la relación entre la percepción del jardín y cada uno de los cinco sentidos, que nos permitirán recorrerlo y percibirlo de distinto modo. Así el mes de OCTUBRE se dedicará a la VISTA, el de NOVIEMBRE al OÍDO, DICIEMBRE al OLFATO, ENERO al TACTO y FEBRERO al GUSTO. Las actividades han sido diseñadas por la empresa “Caligrama. Proyectos Culturales”.

PROGRAMA:
OCTUBRE, domingo 25: LA VISTA.
Visita más taller de composiciones florares Colabora: Vernatura.

NOVIEMBRE, domingo 22: EL OÍDO.
El día de Santa Cecilia realizaremos un taller de experimentación y creación de ambientes sonoros con el equipo de La Sonidera.

DICIEMBRE, domingo 13: EL OLFATO.
Durante todo el mes habrá una instalación olfativa en el jardín.

ENERO, domingo 10: EL TACTO.
Nos acercaremos a las esculturas y plantas del jardín con unas visitas para tocar sin ver.

FEBRERO, domingo 7: EL GUSTO.
Aprovechando la coincidencia del Gastrofestival realizaremos una cata de productos exquisitos.


Lo mires como lo mires
El arranque de esta intensa programación será el próximo sábado 3 de octubre con “Lo mires como lo mires”, en el marco de la Semana de la Arquitectura (organizada por el COAM), dando cita a algunos dibujantes profesionales y aficionados, encabezados por Joaquín González Dorao y Un dibujante urbano, que mostrarán en público sus trucos para llevar al papel lo que ven.

Además, coincidiendo con la celebración del #InstaMeet (#wwim12) el encuentro que conmemora los 5 años de la famosa aplicación #Instagram y el apoyo de @IgersMadrid, ofreceremos a los Instagramers una visita guiada especial y la posibilidad de realizar fotos de nuestro jardín y su templete y ¡por supuesto! de los dibujantes en acción. Dibujo y fotografía como dos formas de ver un mismo espacio.



Dos excelentes actividades para que en esta temporada de otoño-invierno el jardín del Museo Cerralbo luzca animado y primaveral.


El marqués en su jardín
© mcu-Museo Cerralbo
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Fuente: Departamento de Comunicación. Museo Cerralbo

INFORMACIÓN
Museo Cerralbo
c/ Ventura Rodríguez, 17
28008 Madrid, España

Teléfonos: (00 34) 915 47 36 46 / 47
Fax: (00 34) 915 59 11 71
Correo-e: museo.cerralbo@mecd.es

HORARIO
De martes a sábado de 9:30 a 15:00 horas
Jueves de 17:00 a 20:00 horas. Excepto festivos.
Domingos y festivos de 10:00 a 15:00 horas.
Cerrado todos los lunes, y los días 1 y 6 de enero, 1 de mayo, 24, 25 y 31 de diciembre y una fiesta local.




© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-008 MCERRALBO
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Fototeca: Quique con su iPod de los años 20. Archivo Ruiz Vernacci

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Si se tratase de un bigotudo señor el título de este artículo hubiese sido, por poner un ejemplo, "Fulano y su radio galena". Pero la entrañable fotografía recuerda la infancia de los niños madrileños de antes de la guerra; en este caso, los niños más o menos "acomodados".

Quizá por eso se nos antojó bautizar aquella "arradio", la galena, con el estiloso y moderno nombre de iPod; un iPod de los años 20.
Y llamamos "Quique" al retratado porque así lo apoda el autor en la fotografía del archivo de D. Joaquín Ruiz Vernacci. Dice en la signatura: "Quique [con cascos escuchando música en el salón], retrato".


"Quique [con cascos escuchando música en el salón], retrato"
(1920)
© mcu-FPH-Archivo RUIZ VERNACCI
Nº de inventario: VN-18915
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-012 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325



Desconocemos si la localización exacta es Madrid porque, siendo don Joaquín madrileño, recorrió toda España para fotografiarla. En tal caso, suponiendo que sea la villa y corte, la estampa nos ilustra con detalle en la decoración de los suntuosos salones del pasado siglo.

El pequeño Quique aparece asombrado; quizá prestando atención a lo que escucha, o al haber sido sorprendido por el objetivo de la cámara. El sonido proviene de una radio galena (también llamada radio a galena o de galena), cuya rudimentaria antena está conectada a un cuadrito que pende de una lámpara de pared.

La imagen está fechada en 1920, lo que hace suponer que el pequeño escuchaba alguna onda proveniente del extranjero. También puede referirse a la década de los veinte, entonces la señal puede que corresponda a Radio Ibérica de Madrid (EAJ-6), que había instalado su pequeño estudio en el Paseo del Rey, número 3, en el año 1923. El 22 de diciembre de aquel año Radio Ibérica emitirá el sorteo de la Lotería de Navidad desde la Casa de la Moneda.

En 1924 los receptores de galena madrileños recibían a la perfección la señal de Radio Ibérica, que ya emitía un programa diario e incluía conciertos del Teatro Real.

Belén Pérez Zarco, en su blog "El medio sonoro" [1], nos ofrece la programación del día 3 de julio de 1924:
«De 10 a 12 de la noche:
Primera parte:
Programa ejecutado por la célebre orquesta dirigida por el maestro D´Wtrys, “Jazz-Xilophonist”, “Besos de maja”, pasodoble; “April Showers”, Fox-trot; “Madre”, tango; “Ty Tess”, Fox-trot. A continuación la señorita Mercedes Nieto cantará los siguientes cuplés: “Rota la guitarra”, de Font de Anta, letra de J.Mariño; “José Manuel”, de Monreal Landeira, letra de E.Tecglen; “Por una flor”, de Ledesma, letra de Arisón.
Segunda parte:
A las once, transmisión de la hora oficial, noticias metereológicas y previsión del tiempo.
Tercera parte:
“Las estrellas”, conferencia de vulgarización astronómica, por el astrónomo del Observatorio de Madrid, Sr.Gastardi.
Cuarta parte:
“Sweet Melinda”, fox-trot; “Ramón Niza”, chotis; Canciones por la señorita Pepita García; “My Baby´s Armas”, fox-trot; “Legs Up”, one-step.»

A pesar de haber comenzado a funcionar antes que otras emisoras, no será Radio Ibérica la primera en registrarse. Radio Barcelona obtendrá el indicativo EAJ-1 que la convertía en la primera emisora de España.

Pero si la fotografía es posterior a 1925, entonces el pequeño Quique pudo estar escuchando -por ejemplo-, las ondas de Unión Radio, y llevar puestos unos cascos «BRUNET TIPO "Z" extra ligero».

Revista "ONDAS", 1926
© Archivo HUM
© historia urbana de madrid ISSN 2444-1325


Revista "ONDAS", 1926
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Y qué decir de los potentes altavoces para receptores galena de una válvula que sustituyeron a los cascos. El mapa habla por sí mismo ¡que poderío!





Del canal Youtube de Ariana Garibay ofrecemos el completo documento audiovisual que cuenta la historia de la radio en España. Publicamos las dos primeras partes de este trabajo por ella realizado. ¡Muchas gracias Ariana!





Después de la de galena llegaron las radios de válvulas; luego las de transistores; los radiocasetes; los walkman; los CD's; los MP3; los iPod's... y unos casquitos diminutos que ahora vuelven a ser como los BRUNET tipo Z del año de la Tana.

Y Quique fue creciendo, viviendo muchos madriles y cumpliendo sueños.
No sabemos si aquí sigue o está en nuestro cielo; en tal caso, este es nuestro homenaje.


Archivo Ruiz Vernacci
La fotografía corresponde al archivo Ruiz Vernacci del IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España), importante colección de negativos del autor adquiridas por el Estado en 1975.
Según el IPCE, el archivo...
..."Fue creado por el francés Jean Laurent (Garchizy, 1816-Madrid, 1886), uno de los grandes pioneros de la fotografía en España y Portugal. Su actividad fue continuada por Catalina Melina Dosch y Alfonso Roswag hasta 1900, por Joseph Jean Marie Lacoste Borde hasta 1915 (durante algún tiempo en sociedad con el también fotógrafo Ángel Redondo de Zúñiga), Juana Roig Villalonga y, desde diciembre de 1930, por Joaquín Ruiz Vernacci (1892-1975).
El archivo consta de unos 40.000 negativos de vidrio realizados por los citados fotógrafos entre 1858 y 1960, así como una colección de positivos de distintas épocas, enriquecida con diversas adquisiciones y donaciones."

La relación de Ruiz Vernacci con este archivo, y con el propio J. Laurent, la entendemos nada más ver los siguientes anuncios publicados en 1929 y 1935:



¡Sí que ha dado juego la fotografía de Quique con su iPod de los años veinte! Un recuerdo más de los usos y costumbres del Madrid de otros tiempos.


Bibliografía
[1] Pérez Zarco, Belén. (2009) El medio sonoro. Consultada el 24 de septiembre de 2015, en http://elmediosonoro.blogspot.com.es/2008/11/radio-ibrica.html

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Quique con su iPod de los años 20. Archivo Ruiz Vernacci", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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ISSN 2444-1325

Fototeca: Maratoniana inauguración de estatuas. Madrid, 1902

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Como si de precampañas se tratase -cuando todo se inaugura a la apresurada con las mejores palabras y, en ocasiones, con los mayores despropósitos-, en el Madrid del recién nacido siglo XX se celebraba un evento maratoniano.

La tarde del jueves 5 de junio de 1902, en conmemoración a la reciente mayoría de edad y coronación de “Alfonsito” –desde ese momento, Alfonso XIII-, se inauguraban en tiempo record cinco estatuas en diferentes puntos de la geografía urbana madrileña. Decimos cinco porque la última del recorrido ya estaba descubierta.

Para no ir nosotros con tanta prisa, abrimos paréntesis, y corchetes si es preciso, para introducirnos en el siglo XIX, primero, y luego en el XX. Lo hacemos en forma de poema, evocando los “Recuerdos y Esperanzas” de D. Rafael Abellán y Antá [1]. En estos poemas conmemorativos se recrea el nacimiento, mayoría de edad y coronación del monarca Borbón.


Alfonso XII
Breve recuerdo de la fototeca de Historia Urbana de Madrid al padre de Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena (Alfonso XIII).

Hijo de la reina Isabel II, Alfonso XII nació en el Palacio Real de Madrid el 29 de diciembre de 1874. Fallecerá en el Palacio Real de El Pardo el 25 de noviembre de 1885.
Alfonso XIII será su hijo póstumo, fruto de su segundo matrimonio con María Cristina de Habsburgo-Lorena.

Este retrato fue realizado por Fernando Debás, primer fotógrafo de la familia Real, que tenía estudio en la calle del Príncipe, número 22, diez años antes del fallecimiento del monarca.

"Alfonso XII"
Fotografía de Fernando Debas.
(Madrid, 1875)
© Biblioteca Nacional de España
Signatura: 17/176/1
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 FOTOTECA
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325




Alfonso XIII
Nacimiento
Obviamos el “Canto primero”, titulado “25 de noviembre de 1885”, que es la fecha en que Alfonso XII abandona este mundo, para pasar al segundo y el memorable día 17 de mayo de 1886:

"Es natural que brille la alegría
Con pruebas de cariño,
Y es legítimo el goce,
Porque en tan fausto é inolvidable día
Ha nacido el Rey-niño
Sucesor de su padre Alfonso XII.
Cumple la Iglesia su misión grandiosa
Y su misterio ejerce,
Acude la nobleza presurosa,
El entusiasmo el ánimo enardece,
¡Y se rinde la patria respetuosa
Ante el nuevo Monarca Alfonso XIII!
En medio de tan plácida ventura
Las Cortes se reúnen.y proclaman
Reina Regente á su Augusta Madre,
Los subditos la aclaman,
Y al pie de un Crucifijo
Solemnemente jura,
El gobernar en nombre de su hijo.
Elevando sus preces al Eterno
Para que siempre inspire sus acciones,
Acepta presurosa,
Las riendas del Gobierno,
¡Y la España mostrándose orgullosa
Colma á S. M. de bendiciones!"

Fotografía de Barcía.
(Madrid, junio de 1886)
Revista Hojas Selectas, 1902
© Biblioteca Nacional de España
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Retratos de Alfonso XIII entre 1889 y 1893
Fotografías de Calvet Debas.
Composición para la revista Hojas Selectas, 1902
© Biblioteca Nacional de España
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Mayoría de edad
Reina Regente será doña María Cristina por dieciséis años, hasta el 17 de mayo de 1902 (que es el “Canto Tercero” de Abellán), fecha en que Alfonso trece alcanzará la mayoría de edad.

Retrato de Alfonso XIII
(Fragmento)
Fotografo: Franzen
(Madrid, 1902)
© BNE-bdh
Signatura: 17/146/1/37
150 años de fotografía en la Biblioteca Nacional, p. 254
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 FOTOTECA
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"Los sonoros acordes militares
Que esparce con sus notas la diana,
Los hermosos cantares
Con que pueblan las aves el espacio
Saludando el albor de la mañana,
El júbilo solemne de Palacio,
Los distintos festejos populares,
El continuo voltear de la campana.
Los indultos y gracias concedidas,
Los arcos de ramaje
Que levanta el comercio agradecido.

Las benditas limosnas repartidas,
La algazara que forma el oleaje
Del bullicio del mundo enloquecido,
La presencia de ilustres comisiones
Formadas por magnates poderosos
De todas las regiones,
Y del cañón el hórrido estampido
Que la tierra estremece,
Todo hace comprender, que por ventura,
¡Llegó el día glorioso de la jura
Y la proclamación de Alfonso XIII!"


Jura y proclamación
El fotógrafo Jean Laurent presenciará el solemne evento, lo retratará para la posteridad y lo distribuirá en forma de postales en el álbum titulado "Fiestas Reales de 1902. 1ª, La Coronación (17 de Mayo)", compuesto por 10 fotografías. Tres de ellas llevan la leyenda: «De "Blanco y Negro", revistra ilustrada -Madrid"».

Perteneciente al valioso archivo de la Biblioteca Nacional de España (Dibujos, grabados y fotografías. Signatura: 17/0/169), ofrecemos las cuatro que nos interesan para ilustrar el Regio acontecimiento.

"Nº 1 - Llegada de los Atributos Reales al Congreso"

"Nº 3 - Paso de la Comitiva frente a la calle de Sevilla"

"Nº 4 - Aspecto del Congreso antes de la llegada de S. M."

"Nº 8 - S. M. en el momento de Jurar en el Congreso"


Contada esta historia, en fragmentos de los versos de Rafael Abellán, llegamos descansados a embarcarnos en la vertiginosa maratón que nos ocupa.


El día que se inauguraron cinco estatuas
Al parecer, las inauguraciones de las que ahora hablaremos estaban previstas para el día 2 de junio, pero cuestiones climatológicas obligaron a postergar el evento hasta el ya citado 5 de junio de 1902. Según las crónicas, ese día el clima tampoco estuvo muy estupendo.

De todas las estatuas inauguradas, la de mayor aceptación por el pueblo madrileño fue erigida al héroe de Cascorro (Eloy Gonzalo García). Ese sentir del pueblo quedó de manifiesto en las noticias de la prensa como el mayor acierto del joven monarca al elegir que fuese esa y no otra la primera a inaugurar.

Relatamos a continuación detalles de las inauguraciones en el orden en que fueron celebradas. Destacamos la correspondiente a la estatua de Cascorro, para que, cuando pases por el Rastro, puedas imaginar la plaza tal y como la contamos.


Mapa de inauguraciones
Utilizamos el plano histórico de Madrid, de Facundo Cañada López (año 1900), para recrear la maratoniana inauguración y su emplazamiento en 1902.




1 - Estatua de Cascorro
(Plaza de Cascorro-Cabecera del Rastro)

Los vecinos del lugar conocido como Cabecera del Rastro habían decorado los balcones de sus casas con banderas de los colores nacionales. La plaza mostraba un aspecto pintoresco y se presentaba muy animada. Tanta era la aglomeración de gente, que había parroquianos hasta en los tejados.
La siguiente ilustración, de Segura, muestra la fisonomía de la plaza durante la celebración.



Delante de la estatua de Eloy Gonzalo García se había levantado un pabellón formado por tapices de la Real Casa y mástiles adornados con guirnaldas. El suelo estaba cubierto por una lujosa alfombra, sobre la que se habían colocado sillones de damasco encarnado, destinados a la familia Real.

Aguardaban la llegada del rey, el gobernador, Sr. Barroso; el alcalde, Sr. Aguilera; el capitán general y el gobernador militar de Madrid; los concejales; el secretario del Ayuntamiento, Sr. Ruano, y el Cuerpo de Bomberos y Guardias municipales con uniforme de gala.
Una compañía del batallón de Cazadores de Madrid, con bandera y música, hacía los honores de ordenanza.
A ambos lados del lugar destinado a las Regias personas se hallaba un zaguanete de Alabarderos y los maceros del Ayuntamiento.

A la cuatro y diez minutos llegó la familia Real, que fue recibida con vivas atronadores.
Acompañaban al joven monarca el general Cerero, jefe del Cuarto militar de S. M.; el ayudante, general Bascaran, y el caballerizo mayor, marqués de la Mina.
Con los príncipes de Asturias iban la duquesa de Santo Mauro y el duque de Vistahermosa.
Acompañaban a la Infanta Isabel (la Chata) las condesas de Sástago y de Toreno.

A los acordes de la Marcha Real Fusilera Alfonso XIII cortó la cinta de la funda que cubría la estatua del héroe de Cascorro, que apareció en la heroica actitud inspirada por el escultor Aniceto Marinas. El pedestal era obra del arquitecto Salaberry y la estatua, de dos metros y treinta centímetro, había sido fundida en los talleres de Masriera, de Barcelona.

Grandes vivas, vítores y aplausos volvieron a atronar en el atestado espacio. El joven rey saludaba con la mano agradecido.

Una Comisión de 14 jóvenes del barrio, llamadas Julia Villalón, María Corral, Josefa García, Dolores Hernández, Martina Rubio, Lucía Vargas, Antonia Romero, Trinidad Bachiller, Pilar Díaz, Mercedes Mayo, María Cerro, Josefa Pernas, Dolores Barrio y Mercedes García, entregó al recientemente coronado Alfonso XIII varios ramos de flores, en uno de los cuales se leía sobre seda la siguiente inscripción:
«Señor: Las hijas del distrito de la Inclusa esperan merecer de V. M. la honra de que deposite estas flores, en su nombre y como el primero de los hijos de Madrid, humilde tributo á la memoria de un hermano nuestro: del héroe de Cascorro. Julio 5,1902.»
Alfonso, atendiendo estos deseos, colocó con su propia mano el ramo al pie del monumento.

La fotografía, publicada en la revista "Actualidad", pone cara a las citadas jóvenes.




Como anécdota, os contamos que después de ese acto del rey, un niño de diez años, llamado Andrés Hernández y Reus, leyó el siguiente verso:

«Al amanecer la aurora
cantaban las codornices,
y en su canto le decían:
que los tengas muy felices.»

Antes de que la comitiva se pusiera en marcha, S. M. repartió 140 trajes completos a los niños y niñas de los Colegios municipales, del Asilo de San Alfonso y de las Escuelas Pías y Salesianas.

Cuando iba a montar en su coche, un grupo de verduleras hizo entrega a la Reina madre de una gran canastilla de claveles rojos y rosas amarillas.
Una de las verduleras, conocida por la Manolona, dijo a la Reina viuda:
«Las madres de los hijos del pueblo a la Reina de las madres.»
Doña Mará Cristina dio las gracias a las verduleras, que la vitorearon con entusiasmo, marchando un largo trayecto detrás del coche y agitando los pañuelos.

La comitiva se dirigió por la Carrera de San Francisco y Viaducto a la calle de la Princesa, para inaugurar la estatua de Arguelles.


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Nº de inventario: VN-13427 
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2 - Estatua de Argüelles
(Cruce de Princesa con el antiguo Paseo de Areneros. Hoy en la confluencia de las calles Ferraz con Pintor Rosales)

A las seis menos cuarto llegó la comitiva a la calle de la Princesa y se procedió a la inauguración de la estatua de Argüelles. La ceremonia duró escasamente cinco minutos.
La fotografía


El Rey felicitó al escultor, Sr. José Alcoverro, que se hallaba presente.
La estatua del divino Argüelles, el insigne legislador de las Cortes de Cádiz y tutor de la Reina Isabel II, es obra artística muy notable del laureado escultor Alcoverro.
El monumento es todo de piedra y mide unos ocho metros de altura.
Al pie de la estatua se lee el nombre de «Argüelles», y en el pedestal hay una inscripción que dice:
«El Ayuntamiento de Madrid, 1902, siendo alcalde D. Alberto Aguilera».
El pedestal es obra del arquitecto Sr. Octavio.
[LA ÉPOCA. Viernes, 6 de junio de 1902]

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Nº de inventario: VN-28067
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3 - Estatua de Lope de Vega
(Glorieta de San Bernardo. Actualmente se encuentra ubicada en la Plaza de la Encarnación)

Obra del escultor López Inurria, en el frente de la estatua se puede lee la dedicatoria «A Lope de Vega, la Villa de Madrid», y en la parte de atrás los títulos de algunas obras del ilustre poeta.
"A las cinco y media llegaron SS. MM. y AA, RR. A la glorieta de Quevedo [*], y apeándose el Rey del coche tiró de la cinta que le entregó el alcalde, señor Aguilera, quedando al descubierto la estatua."
[LA ÉPOCA. Viernes, 6 de junio de 1902]

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Nº de inventario: 37594_B 
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En 1908 la estatua fue retirada y colocada con posterioridad en la Glorieta de Rubén Darío. Más tarde, en 1967, fue ubicada en su actual emplazamiento de la plaza de la Encarnación.

[*] Los periódicos cometen un error al citar la "glorieta de Quevedo", ya que se trataba de la de San Bernardo.


4 - Estatua de Bravo Murillo
(Glorieta de Bilbao. Actualmente en la esquina de las calles Bravo Murillo y José Abascal)

Desde la Glorita de San Bernardo se dirigió la comitiva a la de Bilbao, para inaugurar a la ligera la estatua del político Juan Bravo Murillo, obra de Miguel Ángel Trilles .
Una vez que llegaron SS. MM , se procedió al descubrimiento de la estatua en la misma forma que la anterior.


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Nº de inventario: VN-28068 
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Estatua de Quevedo
(Plaza de Alonso Martínez o "Plaza de Santa Bárbara". En 1965 la estatua será trasladada a la Glorieta homónima.)

Descubierta la estatua de Bravo Murillo, la comitiva Real se dirigió a la Plaza de Alonso Martínez, donde se alzaba la estatua de Quevedo, magnífica obra del escultor Agustín Querol.
A los acordes de la Marcha Real, ejecutada por la banda de San Bernardino, fue descubierta la estatua, entre grandes vivas y aplausos del numeroso público que había seguido al monarca en el corto trayecto que mediaba entre estas últimas tres estatuas.





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Nº de inventario: VN-28056 
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Estatua de Goya
(Paseo de coches de El Retiro, frente a la Casa de Fieras. Estuvo un tiempo en la calle Goya. Actualmente en la fachada Norte del Museo del Prado)

Esta es la última y sexta estatua del recorrido. En las noticias no se hace referencia a inauguración alguna. Lo único que sabemos es que cuando llegaron SS. MM. al Retiro ya estaba descubierta la estatua, limitándose el rey a visitar y contemplar el monumento.



Obra de Mariano Benlliure, en un primer momento estuvo instalada en el Paseo de Coches de El Retiro, de donde fue trasladada tres años después a la calle de Goya. En 1945 será instalada en su actual emplazamiento de la fachada Norte del Museo del Prado.

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Nº de inventario: VN-29413 
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Aprovechando que estaban allí, la Regia familia asistió a inauguración de la Feria de El Retiro. Visitaron el pabellón del Casino de Madrid, donde se les ofreció un lunch. Después recorrieron los pabellones del Casino Militar y el del Centro Gallego, donde fueron recibidos por las marquesas
de la Laguna y Argüelles, la Sra. Pardo Bazán, el concejal Sr. Vincenti y casi toda la colonia gallega. Pero eso es otra historia.

Sin contar la estatua del héroe de Cascorro, en el resto de inauguraciones la comitiva Real no se detuvo más de cinco minutos. En el caso de la estatua de Goya, podemos decir que Alfonso XIII la observó y poco más. Al menos eso es lo que dieron a conocer las noticias.


Bibliografía
[1] Abellán y Antá, Rafael. (1902) Recuerdos y Esperanzas. Poema Conmemorativo de la Coronación de S. M. el Rey D. Alfonso XIII. Madrid. Imprenta de José de Góngora. Calle de San Bernanrdo, 85. La obra lleva dedicatoria del autor a D. Emilio Alcalá Galiano, conde de Casa-Valencia. Biblioteca Nacional de España: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000059240&page=1

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. 
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Fototeca: Maratoniana inauguración de estatuas. Madrid, 1902", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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ISSN 2444-1325

Breve reseña histórica del Ateneo de Madrid (Siglo XIX)

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El pasado día 5 de octubre, el periódico EL PAÍS publicaba una noticia de gran interés para los amantes de la cultura y del Ateneo de Madrid en particular.
Bajo el título "El Ateneo prepara su bicentenario en clave de innovadora", el periodista Rafael Fraguas nos hablaba del Ateneo y su bicentenario (1820-2020), futura celebración que podría ser posible gracias a una propuesta legislativa presentada por el Grupo Municipal Socialista a la Asamblea de Madrid el pasado jueves 1 de octubre. La propuesta, votada unánimemente por todos los grupos, tiene como finalidad alcanzar el apoyo del "Gobierno regional y de las instituciones del Estado con miras a hacer viable, con su ayuda, la celebración".

Dice la Proposición No de Ley:
"La Asamblea de Madrid insta al Consejo de Gobierno a prestar su más amplia colaboración y respaldo institucional a la celebración del II Centenario de la fundación del Ateneo madrileño, mancomunadamente con el resto de las instituciones públicas de las que solicita su colaboración, en atención a la singularidad, trascendencia y papel histórico que el Ateneo ha venido desempeñando como foro de debate, plural y democrático, siendo un firme pilar del pensamiento, las ciencias y la cultura en Madrid"

A propósito de esta noticia, transcribimos la reseña histórica que del Ateneo científico, literario y artístico hicimos en nuestro artículo "Galdós en el Siglo XIX. Capítulo IV (1863)", del apartado "Madrid y Galdós". (Revisada y ampliada)






Breve reseña histórica del Ateneo de Madrid
Renacimiento
Cuando hablamos del primitivo Ateneo científico, literario y artístico, debemos recordar al marqués viudo de Pontejos, alcalde corregidor que era de Madrid en los tiempos en que fue refundada la institución.
El Ateneo renació en la Junta Extraordinaria de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País celebrada el 31 de octubre de 1835 en los salones del Ayuntamiento. El marqués de Pontejos, que veía con buenos ojos la idea, habló en favor de ella con la reina María Cristina de Borbón, quien aprobó su establecimiento por Real Orden de 16 de noviembre de 1835.
"S.M. la Reina Gobernadora que tanto se complace en tender una mano benéfica a todos los proyectos de utilidad pública y persuadida de que ninguno pueda ser más de los que tienen por objeto difundir y generalizar la Ilustración en todas las clases del Estado, se ha dignado conceder la autorización que la Sociedad Económica de esta Corte ha pedido a nombre suyo y de otros amantes de las luces para establecer un Ateneo literario [...] S.M. se promete ver en el Ateneo uno de los primeros y más útiles establecimientos científicos de la Capital [...] y acelerar por medio de la publicitación de su reglamento las más benéficas y filantrópicas miras de S.M."

1820
Ateneo Español. Sociedad patriótica y literaria
Cuando decimos "refundación" y "renacimiento", lo hacemos para no olvidar al primitivo Ateneo fundado el 1º de junio de 1820 como una "sociedad patriótica y literaria" en los inicios del regeneracionismo de España.
"Sin ilustración pública no hay verdadera libertad; de aquella dependen principalmente la consolidación y progresos del sistema constitucional y la fiel observancia de las nuevas instituciones."
Con esta premisa se propuso formar aquella sociedad, de la que Ángel Fernández de los Ríos nos dice:
"... varios ciudadanos se propusieron formar una sociedad patriótica y literaria, con el fin de comunicarse mutuamente sus ideas, consagrarse al estudio de las ciencias exactas, morales y políticas, y contribuir en cuanto estuviese a su alcance a propagar las luces entre sus conciudadanos." [Guía de Madrid, Manual del Madrileño y del Forastero. Pág. 542-543]

Aquellas luces fueron apagadas con la llegada de la Década Ominosa (1823-1833) y el final del Trienio Liberal (1820-1823). El Ateneo, que tanto había colaborado con el Gobierno en las consultas que este le encargaba, entre las que podemos destacar un proyecto de Código penal, se vio perseguido encarnizadamente.

Cuenta Fernández de los Ríos que el mobiliario y archivo lo recogió don Pablo Cabrero en su casa-palacio de la Platería Martínez, y allí estuvo hasta el año 1834.
Por su parte, autores como Madoz o Labra, tienen otra opinión. Al parecer, todos los documentos del Ateneo de 1820 (actas, reglamentos, memorias, etc.), después de ser prohibido por Fernando VII, fueron incautados y depositados en el archivo de Palacio.
Pascual Madoz dice que aquellos papeles fueron quemados; sin embrago, Rafael M. de Labra asegura:
"Allí fueron á parar en cumplimiento de orden tan severa, y allí debieron extraviarse algunos papeles, pues que cuando en estos últimos años (en 1870), por el celo del entonces secretario del actual Ateneo de Madrid, D. José López Molinero, se sacó copia de los que existían en un volumen de Impresos varios, en la sala 9, estante A, plúteo 2. de la Biblioteca del Real Palacio, no se hallaron más que los Estatutos, dos Reglamentos y un acta del círculo fundado en 1820.(1)
(1) Las copias se hallan hoy en el archivo del Ateneo de Madrid, y merced á la amabilidad de los Sres. Moreno Nieto y Burgos, presidente y secretario respectivamente de aquella corporación, he podido consultarlos."[Revista Contemporánea. Año II-III Tomo VIII Volumen II 30 de marzo de 1877 Pág. 174-17]

Fundadores
Don Antonio Maestre y Alonso publica en 1891 el libro "Los Presidentes del Ateneo de Madrid (Bosquejos críticos)", en el que menciona a las notables figuras que lo gobernaron.
Dice el Prólogo:
"Cuna y escuela el Ateneo de Madrid, de todas las grandes ideas, que han informado los legítimos progresos de la vida intelectual de la Nación española en el presente siglo; la acertada elección de sus presidentes ha contribuido eficazmente al buen cumplimiento de su misión. La honrosa historia, y no comunes merecimientos de los elegidos, fueron complemento de la autoridad ä que siempre supo hacerse acreedora la Sociedad que presidieran."

Si bien la lista de presidentes hasta el año 1891 comienza con el duque de Rivas -presidente que fue desde 1835 hasta 1837-, la encabeza el general D. Francisco Javier Castaños como presidente del primitivo Ateneo de 1820.
"Unánime fué el respeto y simpatía que mereció de todos los que tuvieron la fortuna de tratarle: D. Francisco Javier Castaños, sencillo en las costumbres, ocurrente su conversación, ajeno ä las luchas de los partidos, las glorias de Bailén, unidas a su nombre lleváronle a la presidencia del Ateneo español, cuyos socios quisieron asociar á dicho cargo una gloria nacional."

"El general Castaños"
Óleo de López Portaña, Vicente
© mcu-FPH-Archivo MORENO
Nº de inventario: 00185_B
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Aquel héroe nacional que había derrotado a los ejércitos franceses cerca de Bailén en julio de1808, no pudo con la irracionalidad del rey felón (Fernando VII), quien clausuró el Ateneo en 1823.

Fernández de los Ríos cita en suGuía de Madrid a muchos de sus fundadores, entre ellos, "Pons, Heceta, Lagasca, Foronda, Calderón de la Barca, Castaños, Luzuriaga, Surrá, Palrarea, Flores Calderón, Lasagra, Onís, Palafox, Vallejo, Galiano, Ferráz, duque de Frias y hasta 92 nombres conocidos en las ciencias, las artes ó la política."

1835
El nuevo Ateneo de Madrid
El 6 de diciembre de 1835, a iniciativa de Salustiano Olózaga y secundado por algunos socios de la primitiva sociedad literaria de 1820, queda refundado el Ateneo de Madrid en los salones de la Casa de Abrantes.
Ángel Saavedra Ramírez (duque de Rivas), Donoso Cortés, Bretón de los Herreros, Vega, Caballero, Vázquez Queipo, Mesonero Romanos, Espronceda, Argüelles, Gil y Zárate, Martínez de la Rosa, entre otros, serán sus nuevos fundadores.


Emplazamientos del Ateneo
El actual Ateneo de Madrid, ubicado en la calle del Prado, número 21, tuvo antes otros domicilios.
En 1835 se reinstaló de forma provisional en los salones de la casa de Abrantes, situada en la calle del Prado, número 28, con esquina a la de San Agustín, y de allí a la acera de enfrente, en el número 27, a un local que resultaba muy pequeño.
Por Real Orden, el Gobierno les adjudicaba unas instalaciones del desamortizado Convento de Santo Tomás (calle de Atocha), más nunca se hará efectiva.
Autores de la época indican que posteriormente se trasladó a un edificio más amplio en la calle de Carretas, número 33 (para otros autores es el número 27).
Más adelante la sede se instalará en la plazuela del Ángel, número 1.


1848
El Ateneo de la calle de la Montera
Cuando Galdós llega a Madrid en el año 1862, el Ateneo está instalado en la calle de la Montera, número 22 (antiguo 32); edificio que había sido Banco de San Carlos y posteriormente Español de San Fernando.
La nueva sede fue ocupada en 1848, con un alquiler anual de 25.000 reales.
En la actualidad nada queda de aquella casa, tan solo el recuerdo en la edificación colindante (gemela a la desaparecida), donde se ubica el Hotel Ateneo.

Del "Plano de la Villa de Madrid", de Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio, publicado en el año 1800), recuperamos las láminas correspondientes a los barrios de San Luis y del Carmen Calzado, atravesados ambos por la calle de la Montera-Red de San Luis.





"Hacia el promedio de la bulliciosa calle de la Montera, inmortalizada por la galantería madrileña del siglo XVI y enriquecida por el comercio extranjero, que hizo de ella, ya va para trescientos años, su bazar predilecto; frente á la iglesia de San Luis, al alcance de los gritos y los olores de la remozada plazuela del Cármen, lunar y vergüenza de la corte, y en el centro de la manzana que flanquean dos de las calles más céntricas, ménos limpias y peor afamadas de la recoronada villa (las de la Aduana y de Jardines) alza sus tres pisos una de esas espaciosas casas que en Madrid el común de las gentes llama de grande y que á los ojos del curioso no ofrece otras particularidades que su ancho y, hondo portal, la larga línea de sus nueve amplios balcones de fachada y el número y variedad de las tiendas que pueblan la planta baja, donde el genio de las condescendencias y las pequeñeces humanas, parece desafiar bajo las formas de la revoltosa modista, el plácido hortera y el agridulce lotero, lo mismo al tembloroso y atribulado frecuentador de las cuarenta horas que al vibrante y centelleador espíritu á quien asedian las brujas de Macbeth y la sombra de Prometeo. [...] Pero lo que seguramente nadie sospecharla, ni por la apariencia, ni por el sitio, ni por la vecindad, ni áun por el aviso de algun mozo del año 30, que recordará que allí habían existido las oficinas del Banco español de San Fernando; lo que de positivo nadie pensaria es que en aquel ancho, pero vulgarísimo edificio, alienta, vive y fulgura — ¡ahí es nada! — el Ateneo de Madrid!" [Revista Contemporánea. Año II-III Tomo VIII Volumen II 30 de marzo de 1877 Pág. 149-150]

En Madrid en la Mano o el Amigo del Forastero, del año 1850, Pedro Felipe Monlau nos cuenta:
"Ateneo científico, literario y artístico: calle de la Montera, núm. 32. Tuvo principio en abril de 1820. Cerrado en 1823, se propuso, y logró, la sociedad económica reorganizarlo en 1835. Está dividido actualmente en tres secciones: l .ª d e ciencias morales y políticas; 2.ª de ciencias naturales, físicas y matemáticas; 3.° de literatura y bellas artes. Consta de unos 700 socios; y para adquirir este titulo se pagan 320 rs. de entrada y una cuota mensual de 20. Tiene el Ateneo un gabinete de lectura surtidísimo, una biblioteca de mas de 10,000 volúmenes, una excelente coleccion de minerales, un gabinete de física y un escogido monetario. Sostiene además varias cátedras gratuitas muy concurridas, y desempeñadas por eminentes profesores que prestan gratuitamente tan apreciable servicio. El Ateneo acaba de reformar sus estatutos en 1.° de marzo de 1850."

1854
Clausura del Ateneo
Las revueltas políticas de la época llevan a que el 22 de febrero de 1854, el gobernador civil de Madrid, Javier Quinto (conde de Quinto) obligue a suspender cualquier reunión de forma inmediata y hasta nueva orden. El Ateneo estaba siendo considerado foco de insurrección.
En abril vuelve a abrir sus puertas, pero permanecerán cerradas las cátedras.


1865
Galdós en el Ateneo
Si bien el joven Benito Pérez Galdós se escapaba de la Universidad Central para asistir al Ateneo, no será hasta el 30 de noviembre de 1865 que sea admitido como socio.
En 1906 recordará el Ateneo de la calle Montera en su obra "Prim", cuarta serie de los Episodios Nacionales:
"El Ateneo era entonces como un templo intelectual, establecido, por no haber mejor sitio, en una casa burguesa de las más prosaicas, donde se hicieron naves, presbiterio y capillas a fuerza de derribar tabiques, suprimiendo alcobas y gabinetes para formar espacios donde la multitud pudiera congregarse. Era una iglesia pobre, una casa holgona, donde años antes habían vivido señores enriquecidos en el comercio, y que nunca supieron ni una palabra de Filosofía ni de Literatura ni de Historia. Y con ser tan chabacano el edificio, y tan mísero de belleza arquitectónica, tenía un ambiente de seriedad pensativa propicio al estudio, y sus techos desnudos daban sombra semejante a la de los pórticos de Academos."


Un recorrido por el interior
Con Galdós
Continuando con el relato que don Benito hace en "Prim", recorremos el interior de la "Docta Casa".
"Entrábase, por la calle de la Montera, a un portal amplio que, si no estuviera blanqueado y limpio, sería igual a los de las posadas de la Cava Baja. A mano derecha, la escalera nada monumental conducía en dos tramos al piso primero; una mampara de hule claveteado daba ingreso al templo. Pasado el vestíbulo en que hacían guarda el conserje y porteros, llegábase a un luengo y anchuroso callejón pasillo, harto obscuro de día, de noche alumbrado por mecheros de gas. Divanes de muelles que ablandó la pesadumbre de tantos cuerpos, convidaban al descanso a un lado y otro, y en las cabeceras del extenso corredor. En verano, no faltaba un botijo en algún rincón, y en invierno los paseantes medían de dos en dos, con las manos a la espalda, la dilatada estera de cordoncillo. Andando en la dirección de la Red de San Luis, a la izquierda caían la sala que llamaban Senado, con balcones a la calle; la Biblioteca y una salita de conversación; a la derecha, el paso a los salones de Lectura y al de Sesiones... Más abajo, en derechura de la Puerta del Sol, abríase un pasadizo estrecho que a las estancias inferiores y de servicio conducía. En el Senado hacían tertulia señores respetables, fijos en los divanes como las ostras en su banco, y otros que entraban y salían parándose un rato a platicar con los viejos. Comúnmente allí no se trataba de asuntos técnicos ni didácticos, sino de los sucesos del día, que siempre daban pie a ingeniosas aplicaciones de los principios inmutables.
En la Biblioteca, carpetas para escribir y leer, estantería de estas que se estilan en las casas burguesas para guardar libros que no se leen nunca: allí se leía, sí; pero los libros tenían cierto aire de no querer dejarse leer, prefiriendo su cómodo resguardo entre cristales.[...]

El salón o salones de lectura eran un gran espacio irregular compuesto de dos distintas crujías, comunicadas una con otra por arcadas de fábrica, con buenas luces al patio interior; recinto vulgar, que lo mismo habría servido para obrador de modistas que para cajas de imprenta, o para capilla protestante. Largas mesas ofrecían a los socios toda la prensa de Madrid y mucha de provincias, lo mejor de la extranjera, revistas científicas, ilustradas o no, de todos los países. Era un comedero intelectual inmensamente variado, en que cada cual encontraba el manjar más de su gusto. En aquel recinto blanco, luminoso, beatífico, sin más adorno que algún mapa o cuadros de estadística, habitaba como huésped fijo un silencio de paz y reflexión, y al amparo de él se apiñaban los lectores, todos a lo suyo, sin cuidarse ninguno de los demás. Nadie interrumpía con vanos cuchicheos aquella tranquilidad devorante de gusanos de seda, agarrados a las hojas de morera. Oíase no más que el voltear de las hojas de los periódicos, armados en bastones para más comodidad del leyente.
Allí se veían extraños tipos de tragadores de lectura. Un señor había que agarraba el Times y no lo dejaba en tres horas. Otro tenía la manía de coger seis u ocho periódicos de los más leídos, se sentaba sobre ellos, y los iba sacando uno por uno de debajo de las nalgas, y dejándolos en la mesona conforme los leía. Otros picaban aquí y allí, en pie; los más comían sentados, sin quitar los ojos del plato exquisito como buenos gastrónomos. Por aquel vasto local desfilaron todas las celebridades literarias y políticas del siglo, sin excluir buena parte de las militares.[...]"


Con Ahriman
La revista de política, ciencias, artes y literatura "La Ilustración de Madrid", de 1871, nos muestra parte del interior del Ateneo de la calle Montera en una imagen y textos de Ahriman.
El grabado reproduce una esquina del salón llamado "de los viejos", del que dice Ahriman guiando a un alemán por el interior del edificio:
"Aquel gran salón que tenemos enfrente, elegantemente amueblado, con magnífica chimenea, propiedad exclusiva de cierto socio que se sienta á su lado cuando se enciende la primer astilla, y la abandona cuando se apaga el último carbón, adornado con retratos de individuos ilustres del Ateneo, como el elegante cuanto frio poeta Martínez de la Rosa, el heroico Castaños, el ingenioso Mesonero, el habilidoso Posada Herrera, el nobilísimo marino Méndez Nuñez y otros muchos y muy distinguidos varones, es lo que llamamos el salón de los viejos ó el Areópago. Reúnense aquí durante toda la noche y buena parte del día varios ancianos, últimos restos de aquella generación de principio del siglo, amamantada por Voltaire y Rousseau, nacida al estampido del cañón revolucionario, poseída del sentimiento más que de la idea de la libertad , del sentimiento más que de la idea del racionalismo. Hoy la mayor parte de ellos ha renegado de los ídolos de su juventud. Aquella libertad que amaron sin comprenderla les asusta , aquel frivolo racionalismo que tuvo por base, no una crítica severa, sino una carcajada irrespetuosa, no basta á su helado corazón, que vuelve por un instinto natural á la fé que abandonaron, como si la fé fuera prenda que una vez perdida se recobra fácilmente. Profundamente escépticos en el fondo, aunque creyentes en la apariencia (salvo honrosas excepciones), tienen para el racionalismo fruncido entrecejo, para la libertad fria mofa, para la juventud repulsión instintiva."



Decía Ahriman que las penurias económicas del fastuoso Ateneo le habían obligado a cambiar la iluminación de gas por la de petróleo. Que los libros se encerraban bajo llave y los periódicos con candados, porque la propiedad ajena no gozaba de seguridad "... en España, en materia de periódicos y libros, todos somos comunistas."
Señalaba las columnas de la sala de lectura y del salón de sesiones, donde sendos carteles prohibían que los socios fumasen y tuviesen en su poder más de dos periódicos a la vez. "Pues bien, si Vd. repara, cada socio tiene cuatro o cinco periódicos, y en el salón todo el mundo fuma."

Sigue contando Ahriman que había un largo pasillo y una antesala que daba paso a la biblioteca, que, según él, se asemejaba al salón de conferencias del Congreso.
"Centro de toda murmuración, teatro de toda acalorada disputa, aquí­ se comentan los debates, se hace la apoteosis a la caricatura de los oradores y se discuten con igual interés las cuestiones más altas como las más pequeñas; los problemas más arduos, como los chismecillos más insignificantes."

Guía a su acompañante alemán por la biblioteca y nos descubre el tipo de socios que acudían al Ateneo:
"En primer lugar verá Vd. la biblioteca, donde hay mucho que observar y muy bueno; y no es lo menos notable, por cierto, su ultra-montpensierista bibliotecario. Sus lectores se dividen en dos clases: constantes y transeúntes. Los primeros vienen todas las noches y leen con verdadero interés y con gran aprovechamiento; los segundos vienen de vez en cuando, piden algún tomo de Gacetas, algún libro con láminas o alguna de esas enciclopedias que sirven para ser eruditos a la violeta y hételes ya satisfechos y contentos."

Luego le enseñará los retratos de quienes fundaron la institución y, mediando las doce de la noche, cuando se retiraba el jefe del Areópago, los dos excursionistas pondrán fin a su visita.


1884
El nuevo Ateneo
En enero de 1882 se anuncia que ya estaban acabados los planos del edificio que ocuparía la sede definitiva del Ateneo. Ese mismo año, en febrero, comienza el derribo de la casa ubicada en la calle del Prado, en cuyo solar se construiría el magnífico edificio que hoy conocemos.
El nuevo Ateneo contaría con una superficie de 500 m², siendo de 135 m² el espacio ocupado por la biblioteca.
La tarde-noche del 31 de enero de 1884, con la asistencia de Alfonso XII, se inauguraba el flamante edificio

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Biblioteca del Ateneo
Fotografía: J. Laurent y Cía.
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Siglo XX
El siglo XX volverá a traer consecuencias fatales para la institución con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Llegará la II República, y más tarde la muy lamentable Guerra Civil con consecuencias más nefastas que las propias del no tan deseado Fernando VII.
Durante el periodo que va de 1940 a 1975, el Ateneo perderá su identidad y caerá en manos poco deseadas.
Por fin, la transición, y después la democracia, traerán nuevos aires a la Docta Casa.

Como homenaje a cada uno de los socios que, desde 1820 hasta la fecha, han hecho posible la existencia del Ateneo de Madrid, publicamos una fotografía de 1931. A pie de la misma reza:
"El Ateneo de Madrid, que se hallaba clausurado, es asaltado por sus socios, momentos antes de que se presentara la policía, y ésta lo hizo desalojar a viva fuerza."
"Las Provincias - Valencia"
Viernes 13 de febrero de 1931
Fotografía de Marín
© Archivo HUM
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Por las diferentes estancias de este edificio de 131 años de edad han ocurrido cientos de historias. Duelos verbales de gigantes como Benito Pérez Galdós Vs. Miguel de Unamuno, y viceversa. Puyas despechadas entre la Pardo Bazán y Galdós, además de otros tantos sucesos que bien sabe contar D. Juan Carlos González (Carpetania Madrid) en sus visitas guiadas por el emblemático Barrio de las Letras e interior del Ateneo de Madrid.


Más sobre la historia del Ateneo en:
ateneodemadrid.com



Bibliografía
Pérez Galdós, Benito.Prim. (1906) Madrid. Edición digital basada en la de Madrid, Perlado, Páez y Compañía, 1906. Localización: Biblioteca General de la Universidad de Alicante, sig. ED FA/8/0934

Olmos Baldellou, Víctor.Ágora de la Libertad. Historia del Ateneo de Madrid. (2015) Madrid. La Esfera de los Libros S. L.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Madrid y Galdós: Breve reseña histórica del Ateneo de Madrid (Siglo XIX)", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

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Comiendo en Lhardy. Madrid, 1892. IV Centenario del Descubrimiento de América

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Pero en Madrid me gusta correrlo todo y verlo todo, y almorzar en Lhardy, y comer en Fornos ó en el Inglés, y tomar chocolate en casa de Doña Mariquita, y, en fin, hacer la vida del calavera derrochador, y sustituir el vino del Priorato, que uso de ordinario, con el Jerez y el Burdeos, y media botellita de Champagne.
Carlos Frontaura, 1887 [1]



Este es el relato del viaje realizado al Madrid de 1892 por mi amigo Ángel y yo. Asistíamos al banquete celebrado en el ya famoso restaurante “LHARDY”, con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América.

Si bien todo lo que vamos a contar es verdadero, el citado banquete se verificó en fecha y lugar distintos a los hechos históricos conocidos. Nos permitimos esta licencia para dar protagonismo al restaurante, y aseguramos que al final de la crónica todo quedará aclarado.




Introducción
Mi acompañante y yo llegamos al Madrid decimonónico cuando se estaba celebrando el IV Centenario del Descubrimiento de América. Era el año de 1892 y por Real Decreto, firmado el 23 de septiembre por la reina regente, se declaraba Fiesta Nacional el 12 de octubre en atención al histórico aniversario.

Aparecimos en la Plaza de Cibeles, entonces también llamada "Nueva Plaza de Madrid". En la zona se estaban realizando obras de pavimentación, y nuestra diosa continuaba en la esquina de Alcalá con el Paseo de Recoletos, aneja al Ministerio de Guerra (Palacio de Buenavista).


"Recuerdo de Madrid: en el IV Centenario del Descubrimiento de América"
Postal 13: Calle de Alcalá (Vista desde la Plaza de Cibeles)
© BDCAM-Biblioteca Regional de Madrid
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

"Recuerdo de Madrid: en el IV Centenario del Descubrimiento de América"
Postal 5: Banco de España
© BDCAM-Biblioteca Regional de Madrid
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En esta fotografía de la Cibeles, tomada por J. Rodríguez en 1895 (?), vemos unas casas que formaban parte de las huertas del Corregidor Juan Fernández. Lindaban con el Altillo de Buenavista, donde el Cardenal Quiroga tenía una casa que cedió a Felipe II como lugar de retiro. El lugar es conocido hoy como Palacio de Buenavista o Cuartel General del Ejército.
Las edificaciones, otrora de Juan Fernández, pasaron a ser dependencias de la Inspección de Milicias, y más tarde formarán parte de la Presidencia del Consejo de Ministros. Un incendio las hizo desaparecer. [LEER +]
Caminamos por la calle de Alcalá, más o menos de la misma guisa que el señor de chistera que se dirige hacia la calle de Virgen de los Peligros.

Calle de Alcalá
(1892)
©AFCAM. Archivo Jaime Murillo Rubiera
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 RECUPAPEL
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Y en esa calle nos detuvimos un momento para contemplar la esquina de la de Sevilla con Alcalá y el imponente edificio de La Equitativa. No pudimos hacer comentario alguno; sólo nos limitamos a suspirar.
Aprovechamos el momento para entrar en el Café de Fornos y observarlo en estado natural, antes de la reforma acometida en 1902.

Continuamos nuestra ruta por la calle de Alcalá hasta la Puerta del Sol.
La Villa y Corte mostraba varios cambios desde mi anterior visita, en 1880, cuando disfruté de un banquete en el mítico Café Universal. Y justamente allí, frente al café, observamos la plaza y su actividad. Tartanas, coches de punto, jardineras, y algún guardia montado, discurrían por el amplio espacio en armonía con el hormigueo constante de transeúntes.

"Recuerdo de Madrid: en el IV Centenario del Descubrimiento de América"
Postal 8: Puerta del Sol (vista desde el Hotel de París)
© BDCAM-Biblioteca Regional de Madrid
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
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"Recuerdo de Madrid: en el IV Centenario del Descubrimiento de América"
Postal 9: Puerta del Sol (vista desde el Hotel Bristol)
© BDCAM-Biblioteca Regional de Madrid
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

Puerta del Sol.
Hauser y Menet (Madrid)
(1892)
© Biblioteca Nacional de España
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías
Signatura: 17/150/1/139
Con licencia
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

Don Ángel –mi acompañante-, hombre cabal y de mente abierta, observaba con más curiosidad que asombro; Madrid se mostraba con todo lujo de detalles. El ojo avizor de nuestros lectores seguro que encontrará infinidad de detalles y descubrirá más sobre la idiosincrasia del pueblo madrileño.

En un vistoso kiosco de prensa pudimos comprobar que “Blanco y Negro” celebraba su primer aniversario. Echamos un vistazo rápido a las publicaciones y prestamos atención a los comentarios de la gente. Todos hablaban de la Exposición Histórico Americana que se inauguraría en el Palacio de la Biblioteca y Museos (Biblioteca Nacional de España).
Aquello nos hizo recordar el motivo de nuestra visita y raudos giramos sobre los talones rumbo hacia la Carrera de San Jerónimo.

Al pasar por la Librería San Martín hicimos alusión a que ese año Jacinto Benavente había publicado “Teatro fantástico”, su primer libro.
Como de costumbre, yo hablé de Galdós. Don Benito publicaba “Tristana” en enero, e incursionaba en el teatro estrenando la adaptación a la escena de “Realidad”. ¡Todo un éxito!
Además, mientras paseábamos por aquel mes de octubre del XIX, el escritor estaba acabando “La loca de la casa” y casi a la vez preparaba su adaptación para el Teatro de la Comedia, que se estrenaría el 16 de enero de 1893. ¡Otro éxito!

Ángel apuntó que, seguramente, un poco más allá, en el hotel de las Cuatro Naciones de la calle Arenal, Rubén Darío conversaba con Menéndez Pelayo.

Un “guindilla” frenó nuestro diálogo y marcha nada más acceder a la Carrera de San Jerónimo. Por encima de su hombro divisamos un bulto de carruajes, capas y sombreros de copa de siete brillos, todo ello aglutinado frente al restaurante de Agustín Lhardy y Garriguez.¹

El encargado del orden público adoptó la postura de general de los ejércitos y con la mano nos indicó que debíamos retroceder.
Presentamos los salvoconductos pertinentes. El municipal se cuadró ipso facto, a su manera, más cómica que marcial, y nos abrió camino mostrando su mejor sonrisa. Algo dijo, pero no sabemos qué.

Había muchos guardias, a pie y montados, repartidos por la antigua arteria. También algún retén del ejército en las calles adyacentes a la Carrera hasta la plaza de las Cortes.

Asistíamos a un evento de gran relevancia: el banquete ofrecido por los ministros de las Repúblicas americanas al Gobierno y cuerpo diplomático español.
Por esas cosas de los privilegios, además de peces tan gordos, estaban invitados algunos comerciantes de la villa. Nosotros íbamos en calidad de industriales con negocio en la calle Mayor.
¹ Agustín Lhardy y Garriguez era hijo de don Emilio Huguenin “Lhardy” -fundador del negocio-, quien había fallecido a las siete y media de la tarde del lunes 17 de enero de 1887, a la edad de 81 años.
La Correspondencia de España, miércoles 19 de enero de 1887



Comiendo en Lhardy
Con el orden y boato que impera en los banquetes de postín, accedimos pausadamente al local codeándonos con grandes personalidades de la política interior y exterior.
De soslayo pudimos comprobar que el escaparate del Lhardy tenía fama desde siempre por su esmerada composición y calidad de productos; era un bodegón en toda regla. Vimos expuesto el famoso Rosbif al estilo inglés, los pasteles, el foie grase y otros tantos manjares.

Cuando se ponía tono de humor al hambre y la miseria, frívolamente la prensa cómica utilizaba el escaparate de Lhardy como argumento.

"El Mundo Cómico, Madrid, 1874
Diálogo:
-¡Hola! compañero, ¿se cena?...


En ocasiones también se utilizaba para criticar con cierto sarcasmo la situación política del momento.

"Madrid Cómico", 1893
Diálogo:
—Figúrate que nosotros estamos aquí, en la esquina de la calle de
Espoz y Mina, y que los moros avanzan por la Carrera de San Jerónimo.
¿Qué harías tú?
—¿Yo? Meterme á tomar un bocadillo en casa Lhardy.


Un pollo que salía de un portal de la acera opuesta, atisbó en nosotros un aire de desconcierto y desorientación; entonces nos gritó con mucha gracia:

- ¡Dan en las Tullerías
por medio duro
lo que no dan en Lhardy
por treinta y uno!

Otro guindilla le invitó a abandonar la zona, más a la carrera que andando.

Entendimos que el parroquiano se refería al restaurante Las Tullerías, de la plaza de Matute, número 6, donde el menú no era muy variado aunque contundente.

Madrid Cómico, julio de 1891

Las rivalidades de otros locales de comidas con el de Lhardy eran cosa antigua; cuando aún se le llamaba “fonda”, en la primera mitad del siglo XIX, ya se conocían estas tiranteces. Así, en el Diario de Avisos del 20 de diciembre de 1846, se publicaba el siguiente reclamo:



Accedimos, pues, a la antigua pastelería fundada en 1839, convertida con el tiempo en uno de los más afamados restaurantes de Madrid. Al ver don Ángel mi extasiado semblante, hizo un comentario afortunado:
-¡Sí! Ya te lo digo yo; aquí Galdós comía cocido, e inmortaliza el local en sus obras.

Volviendo a mi ser, respondí: 
-¡Así es! Que recuerde, en «Los Ayacuchos» y en «Lo prohibido». Si en el Universal le pusieron el mote de «el chico de las putas», por el cocido de aquí se llevó el de «garbancero».



Avanzamos, observando cada detalle del precioso decorado y los mostradores, hasta toparnos con el entrañable espejo que retuvo las figuras de cuantos pasaron por sus salones. Monarcas, políticos, literatos; miles de personas que asistían a sus lujosos banquetes, al cocido de los jueves, a merendar, y a su postinero “Diner Lhardy”, servicio inaugurado la noche del 12 de noviembre de 1886 y cuyo menú del día siguiente había sido este:


Aún se palpaba esa atmosfera de confabulaciones políticas, escarceos amorosos y otras intrigas.
Se respiraba el ambiente literario y romántico; las celebraciones de éxitos teatrales; los eruditos y filosóficos almuerzos; los señoriales banquetes. Cada paso que dábamos era un episodio de historias pasadas y presentes. Para nosotros, también historias futuras.

Como en mi visita al Universal, ahora mi acompañante podía disfrutar de un local casi recién estrenado, porque el Lhardy había sido reformado en 1885, como el Universal en 1880.

Mi memoria -que se activa cuando algo le provoca un recuerdo-, era un torbellino de datos e imágenes. Entonces se abrió el archivo “LHARDY” y comencé a narrar en detalle un texto que hacía referencia al restaurante y su menú. Lo firmaba José Fernández Bremón, y había sido publicado en la “Crónica General” de la revista La Ilustración Española y Americana un día de noviembre de 1886.

Ángel, mi acompañante, asentía con la cabeza mientras escuchaba con atención el relato de lo que nuestros ojos ahora veían. El texto, transcrito en esta ocasión, era el siguiente:
El restaurant y repostería de Lhardy es el Senado de los gastrónomos: su cocina es seria y clásica; sus salsas son indiscutibles, y no han estado nunca al alcance de todas las fortunas. Hace muchos años que sus hornillos no se encendían para el servicio individual: sólo el que encargaba con tiempo un banquete probaba sus guisos; el público conocía sus pastelillos, embutidos y los manjares de repostería que se expenden en la tienda del piso bajo; los hambrientos contemplaban en éxtasis las cabezas de jabalí que suelen exponerse en el escaparate, y diríase de ellos que estaban dispuestos á luchar contra las fieras; la casa, á pesar de tener cuarenta y siete años de antigüedad, parecía siempre de reciente fundación. […]
La exposición, que eran las ostras, la sopa y las carnes de saumon sauce crevelles, ó sean ruedas de salmón con salsa de langostinos, predispuso los ánimos favorablemente: era la salsa delicada y exquisita. Subió el interés creciendo en el enredo de la comida, con el filete de vaca á la maríscala, las pechugas de ave á la escarlata y los perdigones usados, con su legumbre después, según costumbre de la casa, para preparar el desenlace, que fueron los finísimos quesitos helados, la compota con el almíbar más transparente que el cristal, y postres variados. Todos felicitaron a Lhardy mientras saboreaban el café.

El consomé sólo lo olimos, puesto que, según entraban los invitados, unos estirados jefes de sala nos acompañaban al salón correspondiente.
Sobresalía la inspiración y buen gusto que Agustín Lhardy había puesto en su negocio. Pintor y litógrafo delicado y romántico, Agustín supo combinar la restauración con el arte. Algún crítico había dicho de él: “-Pastelero, a tus pasteles”, y otra clase de barbaridades.

Hay que decir que Agustín no era hombre de fogones, pues, a pesar de haber aprendido de su padre, su mayor interés estaba en el arte. Aún así, fue hombre inteligente que supo sacar el mayor provecho de la herencia recibida catapultando el restaurante hacia el éxito; éxito que aún hoy perdura.

En la década de los 80 del siglo XIX las noticias de la prensa sobre Lhardy se dividían casi a la par entre la activa vida del restaurante y las exposiciones y nuevas obras de Agustín.

Agustín Lhardy en su taller.
La Esfera, 1918


En la columna “De todo un poco” de la revista Madrid Cómico, publicada en marzo de 1888, Luis Taboada hacía referencia a un libro en el que colaborada Agustín Lhardy con uno de sus aguafuertes:
Hoy habrá sido puesto á la venta el precioso libro de Enrique Sepúlveda La Vida de Madrid en 1887. Quinientas veinte páginas, 250 dibujos de Comba, 10 alegorías de Souto; aguas fuertes de Lhardy; en fin, el libro es un verdadero prodigio de arte y está dedicado á la prensa de Madrid. Y no digo que además está primorosamente escrito por no ofender la modestia de mi querido amigo y compañero. Pero cuando V.V. lo compren me darán la razón."
Luis TABOADA


"La vida en Madrid en 1887"
Sepúlveda, Enrique (autor)
Lhardy, Agustín (aguafuerte)
(Madrid, 1888)
© Biblioteca Nacional de España
Signatura: 3/86716
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Mientras los peces gordos –por poder y por volumen- eran guiados a los salones privados, nosotros fuimos ubicados en el lujosísimo salón Isabelino. Compartimos mesa con tres personajes decimonónicos anónimos, flor y nata del comercio madrileño. Gente adinerada que no había olvidado sus orígenes y se mostraban campechanos.

Uno era asturiano, el otro, hijo de belgas, y madrileño antiguo el tercero. Fue éste el que rompió el hielo hablando de la celebración del IV Centenario, festejo que se había verificado el 12 de octubre, pocos días antes de nuestro viaje por el tiempo.
-¡Señores, tenemos descubrimiento para rato! Todas las provincias de España se habían propuesto ser los mejores en esto de rendir honores a nuestra Isabel, la católica, y al bendito Colón. Y vaya si lo han conseguido.
El hijo de belgas replicó:
-Si se refiere usted al desfile del otro día… no estuvo mal, pero, desde mi punto de vista, Madrid va con retraso en las celebraciones.
-¡Quía! ¡En eso estamos de acuerdo!, añadió el madrileño.

Sobre el desfile
A las ocho de la mañana del 12 de octubre quedaba inaugurada la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América con la salida de su acuartelamiento de diecisiete bandas de música y trompetas de los cuerpos de la guarnición; además de las del Hospicio y Asilo de San Bernardino, que tocaron diana por las calles y plazas del itinerario previamente señalado para cada una.

Poco después, a las doce, quedaba formado en la calle de San Bernardo el multitudinario desfile que llamaron “escolar”.
El primer grupo estuvo integrado por cadetes de la Guardia Civil y alumnos de los Institutos del Cardenal Cisneros y de San Isidro, además de los sesenta y cuatro colegios incorporados a dichos establecimientos, así como los de los Institutos de Segovia y Cuenca, los de las Escuelas Pías de Madrid y los del Colegio de Huérfanos de la Guerra.
También los alumnos y catedráticos de la Escuela Normal Central de Maestros; Escuela de Guadalajara; de la Nacional de Música y Declamación; de la Superior de Pintura, Escultura y Grabado, y representantes del Ateneo Escolar de Badajoz. Todos ellos luciendo esplendidos estandartes y banderas.

Seguía el grupo de los alumnos de las Escuelas Superiores de Comercio, Diplomática y Veterinaria. Los del Colegio de Sordo-Mudos y Ciegos; de Artes y Oficios; Academias Militar de Toledo, Caballería de Valladolid, Artillería de Segovia y de Ingenieros de Guadalajara.
Cerraba la comitiva una compañía del Colegio de Huérfanos de María de Cristina, de Aranjuez.

Pero eso no es todo. Dos pajes vestidos con dalmáticas, que seguían al primer grupo, portaban en una gran bandeja el tambor y los clarines usados en la Universidad de Salamanca en las ceremonias de graduación hasta finales del siglo XVIII. A continuación, los maceros de dicha Universidad, precediendo a cuatro estudiantes de Derecho, Medicina, Ciencias y Letras.
También desfilaban estudiantes de Universidades belgas y de la de París, Coímbra, y de las repúblicas hispanoamericanas. Les seguían tres estudiantes de la Academia de Santo Tomás de Aquino.



La última sección de la comitiva estaba formada por alumnos y catedráticos del Seminario Conciliar de Madrid; de las Universidades de Valencia, Santiago, Sevilla, Oviedo y Granada.

Más de 3.000 fueron los alumnos de la Universidad Central de Madrid, pertenecientes a las Facultades de Ciencias, Derecho, Medicina, Filosofía y Letras y Farmacia.

Cerraban el desfile los carruajes que llevaban las coronas y estandartes destinados a los monumentos de Isabel la Católica y Colón; una sección de carabineros jóvenes y un coche de respeto de la Casa Real.

Avanzó la inmensa columna por la calle de San Bernardo hasta la cuesta y plaza de Santo Domingo, plaza de Isabel II, calle del Arenal, Puerta del Sol, calle de Alcalá y Paseo de Recoletos hasta la plaza de Colón.



Los cronistas dan por finalizado el desfile en ese punto, pero debieron continuar hasta el paseo de la Fuente Castellana (Pº de la Castellana) hasta el monumento a Isabel la Católica.

"MADRID- Monumento a la memoria de Colón en Recoletos"
J. Laurent y Cía.
(Entre 1880 y 1900)
© BDCAM-Biblioteca Regional de Madrid
Colección: BR01
Signatura: Mg.XXVIII/36
Nº de registro: 15522
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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

"Recuerdo de Madrid : en el IV Centenario del Descubrimiento de América (ca. 1892)"
J. Laurent y Cía.
(Entre 1880 y 1900)
© mcu-FPH-Archivo RUIZ VERNACCI
Nº de inventario: VN-21169
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© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Retomamos la conversación
El asturiano hizo referencia a los fuegos artificiales, sufragados por el Ayuntamiento, que se quemaron la noche del día 12 en la plaza de Alonso Martínez y campillo de Las Vistillas al día siguiente. Finalizó su discurso, que había incluido aspectos técnicos, anunciando:
-Esta noche los queman en la Cibeles



Servidos unos pequeños aperitivos para ir abriendo boca, el madrileño dio un giro a la conversación y la centró en un tiempo lejano:
-¿Los señores aquí presentes recordaréis el viento huracanado que azotó la villa en febrero, verdad? Comenzó de madrugada. Yo regresaba del Círculo y el cochero tuvo sus inconvenientes para dominar a la bestia. La temperatura descendió repentinamente a un grado.
Los otros dos comensales hicieron comentarios al respecto, incluido alguno de connotaciones políticas más chistosos que de relevancia.
Nosotros nos excusamos alegando que estábamos de viaje en París y, aunque conocíamos la noticia, no la habíamos vivido.
Asintió con la cabeza el sesentón madrileño, aprovechando la oportunidad para explayarse:
-¡Pues aquello fue apocalíptico! En la plaza de las Vistillas voló una caseta de madera, y se llevó dentro al matrimonio que allí dormía. ¡Figúrense! ¡Fueron desplazados cuatro metros!
En el Puente de Toledo el viento empujó de una parte a otra a un mozo de cuerda que acabó con una pierna rota, y el cauce del Manzanares arrastró a un niño al que, por fortuna, le rescataron dos mujeres al pasar por unas bancas.
El asturiano añadió:
-Hubo pánico en la ciudad y se cortaron las comunicaciones telegráficas. En la Central de Telégrafos colgaron un cartel que avisaba de las anomalías en las comunicaciones con Andalucía, Cataluña, Extremadura, Castilla y Portugal. A Málaga solo por correo. Galicia y Asturias, sin comunicación. ¡Está visto que nuestro telégrafo solo es para las pocas y cortas temporadas que hace buen tiempo, rediosss!
El hijo de belgas comentó que en la calle de San Bernardo una mujer había sufrido heridas de gravedad al caerle una teja sobre la cabeza, y que en su casa se habían roto varios cristales.
-¡Para cristales los de la plaza de Oriente! ¡Casi todas las farolas de allí los perdieron!, añadió el madrileño.
Nos sorprendió a todos un dato aportado por el asturiano:
-El viento se desplazaba por momentos a 2 kilómetros por minuto, es decir, más de 30 metros por segundo. Esto, en la tabla de velocidad de los vientos, corresponde a algo más que una tempestad violenta… ¡Un huracán en toda regla!
Se habló también de otros daños ocasionados por el impetuoso viento. Se dijo que a las once de la mañana había cedido la techumbre del Lavadero número 28 de la Pradera del Corregidor, y que en la calle de la Ruda otra mujer sufrió lesiones al ser golpeada por una silla que venía volando.

Nos resultaba curiosa aquella conversación contada por tres protagonistas. Simpática crónica de un poblacho que era corte y capital de un reino, suspendida un instante para atender al menú confeccionado por Lhardy para la citada celebración:

© Biblioteca Nacional de España
(1892)
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías
Signatura: Eph/15(1)-Eph/15(11)
Con licencia
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

© Biblioteca Nacional de España
(1892)
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías
Signatura: Eph/15(1)-Eph/15(11)
Con licencia
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

Una vez elegido lo que íbamos a jamar, el madrileño continuó con lo que de seguro era el punto al que quería llegar:
-Pues estimados amigos, viajantes de París, os contaré (hizo una pausa para añadir dramatismo a su alocución), que en esta propia casa ocurrió aquel día de febrero un acto heroico.
Todos adelantamos nuestras cabezas al centro de la mesa para atender mejor al simpático señor. En el comedor habían comenzado grandes murmullos ante la llegada de Cánovas del Castillo, quien, junto con unos ministros, pasaba a otro salón.

"Retrarto de Antonio Cánovas del Castillo"
Autor y año desconocidos
© Biblioteca Nacional de España-BDH
Dibujos, grabados y fotografías. Signatura: 17/176/1
© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Nos resultó curioso que ninguno de nuestros acompañantes hiciese mucho caso a la escena. Nosotros pudimos verle de refilón y tuvimos que contener la emoción. Estábamos contemplando la noble figura de quien sólo conocíamos por retratos.

Más tarde, mi amigo Ángel me confesaría que, independientemente de las ideas políticas, le hubiese recomendado que nunca más asistiese al balneario de Santa Águeda.

Dijo el hijo de belgas:
-Por las tardes coincido aquí con don Antonio a la hora de la merienda. Toma una ración de Chester y un panecillo, con una copa de Madera o Burdeos. Merienda sobria la de este hombre de Estado que a las seis ya la ha acabado.

Volvimos la atención hacia el campechano madrileño, que puso la puntilla a su narración:
-Al asunto. Resulta que los vientos huracanados que tantos destrozos causaron en esta coronada villa afectaron a pobres y a ricos. Como les decía, en esta misma casa Eolo se entretuvo en intentar voltear la chimenea del edificio. El guardia número 642, a quien tengo el gusto de conocer, se había percatado del peligro y no dudó en subir al tejado ¡Con el riesgo que eso supone en tremendas condiciones meteorológicas! Pues bien, a riesgo de salir despedido por los aires atinó a arrancar la pesada chimenea. Al hacerlo rodó por el tejado y a punto estuvo de precipitarse al suelo.
Al artista Lhardy le tocó reponer la chimenea, y al heroico guardia unas cuantas contusiones y recibir la felicitación de los jefes del Cuerpo en su propio domicilio.

Después de esto, los tres comerciantes intercambiaron opiniones sobre precios y tasas; blasfemando el asturiano en cada frase mientras nosotros asentíamos con la cabeza; afortunadamente ninguno nos pidió opinión.

Muy en confidencia, el madrileño comentó que los fusionistas estaban negociando con Agustín Lhardy para que se presentase como candidato por el distrito de Congreso en las elecciones municipales de 1893, pero, al parecer, éste no estaba muy dispuesto a dar su nombre.

Llegaron los primeros platos. La vajilla era de exquisita manufactura. No faltaba detalle; todo en la mesa era una obra de arte semejante a una composición aurea abocetada por Agustín Lhardy .

Mi acompañante y yo nos decantamos por un vinito de Burdeos, el Château Margaux. En el siglo XXI esa botella nos hubiese costado una fortuna. Con él regamos la sopa de acelgas (Potage Lucullus), las ancas de venado en salsa moscovita (Cussots de chevreuil sauce Moscovite) y el Filet mignons.

El hijo de belgas comió con fruición unas ostras (Huîtres) y después la pularda, acompañadas con Pommery Greno. Por su parte, el asturiano optó por el rodaballo (Turbots a la Régence) y espárragos (Asperges en Branches), con un Johannisberg.

El madrileño degustó un pastelito de hojaldre (Bûches a la Tyrolienne) y langostas (Langoustes a la Valliere), todo regado con Tío Pepe. Es normal que optase por un vino de Jerez. Como vimos en la lista de vinos del Café Universal, abundaban estos caldos y sus variedades. A diferencia de ese café, el Lhardy no incluía en el postinero menú ninguno de Valdepeñas. Sobre gustos no hay nada escrito.

Para los postres, todos pudimos disfrutar de una variada colección de los afamados pastelitos de la casa, café y licores.

Poco a poco fueron desalojandose los salones; el ambiente ya estaba un tanto cargado.
En la puerta del restaurante nos despedimos de nuestros casuales acompañantes y convenimos en vernos el día de la Cabalgata del Comercio y la Industria de Madrid. Entonces adelantamos los pasos hasta noviembre de aquel año.


IV Centenario del Descubrimiento de América
Los festejos para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América habían comenzado el mes de agosto. En pleno municipal de 4 de marzo de 1892 se presupuestó la cantidad de un millón de pesetas para sufragar los gastos de los festejos, cantidad escasa que propició la suspensión de funciones en el Teatro Real, así como la instalación de luz de gas en la Puerta de Alcalá y la eléctrica en la Casa Consistorial. A esto había que sumar la suspensión de muchas subvenciones.
Del desfile celebrado el 12 de octubre ya hemos hablado.

Noviembre
El 11 de noviembre asistimos a la inauguración de la planta baja del edificio de la Biblioteca Nacional de España, en esos momentos llamado Palacio de la Biblioteca y Museos. Con ese acto también quedaba inaugurada la Exposición Histórico Americana y Europea.
No será hasta cuatro años después, el 16 de marzo de 1886, cuando la institución abra sus puertas al público.

Los siguientes grabados corresponden a dibujos del natural realizados por Comba, e ilustran dos momentos relevantes de la inauguración.
El primero representa la escalinata de la Biblioteca momentos antes de la llegada de la familia Real y reyes de Portugal. 


“Desde antes de la una de la tarde, la soberbia escalinata, los anchos vestíbulos y escaleras contiguas y los salones cercanos, estaban ocupados por un público numeroso y selecto, en el que brillaban hermosas y elegantes damas y multitud de personajes españoles y extranjeros, singularmente americanos, representantes de naciones y Estados que formaron parte de la antigua y poderosa patria española, de la que recibieron civilización y progreso, y que ahora han concurrido noblemente á tributarla homenaje de afectuoso respeto […]”
La Ilustración Española y Americana, 22 de noviembre de 1892

A las dos y media llegaron S. M. la reina regente, los reyes de Portugal y la infanta Isabel, quienes fueron recibidos con el Himno de la Carta. Inmediatamente después accedieron al trono instalado en el salón de actos, dando comienzo al protocolario acto de inauguración.
Finalizado éste, la Regia comitiva, junto a los representantes del Estado español y Republicas extranjeras, visitaron las exposiciones.
A las cinco de la tarde, con los acordes del himno portugués, la familia Real abandonaba el recinto.





Por el espacio intemporal nos movimos a nuestro antojo con la precaución propia del que camina por terreno desconocido; porque si una cosa es cierta, nuestra sabiduría del Madrid decimonónico venía de la lectura y la investigación, pero jamás de las vivencias. Entonces nos atrevimos a saltar al 14 de noviembre y nos situamos otra vez en la Puerta del Sol.

El espectáculo que teníamos ante nuestros ojos era digno de ver. Se trataba de la cabalgata histórica organizada por el Ayuntamiento de Madrid para conmemorar las Fiestas Colombinas.

Consultado con mi compañero, convenimos en que, de regreso al siglo XXI, yo me encargaría de relatar nuestras vivencias, reservando la de esta cabalgata y otras celebraciones para un segundo artículo.

Y así se ha hecho hoy, 18 de octubre de 2015, narrando la primera parte de todo lo vivido dentro y fuera de Lhardy.

Como siempre, nuestro viaje fue posible gracias a la Biblioteca Nacional de España y sus tesoros. Valiosa documentación utilizada para recrear esta historia en tiempo real, pero de aquellos tiempos, con la única finalidad de traer al madrileño de hoy memorias de otro Madrid.



Notas

Todo lo narrado es verdadero, más debemos aclarar que el banquete al que hacemos alusión fue servido en el salón de actos del Palacio de la Biblioteca y Museos y no en casa Lhardy.
Sí es verdad que el menú fue confeccionado y servido allí por el restaurante Lhardy, juntamente con los arreglos florarles.
Así lo anunciaba la Correspondencia de España del 27 de noviembre de 1892:
El banquete de los representantes de las repúblicas Americanas en la Exposición al Gobierno y al cuerpo diplomático se verificará en el grandioso salón de actos del Palacio de la Biblioteca, y será servido por Lhardy. Al banquete seguirá una recepción, a la que han sido invitadas muchas señoras.

Por su parte, el periódico La Época del lunes 28 de noviembre añadía:
"Habrá banquete (en el amplio salón central del edificio), al que serán invitados el presidente del Consejo y los ministros de la Corona, los presidentes del Senado y del Congreso y los de los Tribunales y los altos Cuerpos del Estado, Cristobal Colón y de la Cerda (duque de Veragua) y otros varios personajes, y después gran recepción (en los salones de la planta baja, donde se celebró la inauguración oficial de las Exposiciones), haciendo los honores de la fiesta, con lady Woolf, la esposa del embajador inglés; la baronesa Wedel, consorte del ministro de Suecia y Noruega y las demás señoras del
Cuerpo diplomático, damas tan ilustres de la sociedad madrileña como la duquesa viuda de Medinaceli, la condesa de Casa-Valencia y la duquesa del Infantado.
El banquete debe de ser magnífico. Será servido por Lhardy, quien tiene carta blanca para que no repare en gastos."

Lo narrado sobre el huracán fue cierto. Así lo anunciaba La Época del 3 de febrero de 1892:


También fue cierto el episodio del guardia que subió al tejado del edificio de Lhardy para arrancar la chimenea.

Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Consejo de Ministros en 1892, será asesinado el 8 de agosto de 1897 en el balneario de Santa Águeda (Mondragón, Gupúzcoa). Sus restos descansan en el Panteón de Hombres Ilustres.

Durante el mes de noviembre de 1892 se celebraron más evento relacionados con el IV Centenario, que en el mes de octubre.



Bibliografía
[1] Fragmento del artículo “Espejo para viudas”, de Carlos Frontaura. Revista La Ilustración Española y Americana, julio de 1887.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Comiendo en Lhardy. Madrid, 1892. IV Centenario del Descubrimiento de América", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/

• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2015 Eduardo Valero García-HUM 015-013 RECUPAPEL
ISSN 2444-1325

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